domingo, 10 de febrero de 2019

CIENTOS DE VENEZOLANOS CONTINUAN HUYENDO A COLOMBIA DE RÉGIMEN DE MADURO
JORGE BENEZRA
ABC
La llegada a diario de cientos de venezolanos al norte de Santander ha hecho que Cúcuta, ciudad fronteriza con Venezuela, dé abasto con el flujo de migrantes.
Poco ha cambiado pese a la proclamación del presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó como presidente encargado. Alrededor de 25.000 venezolanos entran y salen a diario a Colombia en un tránsito pendular para comprar alimentos y ganar dinero en trabajos informales.
«Maduro tiene que reconocer que esto es una realidad. Nosotros no estamos huyendo en este momento del país. Estamos luchando para volver con el cambio», dice Carolina Rojas , una venezolana de 33 años oriunda del Estado Trujillo que se vio en la necesidad de abandonar el país.
Como Carolina, la mayoría de los caminantes llegan sin ningún tipo de recurso económico, tan solo con la fe y esperanza de encontrar un trabajo para sobrevivir y enviar alguna remesa a los familiares que quedaron en la otra orilla.
Un gran porcentaje de estos emigrantes son madres solteras o familias que tienen que dormir en las calles o caminar durante días en condiciones infrahumanas para llegar a su destino.
Otra de las caminantes Karelbys Becerra, antigua funcionaria policial, con su niña de tres años, comenta que como madre tiene que luchar por un futuro mejor. «Es fuerte ver que tus hijos se acuestan sin comer. A una se le arruga el alma».

Xenofobia

El sentir de los migrantes venezolanos es de agradecimiento hacia el pueblo colombiano, pero piden más oportunidades para trabajar y respeto ante su situación. El sentimiento de xenofobia hacia la población venezolana crece con el pasar de los días. Está asociado principalmente a la sensación de inseguridad de los cucuteños. En 2018, la Fiscalía de la Nación ordenó detener a más de 2.000 ciudadanos venezolanos involucrados en acciones crimínales, la mayoría en el Departamento de Norte de Santander y Santander.
Leonardo Solorzano, joven del llano venezolano, llegó hace tres meses a Colombia. Desde entonces no ha hecho más que trabajar duro en una finca dedicada a la cañicultura. Las cicatrices de sus manos y rostro así lo demostraban. De retorno a Cúcuta para volver a Venezuela, Leonardo fue interceptado por un grupo de «hinchas de la carretera» (grupo de fanáticos del fútbol) que viajan por todo el pais acostumbrados a robar y hacer actos vandálicos armados con machetes y cuchillos: «Me quitaron todo el dinero reunido, los zapatos, la ropa que compré a mis hijos y las medicinas de mi papá. Si me hubiese defendido probablemente el preso hubiera sido yo por ser venezolano».

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