DE CUMBRE EN CUMBRE, DE MITO EN MITO
Elizabeth Burgoseburgos@orange.fr
Las cumbres de integración estuvieron entrelazadas con la construcción de mitos en los dos últimos eventos estelarizados por Raúl Castro, quien se dio el lujo de aleccionar a los presidentes de los países democráticos en las virtudes de utilizar la represión y la pena de muerte. El hecho de que todos los mandatarios de Europa y todos los de América Latina le hayan hecho la comparsa, además de la propia Unesco que se prestó a la farsa, se presta a agudos comentarios.
La fabricación de mitos ha sido la clave de la longevidad del régimen castrista y de su éxito en tanto que influencia política a nivel internacional. El castrismo, desde sus inicios, fue consciente de que en la forja del imaginario de la población, radicaba la clave del éxito en la instauración de un régimen totalitario. De allí que combatir a los que se negaban a la intoxicación ideológica, u opositores, consistiera en una administración sutil de la represión, ajena a la represión exhibicionista que solían ejercer las dictaduras clásicas latinoamericanas.
Raúl Castro, quien ahora ocupa el puesto antaño ocupado por su hermano, ha tenido su debut en dos acontecimientos internacionales en los que ha participado últimamente: la IV Cumbre Empresarial CELAC-UE celebrada en Santiago de Chile, y en la III Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo, auspiciada por la UNESCO, celebrada en La Habana, que culminó el 30 de Enero y contó con la presencia de Lula Da Silva. En ambas ocasiones ha tenido oportunidad de practicar la tarea más exitosa que ha desarrollado la llamada revolución cubana durante los 54 años de la dictadura que ejerce sobre el pueblo cubano y de manipulación mediática sobre el resto del mundo.
Se trata de la difusión incesante de una versión de la historia mitologizada de América Latina, en la que Cuba aparece como el baluarte de la “dignidad” del continente y de la lucha por la “independencia” contra “todos los poderes que intentan invadir el continente”
En la reciente cumbre realizada en Santiago de Chile, en donde asumió la presidencia pro témpora de la CELAC, pronunció un discurso gris y desprovisto de todo carisma, como su persona. Pese a ello, y por tratarse de las palabras de quién será durante un año el portavoz de América Latina ante la UE, y por la influencia determinante que ejerce en el destino de Venezuela y por ende de América Latina, vale la pena detenerse en ellas.
Una nueva versión discursiva a la usual del castrismo, se percibió claramente en el discurso de Raúl Castro en Santiago de Chile; y es el abandono de las figuras históricas, referencias ideológicas por excelencia del régimen cubano: el socialismo, Marx, Engels y Lenin, han desaparecido de los rituales públicos. Pese a que también gozaban de mención, sin embargo ahora José Martí y Simón Bolívar han pasado a ocupar todo el espacio de la liturgia. Seguidamente, Raúl Castro mencionó a su “jefe” refiriéndose a Fidel Castro, para luego dedicarle toda suerte de alabanzas y elogios a Hugo Chávez. Cuba aparece en sus palabras como la campeona de la solidaridad, curiosamente, introdujo una larga digresión sobre México, – que por el tono coloquial y por la pobreza de la expresión, no parecía formar parte de la versión escrita del discurso – remontándose a la época de su exilio en ciudad México y a los preparativos para el desembarco del Granma. Pero no se trataba de una simple exaltación nostálgica, sino que fue la manera de introducir el tema de la droga.
Afirmó que contrariamente al resto de los países, en Cuba no había droga. Y sin muchos desvíos, propuso claramente se adoptara el método cubano que es todo un programa político por la manera de justificarlo, puesto que claramente se refiere al empleo de la pena de muerte como castigo actividades contrarias el régimen. “Nuestras leyes permiten la pena de muerte, está suspendida, pero está de reserva, porque una vez la suspendimos y lo único que hicimos con ello fue estimular las agresiones y los sabotajes contra nuestro país.” “Esos problemas hay que enfrentarlos cuando están naciendo y mejor cuando son nonatos”. “La batalla es a sangre y fuego”.
El general presidente cubano, afirma que para luchar con eficacia han contado con “la colaboración de las organizaciones de masa. Comité de Defensa de la Revolución, Federación de mujeres, etc.” Palabras que no deberían pasar desapercibidas en aquellos países, como es el caso especialmente de Venezuela, en donde el pragmatismo represivo de los servicios cubanos, es un servicio por el cual están remunerados.
Es insólito que en un discurso oficial, en una cumbre internacional, el flamante presidente de un organismo como la CELAC, organismo entre cuyas clausulas está estipulada la condición de la democracia pero acepta como presidente al representante de la peor dictadura de la historia del continente, se detenga a dar consejos de tipo represivo-policial y todos los presidentes y representantes allí presentes, lo aplauden. Por suerte, una vez más, Ángela Merkel, la cancillera alemana, demostró que todavía existen líderes políticos para quienes, la ética y la democracia tienen un sentido y deben regir los actos y las actitudes personales.
Para quienes tuvimos la experiencia de vivir en Chile la época de la Unidad Popular bajo la presidencia de Salvador Allende, lo más indignante del discurso del general-presidente cubano, fue el primer párrafo en el que dijo que “su primer pensamiento era para honrar la memoria de Salvador Allende, insigne latino-americano que entregó su vida por la independencia de su nación y la justicia social”. La infinita labor de fabricación de mitos y de tergiversación de la historia, le permite a la dictadura cubana, eximirse de toda culpa. Sin el sacrificio de Allende alguien tiene una responsabilidad que debe compartir con Nixon y Kissinger, es Fidel Castro quien hizo todo lo posible para que la experiencia chilena fallara. El éxito de un gobierno socialdemócrata, surgido de una contienda electoral, le era insoportable al caudillo cubano porque rompía el dogma de la “lucha armada” decretado por el culto a la violencia de Ernesto “Che” Guevara y instrumentalizado por Fidel Castro en su propósito de erigirse en líder de la izquierda latinoamericana.
En relación a la III Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo, aparte del hecho escandaloso de ser auspiciada por la UNESCO, no hay mucho que decir, pues se trata de uno de los tantos rituales que se realizan en Cuba con el objeto de mantener el apoyo y la docilidad y darle “tratamiento” a los agentes de influencia repartidos por el mundo con los que cuenta el poder cubano, como el inefable Ignacio Ramonet, orador vedette del evento, autor del último libro de entrevistas con Fidel Castro; el teólogo Frei Betto, famoso también por un libro de entrevista con Fidel Castro, por lo que se le otorgó durante el evento a petición de Cuba, el Premio José Martí de la UNESCO. Es decir, que un evento al que asistieron 800 delegados, auspiciado por la UNESCO, se dedica a premiar biógrafos del Fidel Castro. Los organismos, como la OEA, la UNESCO, supuestamente defensoras de la democracia, se dedican en los últimos tiempos, con una sistematicidad ilimitada, a socavarla.
Así anda el mundo.
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