SUDOKU
Talcual
Después de la histeria postelectoral que negó las matemáticas como ciencia fiable, se llevó en los cachos una empresa de alimentos esencial y otras menores, juró radicalizar el proceso y maldijo a la mayoría (sic) de los venezolanos; después de ese sálvese quien pueda, han aparecido una serie de signos contrarios y contradictorios.
Esto agrega un objetivo más al viaje presidencial, que se suma a la entrada en el universo del átomo y a las tareas ideológicas para enderezar a los bolcheviques privatizadores y mafiosos, a los lapidadores teocráticos iraníes y a ver si Kadafi se pone al fin en tratamiento psíquico. El abandono del suelo patrio facilita que otros muestren signos de ablandamiento como recomienda el olfato político, sobre todo en vísperas de unas nuevas y peligrosas elecciones: Chacumbele, a estas alturas de su echonería castigada, no da él un primer paso atrás ni que se lo ordenen los estrategas cubanos. Pero, a pesar de ello, se despidió de todos los venezolanos, patriotas y apátridas, con mansedumbre.
El subalterno que funge de ministro de alimentación había dicho con todas sus letras y en su precaria retórica que Cargill y Polar ya estaban frente al pelotón de fusilamiento, esperando no más el “fuego”, es decir, el “exprópiese”.
El vicepresidente Jaua, tenido hasta ahora por urogallo, ha sido el encargado principal para hablar con palabras domesticadas, buen tono de voz y súbita sensatez sobre los nuevos enfoques en este caso: ni una ni otra empresa están en los planes estatizadores del Gobierno. Muchos temían que la inimitable pareja de educadores, el caporal Ramírez y la distinguida dama de Queipo, iban definitivamente a convertir las universidades nacionales, a punta de penuria y bombas lacrimógenas académicas, en centros en que se enseñarían el himno del PSUV, la biografía de Chávez y se revelaría el misterio del socialismo del siglo XXI. Pues no. Mandaron a callar la voz incontinente del ministro y el mismo Jaua invitó muy gentilmente a las autoridades universitarias a un diálogo fértil y por ahí aparecieron unos reales, muy chucutos, pero reales.
Hubo unas declaraciones muy interesantes de Aristóbulo: perdimos, hay conflictos serios en el PSUV, la clase media malagradecida nos rechaza, se cometieron errores administrativos penosos, la polarización se nos volteó. Y tenemos que dialogar en la Asamblea, cuando ayer no más a palos iban a sacar los intrusos diputados burgueses. Aunque al afrodescendiente se le ocurrió también que había que acabar con gobernaciones y alcaldías, sustituirlas por comunas. En horas, desde muy arriba, le contestaron los camaradas que esas eran vainas suyas, que el partido no andaba en esas profanaciones de la Constitución, que además de gran perdedor no se pusiera a fumar lumpias. Lo del diálogo ya es generalizado entre las aguerridas huestes. Y basta de ejemplos. Dirán ustedes que es lo de siempre. Que un día el Gobierno llora y se abraza a una sotana y el siguiente expropia a lo macho y lanza gas del bueno. Seguro tienen razón. El alacrán no puede cambiar su naturaleza. Sí, al mismo tiempo Giordani dijo, al presentar el presupuesto, que no van a quedar ni restos de capitalismo. Además tendremos que calarnos un Tribunal Supremo de perros guardianes nombrados por focas moribundas. Y el maletinoso Jorge Rodríguez allanó la universidad como un digepol cualquiera.
Pero no sean tan serios, jueguen al Sudoku político que es divertido. Atentos no sólo a lo dicho ayer y negado hoy sino a las flagrantes contradicciones entre los voceros.Y esperemos al caudillo.
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