martes, 24 de octubre de 2017

ODEBRECHT Y LA IMPUNIDAD DE MADURO

CARLOS TABLANTE

La dictadura del fraude y la mentira de Nicolás Maduro, quiere cerrar definitivamente la vía electoral para perpetuarse en el poder.
En Venezuela se enfrentan dos visiones. Por un lado, el continuismo del desastre que padecemos y por el otro, el cambio por el que lucha la mayoría conformada por los que defendemos la plena vigencia de la Constitución, compartiendo un espacio plural, diverso y democrático cuya conducción política desde la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), ha pasado por todas las pruebas en cuanto a formas de lucha, incluyendo la vía electoral.
A pesar de las buenas intenciones, esfuerzos y sacrificios, los resultados demuestran obviamente que no hemos logrado nuestro objetivo de sacar a Maduro del poder, constitucionalmente.
Tenemos que asumir con responsabilidad las necesarias rectificaciones. Hace falta una dirección política más articulada que tenga una mayor capacidad de reflexionar y de reinventarse a partir de los errores y los logros.
Debemos discutir democráticamente y con respeto, las ideas del proyecto político que nos une, así como la realización de unas elecciones primarias para escoger al nuevo abanderado de la alternativa democrática que le disputará el poder a Maduro en las presidenciales de 2018, para lo cual es decisivo anular las inhabilitaciones, liberar a los presos políticos, un CNE independiente y la garantía de elecciones libres y democráticas.
No se puede posponer ni un día más la necesaria consulta y debate. Tenemos que propiciar una alianza incluyente a partir de la MUD. Eso significa abrir espacios para integrar al chavismo crítico y disidente. Hay que convocar a todos los activistas de la oposición con la mayor amplitud y a todos los niveles (municipal, regional y nacional), para lograr un viraje con audacia que permita renovar el mensaje, el liderazgo y la acción, que sea capaz de unificar la indignación y el descontento y construir entre todos una verdadera alternativa. Para ello es indispensable insistir en rescatar la vía electoral cambiando al CNE, recuperar la Asamblea Nacional, perseverar en la apertura del canal de ayuda humanitaria y la liberación de los más de 400 presos políticos.
Valorar en especial, el apoyo internacional, fortaleciendo sobre todo el importante papel que han desempeñado la OEA y Luis Almagro, la Unión Europea y el presidente de su parlamento Antonio Tajani, la ONU y su secretario general António Guterres y todos los países y líderes que se han unido en defensa de la democracia venezolana.
El compromiso es seguir sumando y no entrar en una confrontación suicida de descalificaciones inútiles que sólo favorecen al régimen, cuando tenemos por delante la urgencia de seguir impulsando el cambio político, para lo cual es indispensable abrir la vía electoral a través de elecciones libres y justas con todas las garantías legales.
Debemos hallar puntos de encuentro en la defensa de la Constitución, el rechazo a la falsa asamblea constituyente, la salida electoral, la liberación de los presos políticos, el cese de la tortura y el rechazo a la corrupción y la violación de los derechos humanos, haciendo énfasis en la crisis humanitaria que sufre la mayoría del pueblo. Son asuntos que podrían formar parte de una agenda para sumar esfuerzos y constituir un frente amplio de unidad nacional.
Finalmente, resulta incoherente y contradictorio – por decir lo menos – que algunos gobernadores electos estén tratando de justificar juramentarse ante ese instrumento del Estado delincuente que es la falsa asamblea nacional constituyente, mientras se instala un Tribunal Supremo en el exilio, la fiscal general Luisa Ortega Díaz es reconocida por diferentes Estados y es recibida como tal por sus homólogos, haciendo importantes denuncias sobre la corrupción y la impunidad que imperan en Venezuela y sobre todo, cuando ninguna nación reconoce a la falsa asamblea nacional constituyente con la que han tratado de usurpar las funciones de la Asamblea Nacional.

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