Pompeyo Marquez
Los
resultados de las elecciones brasileras comienzan a marcar uan diferencia
sustancial con la situación venezolana. La reelecta mandataria Dilma Rousseff
recibe un país totalmente polarizado con la mitad en contra, para no decir con
una mayoría en contra si sumamos a los abstencionista.
¿Cuál es
la primera reacción de la presidenta reelecta? Ofrece llamar al diálogo y a
cambios profundos para lo cual necesita unir al país. En Venezuela se dio una
situación similar en las elecciones del 2013. ¿Qué hizo Maduro? Llamar a
profundizar el socialismo del siglo XXI, continuar el “legado” de Chávez: un
país destruido, un aparato productivo liquidado, una crisis económica profunda.
Maduro
perdió la oportunidad del diálogo y convirtió a éste en una mascarada y en una
burla al país. Son entonces dos maneras de conducir un gobierno, de interpretar
una realidad: una de una democracia consolidada, otra, de una dictadura
manejada por una camarilla militar-civil que se quiere perpetuar en el poder y
que cierra toda posibilidad de alternabilidad, inclusive existiendo una mayoría
partidaria de ésta.
Maduro
debería verse en ese espejo, en el comportamiento de la Rousseff ante una
victoria apretada, que no significa que se le dio un cheque en blanco para
gobernar. Maduro escogió el camino de la confrontación y de la represión a la
justa protesta por las demandas sociales que tenían un carácter pacífico, y
fueron ensangrentadas, con detenciones en masa, torturas, juicios ilegales.
La Rousseff
llama al diálogo para hacer progresa al Brasil, Maduro llama a la confrontación que profundiza la crisis
sistémica que padece Venezuela. Una crisis que es política, social, económica,
cultural, educacional, sanitaria, que comienza a ser reconocida como tal por
sectores del chavismo como el “Colectivo 5 de marzo”, que habla de un país
“corrupto e inflacionario” y que ha sufrido también los embates del ministro
policía recién destituido y ahora van por Diosdado. Víctor Alvarez habla de un
gobierno de transición. Felipe Pérez y Nicmar Evans cuestionan la idoneidad de
los asesores del gobierno en materia económica. Esta nueva realidad no se debe
ignorar.
Queremos
subrayar en este comentario la diferencia de actitud de ambos presidentes y que
los consiguientes resultados tendrán que ser igualmente diferentes: en Brasil,
consolidar una democracia, en Venezuela ¡conquistar la democracia!
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