lunes, 18 de octubre de 2010

Sí, la revolución fracasó: el gasto social cayó
ÁNGEL GARCÍA BANCHS | EL UNIVERSAL
lunes 18 de octubre de 2010

A finales del año 2009, el Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes) de la Universidad Central de Venezuela (UCV) ya anticipaba que en 2010 volvería a caer el gasto social ejecutado por el Gobierno nacional. Lamentablemente, teníamos razón.

Para el cierre del año 2010, de no aprobarse más créditos adicionales para el gasto social, éste caería algo así como un 20% en términos reales. Es cierto que el Gobierno nacional destina buena parte del presupuesto público (e.g. alrededor de un 45%) al gasto social, pero si éste disminuye en términos reales, lógico, también se reduce la inversión social. Y, peor aún es la situación si revisamos los números en términos reales per cápita.

Para que el gasto social crezca todos los años en términos reales per cápita, lógicamente, el monto destinado a la inversión social debe crecer a una tasa superior a la suma de la tasa de inflación (30%) y de crecimiento poblacional (1,6%). Es decir, el gasto social debería crecer no menos de un 32,08% en bolívares (32,08% = ((1,30 * 1.016)-1)*100), dada la tasa actual de inflación y crecimiento de la población/las necesidades sociales.

Va a tomar tiempo para que recuperemos los niveles de gasto social observados en 2008. De hecho, el gasto social para el cierre de 2010, estimo, representará tan solo un 63% del gasto social del 2008 (en términos reales). Así, el año 2011 no se avizora mejor.

El petropopulismo del Gobierno lo llevó a cometer dos errores esenciales: el primero, hacer depender algo tan importante como el gasto social de un ingreso tan volátil como el proveniente de la renta petrolera; y, segundo, haber limitado la actividad no petrolera del sector privado, y no haber implantado un modelo de desarrollo que substituyese al modelo de reparto petrolero, de forma tal que en la época de las vacas flacas (i.e. ahora) pudiera financiarse el incremento real del gasto social en base a los impuestos.

Lo avisamos a tiempo múltiples veces en esta columna, pero, jamás hicieron caso alguno, al preferir el modelo repartista al del desarrollo transformador, preocupación fundamental del Centro de Estudios del Desarrollo.

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