viernes, 19 de enero de 2018

ABRIR PASO A LA ESPERANZA

ROMAN IBARRA

A quienes somos optimistas de manera indeclinable, por naturaleza y convicción, no nos queda más opción que seguir apostando por la causa de la democracia en nuestro país, y seguir luchando para concitar la empatía de las mayorías hasta recuperar un sistema que ofrezca igualdad de oportunidades para todos, por el bien del país.
Es harto conocido, incluso para quienes de buena fe apostaron por el engaño de la revolución, que ésta ha fracasado rotundamente; no solo porque desde siempre el socialismo ha sido una estafa en la URSS; en Alemania Oriental; China; Corea del Norte; Cuba, y en Venezuela, sino porque los ¨revolucionarios¨ de aquí, se dedicaron a atracar al Estado, con y sin armas, proscribiendo las promesas de redención de los pobres de manera abusiva, y grotesca.
Hoy, los jefes de la revolución se emborrachan y comen como grandes millonarios en los mejores restaurantes sin haber trabajado jamás; por el contrario, todos saben que esos son dineros mal habidos, producto de la corrupción más feroz que haya conocido país alguno. Y mientras ellos se dan la gran vida, la gente común espera que esos comercios saquen la basura para llevarse a la boca las sobras, y desperdicios por los que ya han pasado roedores y toda clase de alimañas.
Convirtieron al país en un gran basurero, y en uno de los más pobres de la tierra. Hoy somos comparados con naciones como Haití, Somalia, o Gambia, a pesar de que la providencia nos dotó de grandes riquezas materiales, que estos salvajes no han utilizado para el desarrollo y progreso de todos, sino para el lucro vulgar y exclusivo de su grupo.
No les ha bastado con robárselo todo, y con haber destruido a una de las industrias petroleras más connotadas en el mundo antes de su llegada al poder como Pdvsa, sino que también han secuestrado todas las instituciones para con ello intentar perpetuarse en el poder.
Se han envilecido de tal manera que no les importa violar de manera sistemática la Constitución, y las leyes de la República, para cometer a su antojo cualquier tropelía con la garantía absoluta  de impunidad por parte de un poder judicial completamente corrompido, y siempre presto a cohonestar cualquier atropello a la razón.
En su abuso de poder, y en su obsesión totalitaria son capaces de todo, incluso de la ejecución extrajudicial de un grupo rendido, y dispuesto a negociar su entrega para evitar la muerte, como finalmente ocurrió en el Junquito frente a los ojos del mundo como un hecho público, y notorio comunicacional.
No obstante, y a pesar de tantas evidencias deleznables en contra de toda la población en estos 19 años lamentables de comunismo, hay que seguir insistiendo en la búsqueda de mecanismos de negociación que allanen el camino para lograr condiciones suficientes para que sea el pueblo venezolano mediante el voto libre quien decida el destino  de la nación.
Entendemos la angustia de quienes se niegan a negociar con el gobierno, y no les faltan razones, pero sinceramente no vemos más opciones. Pudieron hacerlo con sentido unitario los chilenos hasta que derrotaron a Pinochet; pudieron los Polacos encabezados por Walesa para derrotar a la feroz tiranía comunista de Jaruzelski; pudieron los Nicaraguenses derrotar con la señora Chamorro a los siniestros Sandinistas.
Por qué entonces no podemos los venezolanos conquistar con el apoyo internacional las garantías de un proceso electoral limpio, y sobre todo, presentar una candidatura unitaria de consenso que lidere el retorno a la democracia? Es tiempo de pensar en una Venezuela libre y de progreso!!

Román Ibarra  –  @romanibarra

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