LUIS MANUEL ESCULPI
Consciente o inconscientemente tenemos la propensión a analizar los procesos en otros países a través de la óptica de la situación que confrontamos en el nuestro. En general, se pretende trasladar mecánicamente la polarización existente en Venezuela a otras latitudes. Visualizamos el mundo igual de polarizado, las opiniones no aceptan matices, solo existen dos colores, no se admiten ni siquiera los grises.
Nos referimos a un comportamiento tan extendido que no sólo se manifiesta a través de las redes sociales, vínculo mediante el cual circula buena parte de la información que recibimos, sino también voceros políticos, periodistas y los denominados “influencers” a menudo incurren en la simpleza y elementalidad descrita.
Si observamos buena parte de las opiniones emitidas a raíz de los sucesos en Ecuador y Chile, podremos constatar la veracidad de estas afirmaciones, más recientemente al analizar los procesos electorales realizados al sur del continente, en especial el de Argentina. Si bien, tomando en cuenta el comportamiento del gobierno de Macri en relación a nuestro conflicto, lo más deseable hubiese sido para nosotros su triunfo, aunque no lucia muy probable, al final descontó la gran ventaja que le llevaba el candidato ganador; tampoco se trata de considerar como una tragedia insalvable el resultado que se produjo. Es de destacar la alternancia como una característica esencial de la democracia, en fin de cuentas es lo que aspiramos para Venezuela.
El reconocimiento del Presidente Mauricio Macri es el de un auténtico demócrata, seguramente entre sus reflexiones posteriores contemplará los errores cometidos, especialmente en materia económica, que incidieron claramente en la derrota.
No se puede obviar los vínculos consanguíneos entre Cristina y Alberto Fernández -son hermanos- pero se conocen ampliamente las diferencias publicas entre ambos, la reconciliación que les permitió conformar la fórmula se produjo hace apenas un año, Alberto no se ha comportado como un hombre dócil ante los designios de Cristina, ahora cuando será el Presidente de la república, no pareciera lógico suponer que será fácilmente manipulable, aunque tampoco podremos considerarlo un aliado como el Presidente actual.
La prudencia aconseja, conociendo otros antecedentes, como el caso de Ecuador, donde el desenvolvimiento de Lenin Moreno como primer mandatario, no tiene nada que ver con su antecesor Rafael Correa, situación que era impredecible en el tiempo que lanzó su candidatura y en el momento que resultó electo.
Los resultados electorales del Uruguay conllevan la realización de una segunda vuelta, el retroceso del Frente Amplio, le abre una gran posibilidad a Luis Lacalle, sin embargo hay que recordar, para quienes le atribuyen una inmensa influencia en todo lo que ocurre al Foro de Sao Paulo, que esa representación de la izquierda uruguaya se negó a asistir a la reunión de Caracas, después de conocer el informe Bachelet.
Las elecciones regionales en Colombia arrojaron la emergencia de nuevos actores y la derrota del uribismo en zonas donde poseía un respaldo decisivo, es de subrayar la elección de la Alcaldesa Claudia López candidata de la Alianza Verde, destacada por su lucha contra la corrupción y su pertenencia a la Izquierda Democrática.
Aproximarse al estudio de la realidad latinoamericana, requiere hacerlo tomando en cuenta su complejidad. Asumiendo la existencia de la diversidad de expresiones de lo que en general denominamos izquierda; comprendemos que el régimen de Maduro ha desprestigiado a todo lo que se asocie a esa corriente, salpicando hasta su versión más democrática, pero ubicarse en el otro extremo no debiera ser la opción para quienes luchamos por reconquistar la libertad, la democracia, la justicia social y la igualdad de oportunidades. Importantes vertientes emergentes en el mundo contemporáneo ubicadas en ese espacio del pensamiento democrático, pueden constituirse en aliados fundamentales de nuestra lucha.
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