Venezuela: cambia el modelo o colapsará como el modelo cubano
Heinz Dieterich29 de septiembre de 2010
La incapacidad de la política del Presidente, de destruir el Bloque Electoral Opositor (BEO), es tanto más dramática cuanto que contaba con condiciones extraordinariamente favorables, entre ellas: 1. Los exorbitantes precios del petróleo; 2. Una discreción ejecutiva y legislativa prácticamente absoluta, por los dólares de PdVSA y la ausencia de la oposición en la Asamblea Nacional; 3. Una oposición extraparlamentaria fragmentada, sin Proyecto Nacional y sin líderes de estatura, es decir, una oposición ¡sin cabeza ni cuerpo!
La pregunta para el 2012 es si esas condiciones mejorarán o empeorarán. La respuesta es evidente: los precios petroleros no van a subir; la oposición, reactivada por su éxito relativo, logrará una mayor unificación que ahora, y el modelo de gobierno del Presidente se volverá más disfuncional de lo que hemos visto desde diciembre del 2007, particularmente en su aspecto económico y propagandístico. Este escenario es más grave aún, si se toma en cuenta que la oposición dispone ahora de un foro propagandístico nacional (la AN), del cual carecía desde el 2005, y que la campaña electoral fue el máximo esfuerzo organizativo que el Presidente, su clase política y su Partido podían realizar. No será posible aumentar su potencia para la campaña de 2012.
La dialéctica decisiva de la lucha política en Venezuela es la siguiente. El Bloque Electoral Opositor (BEO) tiene una sólida base socio-ideológica, de alrededor del 37 por ciento. El Bloque Bolivariano tiene una base semejante con alrededor de un 40 a 43 por ciento. El sector flotante, “los ni, ni” como dicen en Venezuela, representa alrededor de un 25 por ciento del electorado votante. Ese sector flotante, sin mayores lealtades ideológicas, decidirá las elecciones presidenciales del 2012. Desde el 2003 en adelante, el gobierno ha ganado su lealtad mediante los enormes subsidios estatales. Pero, los bajos precios del petróleo, la ineficiencia económica y la alta inflación, no permitirán que este método de cooptación y atracción de clientelas, podrá mantenerse tal cual hasta las elecciones del 2012. Y sin las mieles del subsidio y de las ganancias estatales, ese sector probablemente caerá víctima de los cantos de sirena de la oposición.
Raúl Castro está dejando a pasos agigantados el sistema del Socialismo del Siglo XX atrás. A pasos agigantados, porque: a) la revolución del sistema cubano tenía que haberse hecho como consecuencia lógica e inmediata de la autocrítica pública de noviembre del 2005, de Fidel Castro y, b) porque, si Raúl no la hace ahora a gran velocidad, el sistema colapsa con un desenlace caótico.
En Cuba se perdieron cinco valiosos años antes de emprenderse la necesaria rectificación de un modelo estructuralmente agotado. A Hugo Chávez le quedan para la misma tarea menos que ocho meses. Ese tiempo es objetivamente suficiente, bajo una condición: que el pueblo imponga la rectificación, porque los líderes de la nueva clase política “bolivariana” son tan arrastrados ante el poder que no pueden atender el supremo destino de la nación, cambiando el rumbo del Titanic.
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