lunes, 11 de febrero de 2013




ENTREVISTA  AL POLITÓLOGO ÁNGEL ÁLVAREZ

"La represión económica es menos evidente y más efectiva"


ELVIA GÓMEZ 
 EL UNIVERSAL

Ángel Álvarez Díaz, politólogo con amplia experiencia en materia electoral, autor del libro "Los Dineros de la Política" (1997), relata que en 1999 la Asamblea Nacional Constituyente tuvo la intención de incluir el financiamiento público de los partidos políticos y a él se le consultó la redacción de la norma, pero la propuesta no llegó a la plenaria. Aunque sabe quiénes fueron los responsables de desaparecerla, se reserva esa parte de la historia. Casi 14 años después sigue convencido de que es mejor que los partidos tengan financiamiento público transparente a que "supuestamente no tienen financiamiento del Estado pero se roban el dinero público para hacer política". 

-Ramón Guillermo Aveledo acusó el miércoles al PSUV de aplicar en la AN métodos propios del Nacionalsocialismo, ¿lo comparte? 

-La cara del fascismo en América Latina es el populismo autoritario. El fascismo (Italia) o el nacionalsocialismo (Alemania), eran movimientos de masas. Hoy se utilizan aquí sus técnicas: la militarización de la sociedad civil, la reducción de los sindicatos a aparatos del Gobierno, el uso de los empleados públicos como instrumentos y la movilización de bandas armadas -lo que el marxismo serio llamaba el lumpen proletariado- en contra de los trabajadores organizados. Cuando los trabajadores en Europa luchaban por sus reivindicaciones laborales, liderados por los socialistas, estas bandas fascistas les caían a palos o los mataban. En América Latina la primera expresión de eso fue el peronismo, pero Perón fue lo suficientemente inteligente para, después de 1943, girar hacia algo distinto y creó el populismo latinoamericano sobre la base de Il Duce y el Führery él mismo fue un caudillo fascista. 

-La sesión del martes 5 pareció un punto de inflexión, ¿qué ocurre en el PSUV? 

-El Gobierno ha perdido su activo fundamental que es Hugo Chávez. El populismo chavista, un movimiento personalista, ha perdido a su caudillo. Toda campaña en Venezuela es por o contra Chávez y eso funcionó muy bien, pero ahora Chávez se convierte cada día más en un recuerdo, en un espíritu político que es evocado. 

-Ya algunos están hablando de él en tiempo pasado. 

-Así es. Pero ese vacío que se llena con culto al Mesías físicamente ausente, no sustituye su presencia de 24 horas al día. Es sorprendente que los titulares de los diarios siguen siendo sobre Chávez, pese a su ausencia de más de 60 días. La única alternativa que le queda al Gobierno es mantenerlo de forma artificial, con cartas, con firmas, con viajes de los ministros a Cuba en los que supuestamente se reúnen con él y él les da órdenes. Por otra parte, crean elementos distractivos como la sesión de la AN del martes con la tontería de la gorra para poner al país a discutir cosas triviales o sobre denuncias infundadas. El Gobierno ya no tiene la capacidad negociadora que Chávez sí tenía con su electorado, para ponerlo en espera, eso no lo tiene nadie más en el chavismo, porque eso no se construye en un laboratorio. Ni (Nicolás) Maduro ni Diosdado (Cabello) pueden sustituir a Chávez, porque ese movimiento no está basado en la organización popular sino en el carisma de un individuo. 

-Describe a un Gobierno debilitado, pero que eleva la cota de radicalización. ¿Cómo ve las posibilidades de la Mesa de la Unidad? 

-Voy a hacer una analogía con el boxeo. Un boxeador que está en el octavoround y lo que ha llevado es palo tiene su capacidad de respuesta debilitada. Ahorita la oposición está contra las cuerdas, llevando golpes desde el 7 de octubre. Eso divide a la audiencia de ese boxeador que se llama Mesa de la Unidad y todos le gritan cosas. El reto de ese peleador es salirse de las cuerdas y coger un segundo aire con una política definida por él mismo. Debe boxear con cautela, pero boxear. No puede lanzarse contra el otro que está en mejores condiciones, pero tampoco puede arrinconarse, debe hacer como Cassius Clay, empezar a bailar en el ring para recuperarse. 

-¿Qué puede hacer la sociedad para ayudar a que la MUD coja un segundo aire? 

