SALGA SAPO O SALGA RANA
Si te pones a ver Chávez siempre ha gobernado sin la Asamblea, la necesita de utilería; ha sido la muchacha que le ha hecho los mandados legislativos y otros, pero además de “lleva y trae” le ha sido útil para darse el barniz de demócrata que requiere frente a las cámaras. Políticamente hablando esto va a cambiar después del 26 de septiembre. Lo más importante no son los resultados electorales, que lo son, quién lo duda, sino el nuevo espacio político que se abre. La dimensión de lo electoral que es lo fundamental de hoy, después de aquél 26 S será curul, metros de oficina, chofer y cargo. Pero si la oposición le saca punta al lápiz introducirá una cuña de inquietud al estilo “rueda libre” de hacer política legislativa practicado por el gobierno. Y si llegan a decir, como dirán, “vinieron a sabotear”, será ya un termómetro importante. Mientras más nos señalen esa culpa, es que vamos por buen camino. Con la pluralidad se iniciará algo más parecido a aquello que llamábamos “cultura democrática”, con lo cual también paradójicamente gana el gobierno en su necesidad imperiosa de reconocimiento internacional.
Una vez resuelto el tema del conteo y anunciados los resultados, que ojala se haga bien y por las buenas, la oposición debería, todo lo unida que permita la condición humana, dar demostraciones cívicas, públicas y permanentes de defensa de los votos obtenidos, pues no hay que olvidar además que ese gentío electo quedará realengo hasta la instalación de la nueva Asamblea a principios de 2011. ¿Qué hacer durante ese tiempo de vacatio legis? Se me ocurre que la Mesa de la Unidad Democrática está en la obligación de defender primero los votos conquistados a favor de la democracia, segundo los obtenidos a favor de la oposición y de los candidatos electos o no, que no son sinónimo de desechables. Deberían además organizarse rutinas colectivas de preparación en el trabajo político y parlamentario, que como se sabe es ciencia difícil y aparte, que requiere de estudio y técnica en lo individual y sobre todo en equipo para administrar tan variados detalles y temas y sobre todo, para actuar frente al chavismo que hasta ahora es virgen e inexperto en estos menesteres. En todo caso, el país político reflejado en esa nueva Asamblea Nacional tiene mucho que enseñar y aprender y no podemos aspirar a que el diálogo franco sea la norma pues las costumbres políticas del venezolano se han degradado de tal forma que hacen prever que no serán fáciles esos primeros contactos entre “tribus enemigas”. Pero más allá de esas circunstancias que absorberán sin duda la atención del país, el horizonte inmediato se trasladará a la próxima elección presidencial del 2012 en la cual Chávez quiere dar un nuevo salto hacia su eternización. La experiencia y el fuelle que la oposición demuestre en la Asamblea puede servir de mucho para hacerle cuesta arriba el camino a las desmedidas ambiciones del comandante presidente.
Leandro Area
leandro.area@gmail.com
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