miércoles, 20 de octubre de 2010

VENEZUELA EN REMATE


En su mayoría, los viajes que hace Chávez son para entregar algo del país; nunca para traer algún beneficio sustantivo a los venezolanos. Oscuridad de la casa y claridad de la calle, como decía la abuela. Su falsa generosidad es inconmensurable; no sólo los países pobres se favorecen del manirroto gobernante. Los grandes tampoco desaprovechan la ocasión. Donde las hay las toman, dice el refranero español, y nunca mejor dicho cuando del tiranuelo venezolano se trata.

Obviamente, dispone de los activos de todos los venezolanos sin ningún control político o administrativo, a su leal saber y entender, que es lo mismo que decir: a su capricho y conveniencia. Bienes, negocios pingües (para los extranjeros y los comisionistas y sus socios funcionarios del gobierno), contratos diversos, donaciones, regalos, canonjías; todo depende de su voluntad omnímoda y omnívora.

Ya es proverbial la orgía de promesas en la que se envuelve cada vez que visita una nación extranjera. Sobre todo si es una que esté en su lista de amigotes y/o afines ideológicos; por cierto, los peores de cada casa. Por donde pasa, va de comprador compulsivo de cualquier baratija, principalmente, de las que sacian su manía armamentista, que calman su paranoia.

Son cientos, miles, ya perdimos la cuenta, los convenios, tratados y acuerdos que ha suscrito el déspota en estos mundos de Dios. El contenido de muchos de ellos lo desconocemos, habida cuenta de la “tramparencia” que reina en toda la actuación gubernamental. No tarda el día en que podamos saber concretamente de ellos y qué sucedió; muchas serán las sorpresas con las que nos encontremos, muchos los entuertos que habrá que enderezar.

No obstante, de esos miles de convenios, son muy pocos los que han tenido alguna ejecución o resultados. Muchos son redundantes, no agregan nada nuevo a lo ya suscrito con anterioridad; se asemejan a lo que ocurre con obras que el Presidente inaugura varias veces en el país, pura apariencia de que se estaría haciendo algo, cuando la verdad es otra: la incompetencia.

Se puede afirmar que sólo un puñado de países, los más cercanos al presidente, son los que han gozado más del manirrotismo chavista. Entre ellos, Brasil, Uruguay, Argentina, Rusia, Irán, Bielorusia y España. Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua han sido acreedores de regalos, donaciones, susidios y múltiples facilidades; son los primeros clientes de la junta de beneficencia que es la ALBA.

¿Cuales son los negocios que ha agenciado el gobierno para el sector privado nacional más allá de las fronteras? ¿El lector conoce de alguno? Y ¿Cuáles para el sector público, aparte del petróleo que se vende solo?

En la actualidad, la situación económica de Venezuela y las finanzas públicas está dando tumbos. El crecimiento del PIB será negativo este año, el desempleo aumenta, la inflación de nuevo llegará a 30% o más. La gallina de los huevos de oro petrolera está en estado deplorable, vende menos petróleo, y las inversiones que necesita siguen en el congelador. El gobierno sigue en su alocada deriva de destruir al sector productivo nacional. Las instituciones públicas no funcionan, el caos reina en ellas.

Estas necesidades apremiantes explican el remate de las refinerías en Alemania, las emisiones de deuda, los recortes de planes sociales, etc.

Y sin embargo, el tiranuelo ofrece fantasiosas aventuras como la de iniciar una carrera nuclear sin tener con qué.

Mientras tanto, los hospitales en estado lamentable, las escuelas no inician clases porque no tienen baños ni pupitres. Las carreteras y calles, intransitables; el hampa enseñoreada y las morgues repletas de muertos.

Venezuela está siendo rematada por un gobernante cuyo único interés es su supervivencia en el poder. A tal fin, entrega los bienes de todos los venezolanos a precio de gallina flaca, y a cambio compra neutralidades o apoyos internacionales.

Poco tiempo le queda. El que constitucionalmente ha sido establecido. Llegará la hora en que tales despropósitos de cara al mundo sean subsanados. Los acuerdos lesivos a la Nación tendrán que ser revisados a la luz de la normativa jurídica, todo dentro de la tradición venezolana de respeto a los tratados y el Derecho Internacional.

Por lo pronto, los diputados democráticos recién electos deberán dar la batalla desde ya en la defensa de los más preciados intereses de Venezuela, e impedir que se siga desangrando al país con una actuación internacional gubernamental disparatada, costosa y dañina.

