martes, 7 de septiembre de 2010

“La Constitución soy yo”


Teodoro Petkoff
Tal Cual


Hugo Chávez puede ser todo eso que él dice de sí mismo: revolucionario, líder galáctico, jefe del Psuv, pero nada de eso lo coloca por encima de la Constitución.

Si ésta dice que él, en tanto que funcionario público no puede meterse en la campaña electoral, pues no puede hacerlo, salvo que, como ha hecho hasta ahora, patee la Constitución.

Dice Chacumbele que él es un ciudadano y que, como tal, nadie puede prohibirle montarse en un camión para acompañar a sus candidatos.

Pero, ocurre, camarada Chávez, que la Constitución establece ciertos límites a la conducta de aquellos ciudadanos que ejercen cargos públicos. Precisamente para evitar los abusos del poder, esos mismos que usted comete constantemente.

La Constitución no establece ninguna excepción para el ciudadano Chávez. En ninguna parte se pauta que eso que él cree y dice de sí mismo le otorga un fuero especial, que lo coloca por encima y al margen de la Constitución.

Aristóbulo Istúriz, cuyas habilidades jalatorias no habían mostrado todo su esplendor, aduce, para justificar los abusos de su jefe, que la condición de “líder mundial” de Chacumbele le permite participar de la campaña electoral y que siendo elecciones de rango presidencial, por ello tiene derecho a participar.

¿Dónde está eso en la Constitución? ¿En qué parte de la Ley del Sufragio y de la Ley de Procesos Electorales se le otorga tamaño privilegio a quien sus partidarios consideran “líder mundial”? El uso de los símbolos patrios también está prohibido en las campañas electorales, pero Chacumbele ha venido usando una chaqueta con el tricolor de la bandera. Ahora anuncia que no se la va a poner más.

Pero no es por respeto a la ley, no es el reconocimiento de una conducta inapropiada, no, qué va, es “para que no digan”, como quien dice “para que no hablen tonterías” como si se tratara de una calumnia o de un despropósito habérselo señalado.

El debate planteado a este respecto no es académico ni de poca monta política. Tampoco reside en el empeño de impedir que Chacumbele ponga su conocida capacidad de campaña electoral al servicio de sus intereses. Todo lo contrario. El debate alude a un tema capital.

Es la discusión entre un sujeto que pretende afirmar su condición de autócrata, de dueño del país, en el cual su voluntad sea la ley, y una sociedad que se niega a dejarse pisotear, que no acepta que la padroteen. Es el debate entre quienes deseamos un país de iguales ante la ley y quien aspira a un fuero que lo coloque por encima de la ley. Es el debate entre la Constitución y la anticonstitución. Por eso es tan crucial la elección del 26S.

Es la oportunidad de recuperar uno de los poderes del Estado, el parlamentario, para enfrentar la anticonstitución desde el propio Estado. Meter a Chávez dentro de la Constitución no será mediante exhortos, tampoco lo hará el CNE.

Lo hará el pueblo a través de una Asamblea Nacional que recobre su condición de poder real.



No hay comentarios:

Publicar un comentario