Václav Havel, héroe de la libertad
Luis Alfonso Herrera O.
Encontrar desarrollada a plenitud la idea del “monomito”, o el “periplo del héroe”, de Joseph Campbell,
en sagas literarias o cinematográficas es gratificante y maravilloso,
pero hallarla en la vida y obra de una persona de carne y hueso de
nuestro tiempo, es sorprendente e inspirador. Y es justo lo que uno
siente cuando lee el estupendo libro que han escrito y publicado Branimir Barrueto y Darinka Barrueto sobre la vida, acción e ideas políticas de ese héroe de la libertad que fue el primer presidente de República Checa, con el título de Havel: la libertad de terciopelo (Santiago: Salesianos impresores, 2017).
Quien no conozca nada sobre el personaje, o solo algunos fragmentos
de lo que fue su lucha contra el régimen comunista que tiranizó la
antigua Checoslovaquia desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta
1989, encontrará en este libro una estupenda y completa introducción a
la figura, “periplo”, batallas políticas y logros trascendentes de
Václav Havel (1936-2011), a quien no solo su país, sino todo Occidente
deben unas de las páginas más estimulantes de la lucha por la libertad
durante la segunda mitad del siglo XX, tal y como lo testimonian los
estudios de académicos como Michael Ignatieff y Michael Zantovsky, entre otros.
Desde luego, para conocer a Havel, sus ideas y trayectoria, abundan
las fuentes, incluso en nuestra lengua. Buena parte de su obra escrita,
tanto artística como política han sido traducidas al castellano, y
abundan las biografías y estudios sobre sus aportes a la causa de la libertad y la democracia en la antigua Checoslovaquia, hoy República Checa y Eslovaquia.
En vista de ello, es legítimo preguntar ¿qué aporta a la literatura
existente sobre el personaje este libro de dos jóvenes chilenos,
preocupados por el clima de ideas políticas que va predominando en el
país austral? Pues mucho, como se intentará explicar de forma sucinta a
continuación.
Se trata, en primer lugar, de un libro muy bien escrito, ameno,
afortunado en la información que contiene y efectivo para el lector
interesado en conocer cuál era el contexto histórico de Checoslovaquia
antes de la aparición de Havel en la vida política de ese país —para los
venezolanos de hoy es casi una descripción directa de la represión, la
escasez, las largas filas y la eliminación del tiempo que padecemos bajo
la tiranía chavista—, cómo fue la vida del personaje antes de decidir
actuar políticamente para contribuir con el cambio de la atroz realidad
de su patria y qué circunstancias específicas le llevaron, desde la
dramaturgia, a asumir las banderas de la libertad, la democracia y los derechos humanos contra la tiranía comunista apoyada por la entonces todopoderosa y prestigiosa URSS.
Luego, en segundo lugar, estamos ante un libro que aporta información
precisa y muy bien fundamentada de los hechos, más bien, de los enormes
sacrificios, del dolor, de la injusticia y los grandes peligros que los
checoslovacos tuvieron que enfrentar durante su cautiverio bajo el
régimen comunista para recuperar su libertad —por ejemplo, el 19/11.89,
último día de la tiranía en el poder, hasta el final las “Milicias del
Pueblo” esperaron órdenes de sus superiores para salir a reprimir,
asesinar y encarcelar disidentes, lo que no ocurrió, pues desde la URSS
no se dio esa orden— y derrotar con éxito el infame proyecto socialista
de eliminar su identidad nacional, su historia y su
cultura, para imponer la propaganda abyecta creada desde Moscú para
todos sus satélites en el mundo, y que explica de manera clara cómo sin
coherencia en el discurso y la acción, sin honestidad, lucidez, unidad
política —no electoral— y apoyo internacional, el país de Kafka y
Kundera habría permanecido por mucho tiempo más bajo la oscuridad
totalitaria.
En tercer lugar, Havel: la libertad de terciopelo hace una
detenida exposición de lo que fue cada etapa de la evolución política
del personaje estudiado, desde su condición de escritor de obras de
teatro hasta su papel de líder indiscutible en la redacción y difusión
de la Carta 77 y, más adelante, al frente del Foro Cívico, de la Revolución de Terciopelo y de la Presidencia de Checoslovaquia
y de República Checa, tras la separación de Eslovaquia, pasando por sus
múltiples recurrentes detenciones arbitrarias, con trabajos forzados
incluidos, persecución, pérdida de la libertad para leer, escribir y
estar al día con los acontecimientos dentro y fuera de su país, todo
ello destacando que estamos ante una persona que no fundó un partido
político, que no fue el típico activista estudiantil o partidista, que
no ambicionaba el poder ni lo buscó, y que no por ello cabe considerarlo
un “antipolítico” —como en Venezuela se llama a toda persona que no
milita en un partido político y opina sobre política—, sino muy por el
contrario, como un ser político en toda su dimensión, pero, además, con
unas características casi únicas, y por desgracia, tan raras como
escasas en el mundo siempre mediocre y “pragmático” de la política.
