Un intento inútil de disuasión militar
A mis compañeros de armas
Fernando Ochoa Antich
Me causó honda preocupación observar a Nicolás Maduro, desmedidamente obeso, trotando y vociferando arengas patrioteras a la cabeza de una unidad militar, acompañado del ministro de la Defensa y de un grupo de generales, al dar inicio a unos ejercicios militares, sin advertir que esa acción se convertiría en el hazmerreír de los venezolanos, y lo más grave aún, no alcanzaría el objetivo disuasivo que perseguía. No logré entender cómo era posible que los altos mandos, de manera irresponsable y deshonesta, no tomaran una posición para evitar se cometiera semejante ridiculez. Intentar hacernos creer, como trataron de hacerlo, que con la realización de esos ejercicios militares podrían demostrar que la Fuerza Armada Nacional está en capacidad de disuadir a la poderosa alianza militar constituida, por Estados Unidos, Brasil y Colombia, y respaldada por la mayoría de los países americanos y europeos, para enfrentar la usurpación madurista, es definitivamente un desvarío. Tampoco es verdad que el supuesto apoyo militar ruso y chino va a incrementar a nuestro favor la correlación de fuerza existente. He querido insistir, una vez más, sobre este asunto, ante las terribles consecuencias que deberán sufrir nuestro pueblo y la Fuerza Armada Nacional, si el egocentrismo y la ambición desmedida de poder de Nicolás Maduro, y de quienes le hacen imaginarse fortalezas que no tiene, pueden conducir a Venezuela a un enfrentamiento inútil y a la muerte de numerosos jóvenes venezolanos.
Diferentes analistas han escrito acertadas apreciaciones de la actual situación militar y política de Venezuela, entre ellos mi amigo Jesús Seguías, presidente de Datincorp y prestigioso estudioso de la realidad nacional, quien recientemente expresó lo siguiente: “Donald Trump está decidido a llegar hasta el final. Quedaron cerradas totalmente las opciones de negociación que impliquen dejar a Maduro frente al gobierno”. También mantuvo que impedir el ingreso a Venezuela de la Ayuda Humanitaria puede ser la causa de una posible intervención multilateral. Igualmente, el presidente Donald Trump en su reciente discurso sobre “El Estado de la Unión” afirmó que: “los Estados Unidos apoyan al pueblo venezolano en su lucha por la libertad”, además agregó que “todas las opciones están sobre la mesa” lo cual indica que su gobierno está decidido a utilizar cualquier medio, incluyendo el militar, con el fin de lograr que Nicolás Maduro salga del poder. Esta verdad empieza materializarse al escuchar las últimas declaraciones de John Boulton, consejero de Seguridad Nacional, y del almirante Craig S. Faller, nuevo jefe del Comando Sur de los Estados Unidos. Por eso creo que los miembros de la Fuerza Armada Nacional, conscientes como están de la inconmensurable crisis sanitaria y alimentaria que padecen los venezolanos, deben contribuir en la recepción y protección de los envíos de ayuda humanitaria hasta su entrega a las organizaciones que han sido escogidas para su distribución.
La estrategia establecida por la importante alianza política, militar y diplomática que enfrenta al régimen madurista está a la vista: Incrementarán, como ya lo han venido haciendo, medidas en el orden diplomático y económico hasta niveles insostenibles por Venezuela. De no lograr, en un relativo corto tiempo, la salida del poder de Nicolás Maduro se iniciará la acción militar, la cual comenzará, ante la innegable superioridad aérea, con fuertes y constantes bombardeos con la finalidad de consolidar sus objetivos militares. Al tener certeza de la destrucción de nuestra capacidad de defensa desembarcarán y pasarán las fronteras efectivos terrestres con el objetivo de controlar los puntos críticos del territorio nacional, evitando comprometer sus efectivos en combates en las principales ciudades y, de manera particular, en los sectores populares a objeto de evitar la muerte de sus propios efectivos militares y no causar innecesarias bajas civiles. En definitiva, una segura y dolorosa derrota militar de Venezuela y de su Fuerza Armada Nacional. Piensen en lo que significa comprometer el honor de la patria de Bolívar por satisfacer la ambición desmedida de poder de Nicolás Maduro y su corrupta camarilla.
Nicolás Maduro usurpa la presidencia de la República desde el pasado 10 de enero de 2019. Así lo considera una abrumadora mayoría del pueblo venezolano y la casi totalidad de los gobiernos de América y de Europa ante su permanente y flagrante violación de la Constitución Nacional. La elección que Nicolás Maduro alega haber ganado el 20 de mayo de 2018, no fue sino un inmenso fraude ejecutado por el írrito CNE y el deslegitimado TSJ, en medio de innumerables violaciones constitucionales, atropellos a los ciudadanos y organizaciones políticas opositoras, así como una histórica abstención en rechazo a su persona y a la camarilla criminal que lo secunda. Estos abusos, aunados a las masacres perpetradas y a la inmensa cantidad de presos políticos detenidos en las justificadas protestas ciudadanas del año 2017, contribuyeron a hacer despertar a la opinión pública internacional y a crear un inmenso repudio a la figura de Nicolás Maduro, así como al desconocimiento del resultado de esas elecciones. Ahora, ante la acción ejecutada por la legítima Asamblea Nacional, basada en los artículos 70, 233, 333 y 350 de la Constitución Nacional, se niega no solo a reconocer su fracaso sino también a querer involucrar a Venezuela en una absurda confrontación bélica que no haría otra cosa que incrementar nuestra tragedia. Ojalá que alguien le haga entender que pretender disuadir a un adversario tan poderoso, sin contar con la fuerza necesaria, es sencillamente una insensatez.
A los miembros de la Fuerza Armada Nacional sólo les queda un camino, ante la soberbia de Nicolás Maduro de no querer aceptar que se convoque a unas elecciones generales, para evitar la tragedia de un conflicto bélico: contribuir a poner fin a la usurpación madurista, restablecer la vigencia de la Constitución Nacional y reconocer la legitimidad de Juan Guaidó como encargado de la presidencia de la República. No hacerlo comprometería el destino de Venezuela y de sus futuras generaciones. Recuerden que ustedes, compañeros de armas, están al servicio de la Nación y no de un partido político ni de una ideología determinada.
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