viernes, 19 de enero de 2018

Los hijos de Venezuela

Oscar Hernández Bernalette
OSCAR HERNANDEZ BERNALETTE
EL NACIONAL

Los números rondan los 4 millones. Esa divisa no tiene tasa de cambio. Cada unidad pude representar factores multiplicadores infinitos en conocimiento, experiencias, saberes, bondad, amistad, amor por su familia y por su patria. La diáspora venezolana sigue “in crescendo” Inimaginable hace unas décadas que uno de los grandes receptores de emigración del mundo iba a ver a los suyos partir. No hay una familia venezolana que no tenga en su haber la partida de unos o varios de sus hijos. La búsqueda de oportunidades a veces puede salir muy cara. Muchos lo logran, encuentran opciones para su futuro, buen empleo, libertad y seguridad, los bienes más apetecidos por los buscadores de sueños, estos con la estampa tricolor sobre su alma. Ya no hay distinciones, se van, la mayoría jóvenes, pero también adultos y viejos. Casi no hay un rincón del mundo en donde no se encuentren venezolanos, muchos sobreviviendo, aguantado el dolor que produce dejar su tierra, otros felices y exitosos. También escuchamos y leemos cómo muchos de nuestros connacionales se destacan en las artes, en la academia, en la ciencia. Muchos de nuestros médicos curan a los de otras tierras, nuestros pilotos comerciales vuelan aviones con otras banderas, nuestros oficiales mercantes surcan los mares en buques que no llevan nuestra carga, miles de músicos con sus melodías tranquilizando el espíritu de muchos alrededor del mundo.
Mientras tanto, hoy en esta patria, miles preparan sus maletas, ponen en orden sus ideas, evalúan si se van o si se quedan. Se hace corta la línea del límite que señala la tolerancia de la gente ante tanta tragedia, dificultad, escasez e inseguridad. Quienes gobiernan parecen no darse cuenta de que quienes se van lo hacen porque ellos les hicieron el país pequeño, porque con sus malas prácticas han asustado a muchos, les han hecho perder la ilusión a millones de venezolanos. ¿Qué es un país sin sus hijos? Pues, es otro país. En eso están convirtiendo a Venezuela, en un país que nos se parece al que muchos conocieron o soñaran. No es justo que la Venezuela buena y noble pierda tanto por cuenta de unos pocos. No sin razón, monseñor Basabe hizo un sabio llamado a los jóvenes al manifestar que ellos no son quienes tienen que irse del país, sino “el responsable del desastre”.

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