lunes, 11 de octubre de 2010

Elecciones del 26S y la fascista Ley Acerbo
SERGIO RAIA MASTROIANNI | EL UNIVERSAL
lunes 11 de octubre de 2010

Cuando Benito Mussolini recibió el encargo de formar gobierno por parte del rey de Italia Víctor Manuel III, tenía en el Parlamento un pequeño grupo de diputados y una oposición que ejercía con energía el necesario control sobre el gobierno. A la cabeza de esa oposición brillaban con luz propia el Partido Socialista y el Partido Comunista. Según las previsiones de esa época, el fascismo seguiría siendo un partido minoritario en las elecciones de 1924. Mussolini dio ordenes a sus jerarcas que era necesario obtener, a cómo diera lugar, una cómoda mayoría que avalara los desafueros del "Duce". Un diputado de apellido Acerbo elaboró una ley que todavía lleva el nombre de su autor: "Legge Acerbo" (Ley Acerbo). Esta ley establecía un mal llamado premio mayoritario traducido así: el partido que alcanzara el 25% de los votos, tendría un número de diputados que conformaba una mayoría absoluta. Esta ley se conoce todavía como "Legge Truffa" (Ley Estafa). Mussolini obtuvo por obra y gracia de esa ley nefasta la mayoría absoluta con más del 65% de los parlamentarios. En esa época había en Italia un número importante de pequeños partidos que votaron a favor de esa ley tramposa. Solo votaron en contra los partidos socialista y comunista en defensa de la dignidad del voto del pueblo de Italia. Al poco tiempo, luego de las elecciones y con una cómoda mayoría, el "Duce" se proclamaba dictador con las consecuencias que son bien conocidas.

Ahora bien, ¿cómo es posible que en Venezuela un parlamento socialista marxista utilice un método fascista mussoliniano para imponer a la fuerza un parlamento ilegítimo que no está amparado en el voto popular? ¿Este Gobierno es socialista o fascista? ¿O ambas cosas? ¿Qué es lo que priva, el bienestar del pueblo o el goce delirante del poder? En una auténtica democracia se respeta el voto del pueblo. ¿Hay en Venezuela una auténtica democracia? Creo que no, después de observar lo sucedido el 26S. En la respuesta que el Presidente dio a la periodista de una radio francesa, nadie entendió la explicación que sí existe: obtener, a como dé lugar, una fraudulenta mayoría, sin importar el mandato popular. Antes de escribir estas reflexiones, le pedí a un amigo filósofo que me explicara qué se entiende por socialismo del siglo XXI. Esta fue su respuesta: el socialismo del siglo XXI es un pipote de plástico relleno de desechos ideológicos y una inmensa fábrica de pobres y corruptos. QUE DIOS PROTEJA A VENEZUELA.

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