ALICIA FREILICH
EL NACIONAL
Cualquiera sea el resultado de las votaciones regionales hoy 15 de
octubre, será la prueba más contundente del fracaso castrochavista.
Hacerse los locos y no convocar elecciones cuando lo marca la
legislación constitucional democrática, improvisarlas a conveniencia del
Ejecutivo militarista de turno a su vez obediente a las órdenes
cubanosoviéticas, tácticas dilatorias para que no se inscriban los
nuevos votantes, regulaciones para cambios sobrevenidos que faciliten la
abstención, amenazas terroristas para los votantes de comprobada
oposición, en fin, todo un catálogo de cómo votar para no elegir
gobernantes y eternizarse en el poder totalitario, todo eso y más, por
fin quedará reflejado a los ojos del mundo en este evento.
Recuerdo un ligero desayuno muy casual compartido con el
economista y politólogo Carlos Blanco, al coincidir saliendo de una
emisora radial famosa, allá por el año 2005. En el cafetín del Centro
Comercial Los Ruices, casi al lado del canal televisivo que ya no era
estatal sino chavista, me advirtió que este régimen caería por sus
propios errores, que sus trampas concebidas para liquidar opositores y
adversarios forjarían una celda inmensa en la que no hallarían puerta de
emergencia y sucumbirían en su propio lodo.
Se ha cumplido, salvo que el lapso para su autocondena se volvió
demasiado largo. Fue necesario esperar a que el petróleo se volviera
“estiércol del diablo”, como lo calificó Juan Pablo Pérez Alfonzo,
creador de la OPEP, y despareciera el mago de la revolucionaria alquimia
fatal, teniente coronel golpista Hugo Chávez Frías.
Trácalas, farsas, mentiras, burlas, ofensas, aberraciones, como
bailar sobre charcos de sangre inocente, crímenes de toda laya, ruina
económica y moral, dependencia absoluta de las armas bélicas para su
permanencia palaciega, son ahora transparentes, tan claritas, que al
margen de si usted quiere o no votar, incluso si contra la estrategia
oficialista votamos todos y se permite que la oposición gane algunas
entidades estadales, el engaño bajo kalashnikovs y similares, que
siempre ha devorado a sus propias criaturas, quedará a la vista más
nítida. Votar sin elegir en medio de trampas evidentes logra que los
portadores de medallitas ganadas en criminal y cobarde corruptela queden
al desnudo.
Es lo que en lenguaje académico se denomina implosión. Acertó mi
vecino de página. Mensaje para ciertos politiqueros que llaman
tecleadores sin oficio a los desobedientes opinadores de oficio.
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