viernes, 3 de febrero de 2017

VENEZUELA: TEMAS ECONOMICOS CLAVE PARA EL 2017

ANABELLA ABADÍA

PRODAVINCI

Si bien el cierre de 2016 estuvo enfocado en conflictos político-institucionales, el tema económico sigue siendo la principal preocupación de los venezolanos. Siendo las aristas de la actual crisis bastante complejas, vale la pena reconocer cuáles podrían ser los principales temas a monitorear en 2017.
Recesión, caída de las importaciones y desabastecimiento

A pesar de los importantes retrasos en la publicación de cifras oficiales por parte del Banco Central de Venezuela (BCV), la cotidianidad indica que la economía venezolana decreció por tercer año consecutivo en 2016 y nada parece indicar que la situación cambiará en 2017.
Durante 2015 el Producto Interno Bruto (PIB) Consolidado cayó -5,7% y todos los sectores No Petroleros se contrajeron, excepto Telecomunicaciones y Servicios del Gobierno Central. Vale decir: en conjunto, el sector No Petrolero representa 88% del PIB Consolidado.
De acuerdo con cifras publicadas por la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), durante el III trimestre de 2016 la industria nacional trabajó a 39% de su capacidad instalada, siendo el sector de alimentos, bebidas y tabaco el más activo (51%) y el automotor el menos activo (20%).
Esta situación es consecuencia del mal clima económico en Venezuela que genera grandes desincentivos para la producción: incertidumbre política, poca accesibilidad y escasez de divisas, difícil acceso a materia prima, caída de la demanda nacional, controles de precios y conflictos laborales, entre otros. Para 2017, este ambiente económico parece no ser muy diferente lo que augura que la recuperación no se alcanzará este año. Para el cierre 2017, estimamos una caída de entre 3% y 5%. De cumplirse, la caída del PIB acumularía -21,7% en 4 años.
La caída en la producción local se traduce en menor oferta de productos venezolanos para el mercado nacional. Además, la escasez de divisas sigue dificultando la posibilidad de cubrir déficit de producción local con importaciones. Según el Presidente Maduro, en 2016 el Gobierno Central destinó 6.800 millones de dólares en importaciones no petroleras y el sector privado aportó 11.000 millones de dólares propias para importar materia prima y productos terminados. Esto indica que las importaciones en el 2016 estuvieron 11.000 millones de dólares por debajo de las importaciones no petroleras estimadas para 2015 y casi 19.000 millones de dólares por debajo de las importaciones no petroleras de 2014.
La entrada de mercancía a través de la frontera autorizada a ser vendida a precios internacionales no parece una alternativa efectiva ni sostenible para aliviar la escasez de productos básicos de las poblaciones más vulnerables y de la población en general. Según la Encuesta de Condiciones de Vida 2015, alrededor de 73% de los hogares venezolanos se encuentran en situación de pobreza según línea de ingreso: 49,9% de pobreza extrema y 23,1% de pobreza no extrema.
Cada vez más cerca de una hiperinflación
Estimamos que 2017 cerrará —por primera vez en la historia venezolana— con una inflación anual de 4 dígitos de entre 1.000% y 1.200%. Esto implicaría una inflación mensual promedio entre 21,2% y 23,3%.
Según cifras del BCV, la liquidez monetaria creció 163,6% en 2016; 97,7% en 2015 y 65,4% en 2014. En medio de esta notable expansión de la liquidez, la oferta de bienes y servicios se ha contraído por la caída del PIB y de las importaciones, lo que ha hecho que se incremente el número de bolívares que persiguen cada vez menos productos y servicios, impulsando el alza de precios. Nada parece indicar que en 2017 cambiará este distorsionado balance entre la oferta y demanda de bienes y servicios.
Crudo venezolano: menor producción y precios relativamente bajos
Si bien el PIB Petrolero representa alrededor de 12% del PIB Consolidado, el sector es responsable por 95% de las divisas que entran al país. Los precios relativamente bajos del crudo, así como una caída de la producción petrolera, impulsaron una importante caída en las divisas disponibles en 2016.
El precio promedio del crudo venezolano cerró en 35 dólares por barril en 2016, ubicándose 9,5 dólares por debajo del promedio de 2015 (44,65 dólares por barril). Además, la producción promedio en el 2016 (2,392 millones de barriles diarios) se redujo en 10,5% con respecto al promedio de 2015 (2,665 millones de barriles diarios).
Por otro lado, entre diciembre de 2015 y diciembre de 2016, la producción cayó en 300 mil barriles diarios. Esto parece consistente con las recientes declaraciones del presidente Maduro sobre la entrada de divisas al país: cayó 60% en 2016, al pasar de 13.320 millones de dólares en 2015 a 5.290 millones de dólares en 2016.
Predecir el comportamiento del precio del crudo es una tarea arriesgada dada su gran volatilidad. Sin embargo, tomando como referencia las proyecciones de la Agencia Internacional de Energía (EIA por sus siglas en inglés) a enero de 2017, tanto el WTI como el Brent promediarán poco más de 50 dólares por barril en 2017. Bajo este escenario, una recuperación del crudo venezolano por encima de 50 dólares sería poco probable. Por otro lado, según el último acuerdo de recorte de producción de la OPEP, Venezuela tendrá que reducir su producción en 95.000 barriles diarios sin contar la posibilidad de reducciones adicionales por fallas de mantenimiento y falta de inversión en el sector.