Pero, en cuarto lugar, lo que termina siendo el aporte mayor de este libro de los hermanos Barrueto, y que es prologado por Iván M. Havel, hermano del autor de El poder de los sin poder,
es el capítulo dedicado a exponer, tras una minuciosa lectura de sus
ensayos, discursos, entrevistas y conversaciones, el pensamiento
político de Václav Havel, las ideas que con el paso de los años fue
asumiendo, moldeando, escrutando y practicando, con la curiosidad y
libertad propias del creador, en su acción política, que fue la de un
hombre moderno que, en ejercicio de facultad de elegir, no dudó en
asumir y difundir con un alto sentido de la responsabilidad moral pública, de forma original y sin dogmatismos, los valores e instituciones centrales de la cultura de la libertad: la democracia, la libertad individual, el Estado de Derecho y la economía de mercado.
En esa parte del libro podrá el lector interesado conocer qué
entendía Havel, entre otras ideas y nociones, por responsabilidad
humana, verdad, poder, postotalitarismo, ideología, disidencia,
oposición, miedo, principio cívico, cultura, democracia, mercado, sociedad civil y
la importancia de lo espiritual en la vida del ser humano, apreciar la
diversidad, practicidad, profundidad y al mismo tiempo coherencia de su
acervo de categorías políticas, edificado tras mucho esfuerzo
intelectual y gracias a un hondo sentido de compromiso público, quien no
tuvo que ser un beato para lograr ser un político decente, y quien usó
la palabra y los valores no para engañar, manipular u ofrecer “pan y
circo” a las masas, como hacen los “zorros viejos” y los
“centrohumanistas” fracasados entre las ruinas venezolanas, sino para
liderar, para inspirar y mostrar una vía, por desafiante que resultara,
orientada a derrotar a la tiranía, y más allá, algo no menos complejo,
construir una República democrática, liberal, de economía capitalista,
integrada a Europa y regida por el Estado de Derecho.
Cada uno de los contenidos del pensamiento político de Havel son
relevantes, pero destaca en especial su idea de la sociedad civil, ya
que en ella está muy bien descrita su clara postura liberal sobre la
necesidad de limitar el poder estatal y potenciar la libertad individual
a través de la cooperación social espontánea, muy en sintonía con la
idea de asociación civil de Michael Oakeshott: “No hace
falta ser un economista para descubrir que la sociedad civil se
mantiene a sí misma. Cuando el presupuesto del Estado paga las cosas, se
tiene que recaudar más dinero en impuestos y esas transferencias
consumen cantidades considerables (…) Pero el aspecto más importante de
la sociedad civil es otro. Permite a la gente realizarse. Los seres
humanos (…) son también —y esta es quizá su cualidad más íntima—
personas que quieren estar con otras personas, que ansían formas
diversas de convivir y cooperar, que quieren incluir en lo que pasa a su
alrededor (…) La sociedad civil es una de las formas clave en que
podemos desplegar nuestra naturaleza humana en su totalidad” (p. 97).
Finalmente, el libro comentado, cierra con una resumida descripción de la visita que Václav Havel hizo a Chile en
1994, durante una semana completa, en la que pudo compartir con el alto
gobierno, dirigentes políticos, empresariales e intelectuales de este
entrañable país suramericano. Podría considerarse que es solo un añadido
anecdótico, una suerte de autorreconocimiento hacia su país de que,
como pocos en nuestra región, tuvo el privilegio de recibir a este héroe
de la libertad en su territorio, y disfrutar de su presencia,
sugerencias y amistad como jefe de gobierno de República Checa. Y pues
no, es claramente lo contrario.
Este capítulo del libro es clave, pues funciona como una suerte de
interpelación tanto a los chilenos que en esa época compartieron con
Havel y poco o nada lograron extraer de ese encuentro para el bien de la
democracia liberal de su país, como a los actuales, en especial a los
más jóvenes, que no solo ignoran el hecho de la visita y lo que en ella
ocurrió, sino que ignoran sobre todo lo que Havel y sus compatriotas
tuvieron que sacrificar y las ideas que tuvieron que proteger para
lograr la vuelta a la civilización y el desarrollo,
mientras, como se mostró en la reciente elección presidencial, muchos de
ellos coquetean o abiertamente simpatizan con las mentiras populistas y
claramente autoritarias de aliados del chavismo y Podemos, como los integrantes del Frente Amplio.
Esta última parte del libro, su interpelación y llamado de atención a
no desaprovechar un evento tan relevante como la visita de Havel,
conecta muy bien con la preocupación que Branimir y Darinka expresan en
la presentación del libro, cuando señalan: “…la probable victoria de la
centroderecha [lo que ocurrió el pasado domingo 17/12/17] corre el
riesgo de ser una de las últimas del sector. Las izquierdas llevan la
delantera en la discusión pública (…) es la única perspectiva visible en
los medios de comunicación…” (p. 16).
Sin duda, Havel: la libertad de terciopelo es un valioso
aporte a la causa de la libertad en los países de habla hispana, que
ojalá sea leído y aprovechado por cientos de personas en todo el
continente, en especial por los más jóvenes, que sueñan en países como Venezuela
con una sociedad abierta, próspera y democrática, pues en él
encontraran que eso es perfectamente posible, sin petroestado, sin
populismo, sin estatismo y gracias, y solo gracias, a la práctica y
difusión de la libertad individual como primer y fundamental paso.
Este artículo fue publicado originalmente en El Nacional (Venezuela) el 22 de diciembre de 2017.
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