Pensándolo bien, la sucesión de declaraciones de altos jefes militares anunciando un golpe de Estado en el caso de que Chávez fuera derrotado (como seguramente lo será) en las elecciones del año próximo, no es nada casual. Una vez, la primera, de Rangel Silva, podía ser tomada como una jaladita personal; la segunda, del almirante que recibió al buque-escuela, quizás también, pero ya una tercera, la del nuevo comandante de la Guardia de Honor, añadida a declaraciones en el mismo sentido que habría hecho en privado el ministro de la Defensa, según testimonios personales que nos han llegado, hablan ya de una campaña en toda la regla. Nada ha sido casual ni personal. Es un plan en acción.
Sin duda que el principal objetivo de esa campaña sediciosa es la propia FAN. Habida cuenta de que para el gobierno, así como para muchísima gente común, a los integrantes de la FAN se les puede aplicar el viejo apotegma de que “cada cabeza es un mundo” y, por tanto, la institución no puede ser considerada como una suerte de bloque monolítico, llena de cabezas cuadradas que no piensan, sino que en realidad constituye una muestra de la población venezolana, con todos sus defectos y virtudes, en la cual caben diversas formas de ver las cosas, aún si la obediencia las mantiene en privado.
Por tanto a la FAN, se dirá Chávez, como al resto del país, hay que someterla a un acentuado proceso de ideologización según las pautas del llamada “socialismo del siglo XXI”, que incluyen, en primerísimo lugar, la obediencia y lealtad personal al jefe del Estado. Por esos las declaraciones producidas por los cuatro voceros mencionados no aluden a cuestiones ideológicas, no abordan temas digamos “serios” sobre el modelo de país que se aspira a construir, no forman parte de ningún debate de ideas, sino que están todas referidas a YoEl-Supremo. El tema de ese lavado cerebral es Chávez, es la idea del comandante permanente, del jefe eterno, de Chávez como alfa y omega de toda la vida nacional.
Con el peligroso complemento de vender la idea de que si este pueblo de “desagradecidos” se le ocurriera no votar por Chávez y derrotar sus pretensiones continuistas, la FAN se encargaría de poner las cosas en orden y con los tanques en la calle y sin excluir las raciones de plomo necesarias, desconocer el resultado electoral y, absolutamente a la Pérez Jiménez en 1952, fabricar una cifras fraudulentas que den la victoria a su comandante en jefe.
Están, pues, usurpando el nombre de la FAN, hablando en nombre de ella, para anunciar un propósito golpista que ni siquiera se molestan en disimular. Lo único bueno de esto es que guerra avisada no mata soldado y por tanto estos voceros del golpismo pueden llevarse una enorme sorpresa caso de pretender llevar adelante sus planes subversivos.
Pero aquí hay un responsable de esto que hasta ahora ha permanecido en claro plan de que quien calla otorga. Es el Presidente de la República. Ahora que a Chávez le ha dado por revisiones de colores y lemas, el país esperaría de él un contundente y categórico rechazo de las expresiones golpistas y, como comandante en jefe un firme compromiso de que la FAN garantizará la voluntad del pueblo venezolano y en ningún caso estará al servicio de los intereses de ninguna persona o parcialidad política alguna, así sea su derrotado comandante en jefe-candidato.
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