jueves, 9 de febrero de 2017

LA OPINION DE POMPEYO

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Aumentan la represión y los controles
 
La cúpula del régimen aumenta por un lado la represión y por otro los controles para suministrar a la población, alimentos, medicinas y servicios dentro de una crisis agroalimentaria de grandes proporciones originada por sus erradas políticas económicas y sociales y por los altos de niveles de corrupción de los entes públicos. A los rehenes de las bolsas CLAP se agrega el mal llamado carnet ¿de la patria?, además de los consabidos rehenes del PSUV y los funcionarios sometidos y humillados de la administración pública. El carnet controla, discrimina y excluye a una porción mayoritaria de la población. Las bolsas CLAP por demás aumentan de precio al ritmo de una inflación desatada que no saben como controlar.
Toda una base de sustentación copiada de la dictadura cubana a la cual no se plegara una sociedad como la venezolana, ni ninguna otra por primitiva que sea. La ignorancia de esa cúpula se evidencia con los bandazos que da aun con las asesorías, porque no tiene ni un mínimo de conocimiento acerca del tema que le está aconsejando el asesor, ni de cómo manejar un país.
Algunas de las medidas que se adoptan al aplicarlas profundizan aún más la crisis, como es el caso de las referidas al área económica. Hay acciones elementales que han sido aplicadas universalmente que en Venezuela no funcionan. Digamos por ejemplo que para ayudar a recuperarnos de la crisis es necesario, –como estipula la Constitución–, implementar una economía mixta que incluya a la inversión pública y a la privada, nacional y extranjera, que como hemos dicho son soluciones que se han aplicado en otros países exitosamente.
El modelo económico actual se ha propuesto acabar con la empresa privada e imponer un socialismo del siglo XXI que es una colcha de retazos de ideas anacrónicas que ha demostrado en la práctica su fracaso, originando sufrimientos a las grandes mayorías.
En la última encuesta de Datanálisis la suma de las respuesta a una serie de preguntas formuladas arroja que 95% de los encuestados considera que el país está mal y va para peor. Esto es casi unanimidad y por tanto podemos concluir que aquí se incluye una parte importante del chavismo decepcionado que también padece la consecuencia de los errores y de las concepciones equivocadas.
Para salir de esta crisis será necesario el concurso de todos los venezolanos, conformando un movimiento de unidad nacional que desplace del poder a Maduro, al régimen y al modelo actual.

Salvar a Venezuela
 
Una inmensa mayoría de la población estima que el país está mal, y va para peor, eso es un hecho innegable. La tarea inmediata que nos corresponde a todos es salvar a Venezuela de la crisis en que se encuentra hundida y que abarca todos los aspectos de la vida de una sociedad.
Este es el diagnóstico no solo de la dirección política sino de la casi totalidad de los analistas de las más variadas tendencias, quienes coinciden en que en el área de la economía destaca el hecho de que está destruido el aparato productivo, con las terribles consecuencias que ello acarrea. Se hostiga a los empresarios, se suceden a diario la quiebra de pequeñas y medianas empresas y empieza a sentirse en las grandes, con los consiguientes aumentos del desempleo y de la pobreza para las familias que quedan sin un sustento.
La incidencia de la economía en la crisis social se manifiesta con las movilizaciones y protestas diarias, –que en buena medida no trascienden a los medios de comunicación social–, y que tienen como única respuesta por parte del gobierno la represión. La ONG Movimiento Vinotinto calcula en 11.104 las detenciones realizadas solo en el año 2016 por protestas, muchas de ellas registradas en las interminables colas a que están sometidos hombres, mujeres y niños de todos los estamentos de la sociedad para adquirir alimentos, medicinas y servicios.
Para encarar esta grave situación hay que recomponer la unidad, a la MUD hay que ampliarla con todos los sectores de la disidencia, incluidas las ONGs y los frustrados chavista, para alcanzar la Unidad Nacional en torno a un gran acuerdo contentivo de unos puntos específicos en los cuales converjamos todos: recuperar al aparato productivo; la libertad de los presos políticos y el regreso de los exiliados; el respeto a la Asamblea Nacional; y garantizar el derecho al voto apoyados en la Constitución y en la propia Ley Electoral, aun cuando el Poder Electoral obedece a las órdenes del Ejecutivo, y la otra oficina de Miraflores que llaman TSJ, interpreta la Constitución a conveniencia. Ellos son los responsables de que no haya habido una renovación de los miembros del organismo electoral tal como correspondía y que aún no convoquen a elecciones regionales para renovar alcaldes y gobernadores.
Todo este análisis, y las acciones consiguientes, pasa por tomar conciencia de la urgencia de salir de Maduro y su equipo de ineficaces y corruptos. Es lo que la inmensa mayoría del país espera. A esa mayoría que se opone al régimen hay que organizarla y buscar mediante elecciones un cambio político en torno a un gran acuerdo nacional de unos pocos puntos concretos que se expresen en un gobierno de transición de unidad nacional.

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