-Debe tener paciencia, la desesperación no lleva a ninguna parte. Si ese boxeador se lanza sobre el otro, éste con un solo jab lo va a noquear y por eso hay que evitar aventurarse. Lo que hace el Gobierno con la Mesa lo aplicaron en América Latina los gobiernos de derecha contra los grupos de izquierda en los 60. No hay nada más difícil que las luchas que dieron Mandela, Luther King o Gandhi, de largo aliento, de resistencia pasiva. En la lucha por los derechos civiles en EEUU, mientras Luther King proclamaba la concentración pacífica, los Panteras Negras salieron a matar, pero ¿quién triunfó?, Luther King. La idea de que "este país ya no aguanta más" la estoy escuchando yo desde el 2002 y cuando la gente se desespera y sale a "hacer algo" resultan payasadas como las de la plaza Altamira. El reto de la MUD es pasar de ser un lugar donde se sientan los secretarios generales de los siete partidos a ser una organización política, que todavía no lo es. 

-Del martes 5 parece quedar una lección: no abandonar espacios. La bancada de la MUD se defendió bien. 

-Ese es un mensaje apropiadísimo para la sociedad. Es muy importante que tanto la dirigencia como sus votantes entiendan que la abstención o la huida no son una salida. 

-¿Hasta qué punto llegará la radicalización oficial? 

-Yo creo que ellos (PSUV) deben estar midiendo la reacción de la opinión pública. Hay un objetivo táctico que es el control de los 99 votos para la mayoría calificada en la AN para no dejarle a la oposición el más mínimo espacio. Más que en la Ley Habilitante, yo pienso en la designación del CNE. En algún momento tienen que haber elecciones presidenciales y muy probablemente serán antes de las legislativas. Ellos necesitan que Maduro sea habilitado y que el CNE esté, no con una voz disidente, sino totalmente controlado por ellos y Maduro para consolidar su liderazgo necesita controlar las instituciones. ¿Y cuál es el único instrumento de negociación que tiene Diosdado Cabello ante Maduro?, el control de la AN. Pero creo que el objetivo estratégico del Gobierno es el acoquinamiento de la oposición. 

-La crisis económica se agrava ¿qué hará el Gobierno con ese descontento? 

-La gente todavía no la ha percibido plenamente. Yo no sé si es lo que va a ocurrir, pero lo que tradicionalmente ha hecho el populismo cuando se le acaba la plata es reprimir. Yo descarto, por poco realista, el escenario del desmoronamiento del precio del petróleo. Si la crisis económica es gradual como está siendo, da tiempo de hacer represión selectiva económica y política. Concentran la represión política en los opositores para que sea ejemplarizante, afincándose en Primero Justicia porque Henrique Capriles es de ese partido. Pero hay otra represión que es menos evidente pero más efectiva y es la económica selectiva, el condicionamiento del consumo a la lealtad política. Ahí está la restricción de las medicinas (lista de medicamentos prioritarios), es un típico ejemplo. Todos esos sistemas de racionamiento, de control de precios, de obstáculos para la divisas, permisos, todo eso es para reprimir masivamente, pero de una manera tan sorda que no se ve y menos internacionalmente. 

-En las redes sociales algunos enfocaron el debate en la AN sobre el financiamiento electoral como un asunto de magnitudes. 

-Ese no es el problema, no es quién roba más. Eso le hizo mucho daño a los políticos en los 80 y 90 cuando mutuamente se acusaban de corrupción sin probarlo. El problema es que las normas jurídicas son claras: el financiamiento público de los partidos políticos en Venezuela es ilegal. El uso de una sola resma de papel de un ministerio para imprimir un documento político es un delito. Mientras, el financiamiento electoral privado es totalmente legal. No es jurídica ni éticamente aceptable el uso de recursos públicos y a esa norma yo me opuse enérgicamente. Yo fui llamado en 1999 por Willian Lara y Leopoldo Puchi a la comisión de la Constituyente que estaba redactando las normas relativas al financiamiento de las campañas electorales. Se redactó una propuesta que preveía la posibilidad del financiamiento público indirecto y total de los partidos políticos, porque había la convicción de que así se garantizaba que ese financiamiento fuese transparente. No era transferirles dinero a los partidos, sino bienes y servicios contratados por el CNE, porque es mucho mejor tener partidos bien financiados por el Estado para que no se roben el dinero público, a tener partidos que supuestamente no tienen financiamiento del Estado pero que se roban el dinero público para hacer política.

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