miércoles, 6 de marzo de 2013


SI ES VERDAD QUE ESTÁ MUERTO


Leandro Area

Si es verdad que está muerto, “siendo las 4 y 25 de la tarde” del miércoles 5 del caluroso marzo que no escampa, pues antier lo expusieron sus epígonos, se habrá ensamblado otra pieza del rompecabezas, cruel e inhumano,  en que se convirtió su fin y desenlace, urdido y calculado desde las altas cumbres de nuestro Mar Caribe; que en paz descanse.

 Y si en verdad está muerto, y para que no quede la menor duda de mi condición y pensamiento, escogeré una voz, una medida noble para sostener además mi lugar en el mundo, que persigue el hilo de los que me forjaron y tutelan, y con quienes crecí, tropezando, con respeto por el dolor ajeno que no tiene fronteras ni partidos. Y si es verdad que está muerto, porque tanto han manipulado con su ausencia que uno ya no sabe a qué o quién atenerse, es deber acompañar, al lado de su tumba, a los que lo amaron y lloran porque no es del humano que ambicionamos ser caer en la provocación y debilidad de la ironía o de la mueca artera, frente a un ser ya ido que tanto quiso hacer y ya no pudo más ni tampoco podrá.

Si es verdad que está muerto, y debe ser así  por el hervor que se trasluce en la ambición, incertidumbre y miedo que se mira en los rostros de quienes ahora huérfanos lo secundaban y calculan sus herencias,  sería en su honor mejor guardar silencio, que es respeto,  y observar sus obras y omisiones, y hacer balance desde quienes lo amaron que son tantos, y de quienes crecimos combatiéndolo democráticamente, que somos tantos más y van sumando. Porque su vida estuvo, creo, convencida equivocadamente, cargada de insatisfacciones, rencores, complejos y temores sin curso, de tener la razón a cualquier precio, a cualquier costo, tan solo por poseer la ilusión falsa que acompañó de coraje iracundo, sin reparar en desastres que a veces quedan después y para tanto tiempo y sobre tantos irremediablemente.

Si es verdad que está muerto, y espero que sea así, al fin, para tranquilidad y sosiego de él y de los suyos, que sufrieron y sufren, ojala que el mito que se borde, la hibernación emocional del héroe, del mártir, del líder, del enfermo, de ahora en adelante, que lo dudo, sea lo más humano posible, es decir, idéntico a si mismo, que es lo que él, imagino, anhelaría. Si es verdad que está muerto pido a los que lo sufrieron en vida perdonen sus acciones sin olvidar el mal que hizo para no repetirlo en rencor.

Si es verdad que está muerto, que sople el viento sobre la brizna de paja que fue él, y traiga la paz y la armonía a esta tierra de gracia que nunca mereció tanta tristeza, donde falta tanta libertad, paz, pan, democracia. Si es verdad que está muerto, que la vida amanezca y para todos bien. Pueda ser que su adiós permita respirar un aire nuevo en Venezuela, y que ese vacío que ahora deja no se llene con odios y excesos para querer aparentar fuerzas innecesarias. Deseamos todo el bien y el eterno descanso para él, los suyos y el país que ha perdido su rumbo y lo requiere sin demora.

Leandro Area

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