jueves, 30 de octubre de 2014

VENEZUELA ES UN CUARTEL

EDITORIAL DE TALCUAL
XAVIER COSCOJUELA

Tenemos un presidente obrero, eso dice la publicidad oficial, pero la clase trabajadora venezolana tiene que hacer huelga, paros, marchas, manifestaciones, sus integrantes verse expuestos a ser detenidos o agredidos por policías y militares, ser atacados por los medios públicos del Estado y, aún así, muchas veces no logran lo solicitado. En cambio, los integrantes de la Fuerza Armada Nacional no tienen, que se sepa, sindicato, ni amenazan con huelga, pero les otorgan aumentos sustanciales de sueldo en un dos por tres, además de otros privilegios.
Hace años, al comienzo de este proceso, Pablo Medina quien a la sazón todavía se encontraba dentro de quienes apoyaban la "revolución" afirmó que ésta no era una alianza cívico militar, sino que por el contrario se trataba de una coalición militar cívica. Muchos pensaron que era un tremendismo de Medina, pero el paso del tiempo le ha dado la razón plenamente.
Esta preeminencia de lo militar comienza por el lenguaje, por las palabras que usan todos quienes los respaldan. Batallas, batallones, comandos, guerra, misiones, brigadas, comandos son palabras verde oliva. Eran las predilectas por el finado Hugo Chávez, y siguen siendo las preferidas por el heredero y el resto de sus "hijos".
Los uniformados han ido copando la escena gubernamental. En ministerios, empresas del Estado y demás entes de la administración pública. Recordemos que de los 24 gobernadores que hay en el país, 11 son militares retirados, varios de ellos recientemente retirados. La Asamblea Nacional es presidida por un militar, quien la dirige como si fuera un cuartel, y la bancada del PSUV tiene de jefe a otro militar.
Esta abrumadora presencia de uniformados está haciendo ver a esta administración como un gobierno de la Fuerza Armada, lo que constituye un serio riesgo para la institución militar, pues su prestigio puede verse arrastrado al lodo de persistir las malas políticas que vienen poniendo en práctica desde Miraflores y que están generando gran malestar entre la mayoría de los venezolanos. Van a terminar siendo vistos como corresponsables de las mismas.
El lunes pasado el presidente Nicolás Maduro habló sobre la necesidad de contar con unos cuerpos policiales decentes. Sin embargo, cuando trató el tema de los salarios decretó un aumento para los miembros de la Fuerza Armada Nacional y dejó pelando, tal como estaban, a los policías. Ahora bien, el monto del sueldo de los militares tampoco es para lanzar cohetes. Es evidentemente insuficiente para enfrentar la inflación madurista.
Sin embargo, el salario de los generales duplica al que reciben los profesores universitarios que más ganan, también es cuatro veces mayor que el que se les da a los médicos mejor pagados y ni que decir de maestros, enfermeras, ingenieros y del resto de los profesionales que prestan servicio en la administración pública, donde la inmensa mayoría de sus integrantes reciben salarios muy bajos, insuficientes para poder pagar una vivienda y mantener su ya precaria calidad de vida.
Además de mejores sueldos, los militares han recibido una serie de privilegios durante todo el proceso revolucionario que constituye una injustificable discriminación hacia el resto de los venezolanos. De todos, de quienes rechazan el proyecto autoritario chavista, como de quienes lo apoyan. Ante la creciente pérdida de apoyo popular que reflejan todas las encuestas, cree necesario cortejar y ganarse al estamento militar. Peligrosa equivocación. Alguien dijo que las bayonetas no servían para sentarse en ellas.

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