Milagros Socorro
El martes 5 de febrero, Hernán J. Núñez, elegido diputado con los votos de la Mesa de la Unidad Democrática, amaneció en el hotel Meliá. No era habitual que el cumanés pasara la noche alojado en el llamado “hotel de los boliburgueses”. Pero nada iba a ser común ese día, que, según los rimbombantes anuncios de Diosdado Cabello, sería pródigo en sorpresas.
Dos días antes, el domingo 3 de febrero, Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y primer vicepresidente del PSUV, había afirmado en Cumaná, donde estaba para participar en el acto de conmemoración del 218º natalicio del mariscal Antonio José de Sucre, que muy pronto habría sorpresas en el Parlamento. Esa madrugada había regresado de La Habana.
Efectivamente, durante la sesión ordinaria de este martes, el diputado Hernán Núñez, quien había sido candidato a la Gobernación de Sucre en las elecciones del 16 de diciembre pasado, como abanderado de la Mesa de la Unidad y con el apoyo de Voluntad Popular, intervino para decir que rompía “lazos con una Mesa que no es ni unitaria, ni democrática”, un gesto absurdo, puesto que la Mesa de la Unidad Democrática agrupa partidos políticos, no individualidades. De manera que si un militante de las organizaciones adscritas a esa coalición tiene quejas, debe presentarlas en el seno de éstas. Y eso no lo hizo Núñez. Sus compañeros de Voluntad Popular aseguraron a esta cronista que jamás recibieron absolutamente ninguna crítica de Núñez a la MUD, ni en comunicaciones escritas, conversaciones privadas, ni de modo alguno que condujera a la tolda naranja a sospechar que Núñez abrigara un atisbo de descontento.
Muy por el contrario. Hasta el 6 de enero –esto es, a menos de un mes de su epifanía–, Núñez dio testimonio de hondas diferencias con los lineamientos del régimen. Ese día, el tránsfuga escribió en su cuenta @HernanJNunez, de Twitter: “No se puede seguir gobernando sólo para el 51%; tenemos que asumir el compromiso de exigir que se gobierne para el 100%”.
Núñez hizo otra aseveración que dejó helada a la cúpula de Voluntad Popular, dijo que su elección como parlamentario no se la debía “a ningún partido político”. Cualquiera que se tome la molestia de revisar la cobertura periodística de la campaña electoral para las elecciones legislativas de 2010 –cuando Núñez obtuvo el favor del electorado opositor de Sucre–, comprobará la presencia entusiasta de Leopoldo López, quien durante la campaña viajó todas las semanas a Sucre para dar sustento a una candidatura que al principio, y antes del apoyo de VP, aparecía sin esperanzas.
En 2008, Núñez había sido candidato de Podemos y PJ a la Alcaldía de Cumaná, y perdió. Pero en 2010, Leopoldo López y VP le ofrecieron más apoyo que a cualquier figura del resto del país: le dieron equipos de organización, así como de asuntos electorales y de activismo de calle, un autobús rotulado con su nombre, estudios de opinión y asesoría de estrategia de campaña. Muchas fueron las noches que López se quedó en la casa de Núñez. Desde luego, no sólo VP le arrimó el hombro a Núñez. Todos los partidos unitarios, especialmente AD y Avanzada Progresista, trabajaron para ponerlo en la Asamblea. Era la época, no lejana, en que Núñez escribió en Twitter: “Capriles, Leopoldo y mi persona, una alianza que le cambiará el rumbo a esta tierra”.
El miércoles 6, su parlamentario suplente, el diputado por Copei, José Gregorio Contreras, manifestó su perplejidad por la traición de Núñez y recordó que éste solía decir que “lo peor que le pasó a la democracia venezolana fue tener a Hugo Chávez como presidente”.
En las horas posteriores al volantazo, se supo que Núñez podría haber sido víctima del alicate judicial, puesto que en 2011 se consignó ante la Asamblea Nacional una denuncia en su contra por estafa inmobiliaria. También se ha aireado la relación del diputado con un alto oficial de la Guardia Nacional, presuntamente vinculado con actividades non sanctas en Sucre, un estado costero donde los pescadores no se dan a la mar a buscar carites, sino que esperan en la orilla por ciertos bultos que han pasado a constituir la base de su economía. Se dice que Núñez está endeudado con gente muy ruda.
Razones hay para pensar que en la conversión de Núñez hay algo más que su vislumbre de la verdadera fe. El 5 de noviembre del 12, él mismo escribió: “Seguro que a todos los que han brincado la talanquera es porque le dieron muchos corazones. ¡Sí, cómo nie!”.
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