PROVOCACION Y DESAFIO
TRINO MARQUEZ
Hay que comenzar señalando que la
convocatoria unilateral e inconsulta a los comicios presidenciales por parte de
la asamblea constituyente es ilegal. Ese cuerpo se arrogó competencias exclusivas
del Poder Electoral, único órgano facultado por la Constitución -artículo 293- para
llamar a elecciones. Esta limitación legal la conocen Nicolás Maduro, Delcy
Rodríguez y Diosdado Cabello. ¿Por qué, entonces, cometen esa arbitrariedad?
Lo
hacen con el vano propósito de reafirmar la autoridad de la cuestionada
asamblea, dinamitar las negociaciones que venían teniendo lugar en República
Dominicana, y desafiar la comunidad internacional, que desde hace años acompaña
a la oposición en su demanda por elecciones libres y transparentes, la defensa
de los derechos humanos, la apertura de un canal humanitario, la liberación de
los presos políticos y el levantamiento de las inhabilitaciones.
La agenda de
Santo Domingo incluye esos temas. El más importante se relaciona con la
fijación del cronograma electoral para
la escogencia del Presidente de la República y la definición de las
condiciones en las cuales debería transcurrir el proceso. Son ampliamente conocidos los enormes abusos cometidos por el
régimen en cada cita electoral. Se pudo conocer que en la isla antillana se
habían logrado algunos preacuerdos promovidos por los cancilleres, con el
propósito de obtener algunas mejoras en las
condiciones electorales. Maduro y sus colegas ignoraron esas
proposiciones, luego de haberlas acogido favorablemente, y se lanzaron con una
fecha que no había sido acordada en ninguna instancia de discusión. La propuesta de la constituyente consiste en
realizar los nuevos comicios en peores condiciones a las que existían antes de
que comenzara la ronda de conversaciones. Se burlaron de los cancilleres y de
los negociadores venezolanos.
La
iniciativa constituye una reacción premeditada a las sanciones adoptadas por la
Unión Europea contra los funcionarios y dirigentes gubernamentales. El régimen
decidió encarar la presión latinoamericana y mundial. Es Maduro solo contra el
mundo. Los grupos extremistas del Psuv, entre los cuales se encuentra el propio
mandatario, decidieron doblar la apuesta. Optaron por enfrentar la opinión
pública internacional y restarles valor a las penas aplicadas. Se trata de un
desafío. La reacción internacional ha sido categórica. El Grupo de Lima, la
OEA, los Estados Unidos han condenado sin atenuantes el llamado de la constituyente.
Vendrán nuevos y más severos castigos. Los
intransigentes maduristas tendrán que entender, de por las buenas o por las
malas, que las dictaduras, aunque tengan un tinte electoralista, no son bien
vistas en el mundo actual.
Con
la medida de convocar los comicios presidenciales el régimen también intenta
distraer un poco la atención sobre la grave crisis económica y social que
sacude a la nación, y al impacto producido por la masacre de El Junquito. El
exterminio de Óscar Pérez y sus acompañantes convirtió al régimen de Maduro en
el blanco de ataque de todo el mundo democrático. La condena ha sido universal.
El anuncio de las elecciones no ha disminuido la intensidad de las críticas,
pero sí su perfil. Los ataques no son ahora por “carnicero”, como lo llamó Der Spiegel, la influyente revista
alemana, sino por autócrata. La hiperinflación, la escasez y el
desabastecimiento pasarán a un segundo plano por algunos días, mientras se
atenúa el impacto de la noticia.
La
pregunta clave es cómo reaccionar racionalmente frente a la provocación
deliberada urdida por Maduro. Ya conocemos cuán dura ha sido la reacción en el plano
internacional. Este es un punto de referencia fundamental. Sin embargo, conviene
considerar el siguiente dato: la asamblea nacional constituyente también ha
sido cuestionada por esos mismos organismos, pero allí permanece. El contexto
internacional es importante, pero no puede convertirse en el único criterio
para evaluar lo que la oposición debe hacer.
El
respaldo de la comunidad internacional, especialmente de los países
acompañantes del diálogo, debe ser utilizado por la oposición para tratar de
lograr que se difiera la fecha de los comicios, se establezca un calendario comúnmente
acordado y conseguir mejores condiciones, con presencia internacional, como
hubo en el pasado. Dada la condición de aislamiento y debilidad financiera del
régimen, esas conquistas pueden alcanzarse.
Lo peor que
podría sucederle a la oposición es que se divida. Si se fracciona no podrá
obtener el triunfo, en el caso de que un grueso sector decida acudir a los
comicios con las condiciones fijadas por el régimen; ni podrá capitalizar la abstención, en el caso de que un ala extensa
opte por inhibirse. La unidad férrea es la única garantía de hacerle pagar al
gobierno su arrogancia e irresponsabilidad.
Las respuestas
destempladas conducirán a una inevitable derrota. Estamos en presencia de una
provocación calculada, ante la cual hay que actuar con frialdad. El gobierno
tomó un camino peligroso que consiste en desafiar la comunidad internacional en
medio de un cuadro interno y global crítico.
El reto es cómo aprovechar semejante temeridad.
@trinomarquezc
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