LUIS UGALDE SJ
Venezuela se desangra y marcha acelerada al abismo. Hay hambre en
todos los rincones y muerte por falta de medicinas. Con inflación
desbocada, el bolívar sin valor y el salario disminuyendo, a pesar de
los aumentos. Riadas humanas revientan las fronteras huyendo de esta
espantosa tragedia, como ocurría antiguamente en las ciudades apestadas.
El gobierno responde que estamos muy bien, que somos un país envidiable
en el mundo, gracias al “socialismo del siglo XXI” y convoca por medio
de la ilegítima y fraudulenta constituyente “supraconstitucional” a una
votación tramposa para perpetuar este régimen de muerte. Asegura el
resultado con árbitro incondicionalmente suyo, inhabilita tarjetas,
líderes, partidos y votantes opositores. Así, la votación del 22 de
abril no es ni justa ni libre ni democrática.
1-Ante la trampa mortal. De manera valiente e
inteligente los demócratas en el diálogo de República Dominicana se
negaron a esta elección dictatorial. Luego de forma clara y contundente
catorce grandes países latinoamericanos denunciaron en Lima que esta
votación, impuesta por el gobierno precipitadamente para perpetuarse, no
es libre y no reconocerán su resultado. La Conferencia Episcopal
Católica hace dos meses denunció la “asamblea nacional constituyente es inconstitucional e ilegítima en su origen y en su desempeño” y
recientemente la presidencia episcopal calificó de “despropósito ético y
humano, un verdadero crimen que clama al cielo” lanzarnos a una
votación precipitada sin atender el hambre, la salud y las necesidades
básicas de la gente. Sorprende que, luego de la negativa en Santo
Domingo, los partidos políticos unidos no se hayan manifestado de
inmediato en el mismo sentido.
Nada hay más urgente e importante para la vida en Venezuela que
frenar esta trampa que lleva al matadero el 22 de abril y exigir las
verdaderas elecciones libres establecidas en la Constitución para este
año para salir del presidente y cambiar este modelo de miseria y
corrupción. Chavistas y no chavistas queremos salir de esta muerte
nacional y debemos movilizarnos para exigir cambio de presidente y de
modelo socioeconómico con elecciones libres entre octubre y diciembre
2018. No hacerlo es ser cómplice (queriendo o sin querer) de la
perpetuación del desangramiento.
2-No somos abstencionistas y debemos evitar el peligro cierto de que el rechazo a la tramposa votación de abril se convierta en pasividad. Los dirigentes políticos y todas las organizaciones sociales, por encima de las demás diferencias e intereses, tienen
que activarse para salvar al país exigiendo la debida elección
democrática este año y constituir un frente nacional, y juntos desde
ahora, a poner las bases para pasar del actual caos y muerte a la
gobernabilidad y la reconstrucción para que en Venezuela haya vida para
todos.
La Constitución fue elaborada y aprobada mayoritariamente por
chavistas que hoy son dolientes y testigos de su sistemática violación
por el madurismo. También los militares y el ministro de la Defensa
saben que con este gobierno vamos hacia la muerte. En toda sociedad
racional estas situaciones empiezan a resolverse con la renuncia del
presidente, elecciones democráticas y cambio de modelo. A los
venezolanos la Constitución por el artículo 333 nos obliga a
movilizarnos para restablecerla. El mundo democrático nos dice que está
dispuesto y obligado a ayudar para salir de la tragedia venezolana y
reconstruir; pero nosotros debemos hacer nuestra parte. Necesitamos que
de inmediato la sociedad civil organizada con toda su variedad
(trabajadores, vecinos, empresarios…) se manifieste de manera breve,
clara y contundente por el cambio. Que todos los partidos de alguna
significación se manifiesten y activen. Que las universidades
democráticas y las academias lo hagan juntas. Que los estudiantes
universitarios a una inviten al país a retomar este camino de esperanza.
Que las diversas iglesias juntas nos llamen a activar las fuerzas
espirituales imprescindibles para la salvación nacional. Finalmente, que
todos unidos nos muestren un acuerdo programático básico para la
elección presidencial este año con condiciones democráticas y justas.
3-¿Contrarios o complementarios? Nuestra
democracia es plural, por eso alarma ver que algunos tratan como
contrarios y gastan su tinta en atacarlos como enemigos a los opositores
que son distintos a ellos. Unos y otros deben reconocerse y aceptarse
mutuamente como complementarios e imprescindibles para la reconstrucción
nacional: los diversos partidos, empresarios y trabajadores, las
múltiples formas de asociaciones gremiales y vecinales, las diferentes
creencias… Hacerlo también a escala regional. La salvación de Venezuela exige
que todos ellos en quince días le digan al país con voz coincidente que
la votación dictatorial del 22 de abril es un fraude y que se activen e
inviten a la acción, exigiendo elecciones presidenciales este año para
cambiar el gobierno y el modelo. No hay dictadura que pueda
resistir a un país consciente y movilizado, sobre todo si el 22 de abril
queda solo y con los demócratas movilizados y activos también luego de
ese día.
Ahora los venezolanos cambiarán de ánimo si ven a todas las
organizaciones respetables coincidir en una manifestación (una y
múltiple) de liberación y rescate de la vida. Necesitamos cuanto antes
un equipo, plural pero unido, que coincida en la respuesta a esta
emergencia. Ojalá también llegue al consenso y la proclamación
de la persona de mayor esperanza y aceptación para coordinar el paso de
la muerte a la vida del país. La Cuaresma es tiempo de examen,
de conversión y de preparación para la Resurrección. Que Dios nos
ilumine y nos movilicemos para el renacer democrático venezolano,
venciendo la actual situación de miseria, corrupción y muerte
dictatorial.
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