martes, 5 de marzo de 2013


¡MURIÓ, MURIÓ, MURIÓ!

 
                                                                                          

ENRIQUE VILORIA VERA
Murió el LÍDER, todos tarde o temprano morimos, el hombre es un ser hecho para la muerte, siendo el de cujus un hombre de Estado, una figura pública, le corresponderá a la historia evaluar si su intensa vida de estadista dejó un legado del cual enorgullecernos como súbditos de la llamada Revolución Bolivariana, algunas preguntas pueden ser indicativas de los aspectos a tener en cuenta para evaluar su aporte al país y al mundo:

  1. ¿Fue un hombre tolerante, permitió el disenso, la opinión disímil, el argumento ajeno?
  2. ¿Fue un demócrata a carta cabal, admitió la separación de poderes, el control de su gestión gubernamental o fue un autócrata más disfrazado de legalidad?
  3. ¿Fue un eficiente gerente público, el país cuenta con mejor infraestructura y servicios públicos que los que tuvo en el pasado?
  4. ¿Defendió la soberanía nacional y la independencia del país frente a otros centros de poderes, o fue un LÍDER entreguista?
  5. ¿Su gobierno ha sido el más ético que haya conocido Venezuela?
  6. ¿Fue capaz de diferenciar entre el Estado, el gobierno y el partido oficial?
  7. ¿Fue un conciliador en el plano internacional o promovió la división entre naciones y países?
  8. ¿Somos más felices? ¿Salimos a la calle sin miedos ni aprehensiones?
  9. ¿Nuestros hijos y nietos vivirán mejor que nosotros sin tener que portar un carné rojo o una franela carmesí?


Estas preguntas fundamentales bastan para que la historia, el árbitro inclemente, lo juzgue en el largo plazo, más allá de actitudes gemebundas  y de llantos superficiales; en todo caso: Paz a su alma, y a Rey muerto, Rey puesto!



¡VOTAREMOS!

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