viernes, 22 de marzo de 2013

OTRA VEZ


MARUJA TARRE   
EL UNIVERSAL

La última vez que participé en una campaña presidencial, no hace tanto tiempo: en octubre del año pasado, me dije a mí misma que sería la última. Hay gente mucho más joven y entusiasta, y con los años va llegando el cansancio y una perenne sensación de "déjà vu"

Pero a pesar del cansancio y de las repeticiones, cada vez que se presenta nuevamente la oportunidad, lo embarga a uno una sensación de urgencia. Una convicción de que no basta con votar y que hay que hacer algo más. Nuevamente nos encontramos en una situación muy difícil. Chávez el caudillo petrolero todopoderoso ha muerto, pero nos pretenden imponer un sucesor escogido a dedo por un hombre en su agonía y con lealtades foráneas que le han hecho un daño enorme a nuestro país. En sus escasos 100 días de gobierno ha mentido, ha devaluado la moneda en forma alarmante, ha aumentado la violencia y chabacanería del discurso político. Una enorme ineficiencia y bajos rencores, cobijados bajo el manto protector de Chávez y su imagen. 

Porque Chávez, el caudillo con todas sus fallas y carencias, está muerto. Pero ahora pretenden imponernos un ser mítico, un Chávez que ya hace milagros, sin defectos e inmortal, que posibilitaría a su mediocre camarilla seguir gobernando eternamente. Para enfrentarlo tenemos un candidato joven y moderno, con los pies en la tierra, pero que necesita de nuestra ayuda. Necesita nuestra unidad, necesita apoyo y comprensión en este cortísimo y trascendental periodo electoral y, sobre todo, necesita nuestro voto. Hay que olvidar mezquindades y agravios para concentrarnos todos en derrotar lo peor del siglo XIX, que sigue amenazando nuestra Venezuela. 


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