Tras una caída del PIB Petrolero de -0,9% en 2015, se estima que el sector se contrajo entre -4% y -6% en 2016 y esperamos una contracción cercana a 2% en 2017.
Pago de deuda estructurada: voluntad de pago no garantiza capacidad de pago
En 2017, las deudas estructuradas de Venezuela y PDVSA suman (incluyendo capital e intereses) cerca de 10.000 millones de dólares. Hasta ahora, Venezuela y PDVSA han cumplido con el pago de sus respectivas deudas estructuradas; sin embargo, un saldo de 10.977 millones de dólares en las reservas internacionales al cierre de 2016, genera dudas sobre la capacidad de pago de Venezuela.
Cabe recordar que además de la deuda estructurada, Venezuela tiene otras obligaciones: al menos 12.000 millones de dólares a proveedores internacionales, poco más de 4.000 millones de dólares por laudos arbitrales del CIADI (sin contar intereses), entre otros.
Control Cambiario: ¿ajustes o reformas?
Los ajustes del tipo de cambio referencial no suelen reflejarse en los Presupuesto de la Nación y aunque los rumores sobre posibles ajustes y cambios siempre están presentes, es muy difícil prever las decisiones que la Autoridad Monetaria y el Gabinete Económico tomarán.
Los anuncios cambiarios suelen hacerse en el primer trimestre del año y aunque el tipo de cambio preferencial Dipro (10 bolívares por dólar) se aleja cada vez más de la tasa Dicom (para mediados de enero 2017 se acerca a los 680 bolívares por dólar), el Gobierno no ha dado indicios de una devaluación, mientras que cada vez hay más rubros que dejan de recibir divisas preferenciales mediante Dipro.
Poco se sabe sobre posibles medidas cambiarias, sin embargo, en el pasado algunos voceros del partido de gobierno han mencionado la unificación cambiaria como una posible medida. El actual Presidente del BCV, Ricardo Sanguino, en su pasado rol como Diputado del PSUV ante la Asamblea Nacional, afirmó que “la unificación cambiaria puede ser una vía”. Y aunque en julio de 2016 el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera Jesús Faría precisó que se “está muy cerca la unificación cambiaria”, en noviembre de 2016 el propio Faría dijo:
“Yo leí el documento de la Unasur y… ahí se plantea la unificación cambiaria como recomendación y nosotros vamos a las planificación de ese proceso, pero aún no estamos en las condiciones, ni existen actualmente, para la unificación cambiaria”.
Decretos de Emergencia Económica: continuarán en 2017
Tras tres Decretos de Emergencia Económica (y sus respectivas prórrogas) y más de 100 Decretos Presidenciales firmados bajo su amparo en 2016, el Ejecutivo Nacional pudo asumir poderes legislativos gozando de plena discreción fiscal.
De los Decretos Presidenciales publicados en Gaceta Oficial en el 2016, 60 —poco más de la mitad— permitieron asignar recursos adicionales por un total de 4,08 billones de bolívares, 2,6 veces del Presupuesto Nacional de 2016. Del total de recursos aprobados, 92,7% fue dirigido a cubrir insuficiencias relacionadas con gastos de personal, aumentos de salarios y de bonos de alimentación y aumentos de las pensiones del IVSS.
Bajo el amparo del tercer Decreto de Emergencia Económica, el Ejecutivo Nacional incluso dictó tanto el Presupuesto para el Ejercicio Económico Financiero 2017 (G.O. Extr. Nro. 6.263, 14/10/2016), así como como el Endeudamiento para el Ejercicio Económico Financiero 2017 (G.O. Extr. Nro. 6.264 extraordinario, 14/10/2016).
En la presentación de su Memoria y Cuenta 2016 ante el Tribunal Supremo de Justicia, Maduro firmó el primer Decreto de Emergencia Económica del año 2017. Bajo la siempre presente narrativa política de la “Guerra Económica”, Maduro da continuidad a su modelo de planificación centralizada y plena arbitrariedad económica y fiscal.
Comentarios finales
Para 2017 uno de los temas más relevantes será la producción de PDVSA. Ante la incertidumbre sobre los precios del petróleo, una caída aún mayor de la producción tendrá efectos notables sobre la producción y las importaciones, lo que afectará directamente la oferta de bienes e impactará directamente la inflación. Además, con un ambiente económico similar al de 2016, en 2017 la caída del PIB parece bastante previsible.
Por otro lado, el Ejecutivo Nacional tiene todos los incentivos para seguir manejando el presupuesto a discreción en un año —posiblemente— electoral.
Por último, si bien la caída de los precios del crudo ha obligado al gobierno a tomar medidas en el ámbito cambiario, es difícil prever qué medidas podría tomar en 2017. Una devaluación del tipo de cambio Dipro parece necesaria en aras de mejorar las cuentas fiscales del gobierno. Sin embargo, el efecto inflacionario —y el respectivo costo político— de una devaluación podría desincentivar al Ejecutivo Nacional de llevarla a cabo o de al menos reducir la magnitud de la medida.

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