TIEMPO, FACTOR CLAVE PARA UNA NEGOCIACION EXITOSA
ANALITICA
Es importante entender
cómo funcionan y han funcionado negociaciones exitosas en conflictos
internos. Primero que nada, una negociación es un proceso sistémico que
debe ser desarrollado por etapas. Inicialmente, las partes se reúnen
para presentar respectivamente sus máximas aspiraciones. Es lo que
pudiéramos denominar la fase del “diálogo”, o en otras palabras, el
diálogo de sordos, pues ninguna de las partes está dispuesta a renunciar
en un ápice sus posiciones. Luego, cuando el conflicto se agrava y se
requiere con urgencia algún tipo de salida, es usual que se interponga
una ayuda externa que actuará como facilitador para encontrar fórmulas
para disminuir las pretensiones máximas y encontrar posibles soluciones
en puntos, inicialmente no esenciales, pero como eso, por lo general no
es suficiente, se continúan aplicando diferentes métodos y criterios
para reducir aún más las respectivas posiciones, hasta encontrar un
terreno aceptable para formalizar un acuerdo, que si bien no es el ideal
para ninguno de los contrincantes, resulta mejor que agudizar el
conflicto.
En la situación actual de nuestro país, solo hubo un
ejercicio mal llamado de diálogo, a través del cual el gobierno quiso,
con la ayuda de tres expresidentes escogidos por él , imponer a la
oposición una solución a la crisis totalmente desequilibrada,
aprovechándose de su fortaleza interna. Todo esto cambió cuando se
inició la verdadera negociación en Santo Domingo, en la cual los
expresidentes mediadores fueron sustituidos por Estados representados
por sus máximas figuras en las relaciones internacionales y además, está
siendo hospedada y promovida por un jefe de Estado.
Adicionalmente en esta fase, el gobierno y la oposición
presentan sus tesis, argumentos y exigencias, pero quienes elaboran las
fórmulas de acuerdo son los Cancilleres. Ello tiene una relevancia y un
impacto muy diferente a lo que pudo haber sido aquello que se denominó
despectivamente como “el eterno diálogo”.
Hay que entender que en las actuales circunstancias las
partes no pueden imponer, sino convencerse de que hay posibles salidas a
la crisis sin tener que llegar a más derramamiento de sangre.
Cuando hay un conflicto tan serio como el que vivimos
ahora en Venezuela, no puede esperarse que este se resuelva de manera
mágica, sino que o se negocia o se cae inexorablemente en el otro
mecanismo de solución al problema, el enfrentamiento armado que tanto
daño y muertes ha causado en varias regiones de nuestra América.
Si queremos recuperar la paz, ponerle fin a la
hiperinflación, resolver la crisis y lograr el cese de la violencia, la
recuperación de la economía, de la institucionalidad y la
reconciliación nacional, eso no se alcanzará venciendo al adversario
sino convenciéndolo de que la única verdadera salida es lograr un
acuerdo viable y sostenible en el tiempo. Para que eso ocurra hay que
dejar que la negociacion siga su curso y dejar de torpedearla sin
presentar alternativas viables.
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