EMILIO NOUEL


En su mayoría, los viajes que hace Chávez son para entregar algo del país; nunca para traer algún beneficio sustantivo a los venezolanos. Oscuridad de la casa y claridad de la calle, como decía la abuela. Su falsa generosidad es inconmensurable; no sólo los países pobres se favorecen del manirroto gobernante. Los grandes tampoco desaprovechan la ocasión. Donde las hay las toman, dice el refranero español, y nunca mejor dicho cuando del tiranuelo venezolano se trata.

Obviamente, dispone de los activos de todos los venezolanos sin ningún control político o administrativo, a su leal saber y entender, que es lo mismo que decir: a su capricho y conveniencia. Bienes, negocios pingües (para los extranjeros y los comisionistas y sus socios funcionarios del gobierno), contratos diversos, donaciones, regalos, canonjías; todo depende de su voluntad omnímoda y omnívora.

Ya es proverbial la orgía de promesas en la que se envuelve cada vez que visita una nación extranjera. Sobre todo si es una que esté en su lista de amigotes y/o afines ideológicos; por cierto, los peores de cada casa. Por donde pasa, va de comprador compulsivo de cualquier baratija, principalmente, de las que sacian su manía armamentista, que calman su paranoia.

Son cientos, miles, ya perdimos la cuenta, los convenios, tratados y acuerdos que ha suscrito el déspota en estos mundos de Dios. El contenido de muchos de ellos lo desconocemos, habida cuenta de la “tramparencia” que reina en toda la actuación gubernamental. No tarda el día en que podamos saber concretamente de ellos y qué sucedió; muchas serán las sorpresas con las que nos encontremos, muchos los entuertos que habrá que enderezar.

No obstante, de esos miles de convenios, son muy pocos los que han tenido alguna ejecución o resultados. Muchos son redundantes, no agregan nada nuevo a lo ya suscrito con anterioridad; se asemejan a lo que ocurre con obras que el Presidente inaugura varias veces en el país, pura apariencia de que se estaría haciendo algo, cuando la verdad es otra: la incompetencia.

Se puede afirmar que sólo un puñado de países, los más cercanos al presidente, son los que han gozado más del manirrotismo chavista. Entre ellos, Brasil, Uruguay, Argentina, Rusia, Irán, Bielorusia y España. Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua han sido acreedores de regalos, donaciones, susidios y múltiples facilidades; son los primeros clientes de la junta de beneficencia que es la ALBA.

¿Cuales son los negocios que ha agenciado el gobierno para el sector privado nacional más allá de las fronteras? ¿El lector conoce de alguno? Y ¿Cuáles para el sector público, aparte del petróleo que se vende solo?

En la actualidad, la situación económica de Venezuela y las finanzas públicas está dando tumbos. El crecimiento del PIB será negativo este año, el desempleo aumenta, la inflación de nuevo llegará a 30% o más. La gallina de los huevos de oro petrolera está en estado deplorable, vende menos petróleo, y las inversiones que necesita siguen en el congelador. El gobierno sigue en su alocada deriva de destruir al sector productivo nacional. Las instituciones públicas no funcionan, el caos reina en ellas.

Estas necesidades apremiantes explican el remate de las refinerías en Alemania, las emisiones de deuda, los recortes de planes sociales, etc.

Y sin embargo, el tiranuelo ofrece fantasiosas aventuras como la de iniciar una carrera nuclear sin tener con qué.

Mientras tanto, los hospitales en estado lamentable, las escuelas no inician clases porque no tienen baños ni pupitres. Las carreteras y calles, intransitables; el hampa enseñoreada y las morgues repletas de muertos.

Venezuela está siendo rematada por un gobernante cuyo único interés es su supervivencia en el poder. A tal fin, entrega los bienes de todos los venezolanos a precio de gallina flaca, y a cambio compra neutralidades o apoyos internacionales.

Poco tiempo le queda. El que constitucionalmente ha sido establecido. Llegará la hora en que tales despropósitos de cara al mundo sean subsanados. Los acuerdos lesivos a la Nación tendrán que ser revisados a la luz de la normativa jurídica, todo dentro de la tradición venezolana de respeto a los tratados y el Derecho Internacional.

Por lo pronto, los diputados democráticos recién electos deberán dar la batalla desde ya en la defensa de los más preciados intereses de Venezuela, e impedir que se siga desangrando al país con una actuación internacional gubernamental disparatada, costosa y dañina.

EMILIO NOUEL

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