Mesa de la Unidad
Democrática
DECLARACIÓN DEL 23 ENERO DÍA DE LA UNIDAD NACIONAL
Hoy hablamos a todos los venezolanos. A los que están aquí, y a
los que no pudieron venir. A los que nos ven por televisión, y a quienes nos
escuchan por radio en su casa o en su trabajo, en su negocio o en su puesto de
comercio informal, en el tráfico o en su unidad militar. También a los que deben
bajar el volumen o usar audífonos para que no los descubran. A los venezolanos
dentro y fuera de Venezuela. A los que votaron por nosotros el 7 de octubre y
el 16 de diciembre, con nuestro agradecimiento. Y a los que no lo hicieron, con
nuestro respeto.
Porque Venezuela es de todos y necesita de todos. Porque todos
hacemos falta. Porque el país vive hoy una hora de incertidumbre y necesita
voces serenas y firmes, quiere caminos claros, merece saber qué pasa. Merece
que quienes tenemos la obligación de ofrecerle liderazgo, en el gobierno o en
fuera de él, mostremos que tenemos lo que hace falta para hacer lo que hay que
hacer.
No podemos ser indiferentes a los dolores, las angustias del
pueblo venezolano. Tampoco a sus esperanzas pequeñas y grandes. Y no basta
sentirlas cercanas, hay que sentirlas adentro.
En esta hora en la que unos muestran su pequeñez y otros pierden
la paciencia, recordamos que el pueblo venezolano no es así. Sabemos de la
grandeza, la generosidad, el sentido común que brotan con fuerza cuando las
dificultades nos ponen a prueba. Por eso insistimos en que las dos claves para
que Venezuela salga con bien de cualquier dificultad, son la verdad y la
Constitución.
Hoy
celebramos un aniversario del 23 de Enero de 1958. Entonces
algunos éramos niños, los viejos de ahora eran jóvenes, y la mayoría de los
venezolanos de hoy ni siquiera había nacido. El 23 de enero de 1958 ocurrió
hace muchos años. Así que no son pocos los que se preguntan, con toda razón,
¿Por qué celebrar este día?
El 23 de Enero celebramos la Unidad Nacional.
La Unidad hizo posible el fin de la dictadura y la recuperación de
la libertad. Y el espíritu venezolano de convivencia y encuentro por encima de
diferencias que permitió la fundación de la democracia en el país, se llamó
precisamente “Espíritu del 23 de Enero”
En la
lucha sacrificada de los venezolanos de entonces, el núcleo de la Unidad
Nacional fue la Junta Patriótica, compromiso de partidos que habían estado
enfrentados, pero cuya iniciativa valiente tuvo eco y se multiplicó en los
trabajadores, los empresarios, los profesores, los estudiantes, los religiosos,
los militares. El Manifiesto No. 1 de la Junta Patriótica al pueblo venezolano
en 1957, expresa:
“LA
JUNTA PATRIOTICA hace un llamado a todos nuestros compatriotas dentro o fuera
del gobierno, para actuar conjuntamente, sin odios ni venganzas, por la paz y
la prosperidad del país. Ha llegado un momento decisivo para la patria y está
en nuestras manos defender el derecho a escoger libremente nuestros gobernantes
y asegurar así la alternabilidad del poder. En la calle, en las fábricas,
oficinas, en el campo, en los planteles educacionales, en los cuarteles, donde
quiera, debemos combatir por el respeto a nuestros sagrados derechos y nuestra
soberana voluntad. Este momento no debe desaprovecharse en posiciones sectarias
e intransigentes ni debe desperdiciarse en discusiones reñidas por la realidad.
El objetivo de la acción es lograr que Venezuela marche hacia una verdadera
constitucionalidad donde todos podamos vivir y trabajar libremente sin temores
ni zozobra.”
Ese
es el espíritu del 23 de enero! Esa es la voz profunda de la historia que
queremos traer al presente, porque está viva. No hay poder capaz de
expropiarnos la verdad de nuestra historia y no habrá poder capaz de
expropiarnos el futuro que vamos a construir entre todos. Sin violencia, sin
injusticia, sin persecuciones, sin rencores.
Tenemos
una responsabilidad, y la cumpliremos. En la palabra y en la acción. Luchamos y
lucharemos para restablecer la vigencia plena de la Constitución y hacer
realidad un modelo de democracia distinto que nos garantice el desarrollo en
paz, con justicia social y con libertad. Un desarrollo que lleve la esperanza
hasta el hogar más pobre de Venezuela. La esperanza de una vida mejor, de un
progreso que libere en vez de atar, que no cobre peaje partidista, que no exija
disfrazarse ni imponga disimulos.
La
Venezuela próspera y libre donde todos podamos vivir y progresar en paz tiene
que ser, y será, una Venezuela libre del miedo. Sin miedo a la violencia y a la
delincuencia. Sin miedo al desempleo. Sin miedo a la escasez y los precios
altos. Sin miedo a la enfermedad. Sin miedo a que sepan por quién votaste. Sin
miedo a que te quiten lo tuyo.
Quienes
están hoy en el poder, esos que responden con insultos cuando se les exige que
digan la verdad y con arbitrariedad cuando se les pide que respeten la
Constitución, confunden al Estado con el Partido y actúan como si los
venezolanos estuviéramos pintados en la pared. Su proyecto es un régimen político de vocación totalitaria
que está destruyendo las instituciones para sustituir la democracia, que
sustenta su llamada revolución financiándose con los ingresos petroleros y el
ventajismo estructural en la competencia electoral.
Son
las acciones y omisiones del grupo en el poder las que amenazan la estabilidad.
Es la falta de instituciones independientes e idóneas la que deja al ciudadano
indefenso. Justicia parcializada e injusta, delincuencia y corrupción desatadas
e impunes, mientras crece una profunda crisis económica y social que se disimula
y no se atiende. Entre tanto, centran su atención en negociar sus
contradicciones internas por el reparto de cuotas de poder.
La
Mesa de Unidad Democrática es una alianza política que entiende que sirve al
país que sabe mucho más grande y plural que ella misma. Un país que debe
encontrarse en una Unidad Nacional que en lugar de negar y prohibir la
diferencias, fomente el diálogo, el encuentro creador, el respeto para todos,
en un espíritu de patriotismo superior y nos ponga a todos a trabajar juntos,
con una amplitud que no comprometa la indispensable coherencia, por ese futuro
que nuestros hijos merecen. Ese es nuestro desafío. Lo entendemos. Lo asumimos.
Estamos al servicio de esa unidad más grande, genuinamente nacional.
La
Unidad Nacional es de toda la sociedad democrática. Incluyendo a demócratas que
han creído en el proceso y se dan cuenta que se agota, junto a quienes son
críticos, se sienten opositores o, simplemente, quieren un cambio. Todos somos
venezolanos.
El
modelo democrático que propiciamos lo basamos en un gran acuerdo social para la
convivencia y el bienestar de todos los venezolanos, sin divisiones, sin
exclusiones, sin discriminaciones, que tiene como objetivo central acabar con
la pobreza, ofrecer a todos las oportunidades para la prosperidad y el ascenso
social. Para lograrlo es necesario un
Gobierno de Unidad Nacional que respete a todos, que convoque a todos, que
planifique con todos, que trabaje con todos y para.
Quienes
sólo piensan en su hegemonía, no comprenden la dimensión ni la urgencia de la
actual situación nacional.
En
lo económico nadie se explica, en
Venezuela ni en el mundo, que en medio de la mayor bonanza, superior a la de
cualquier país latinoamericano, con un ingreso petrolero de 250 millones de dólares diarios, lo que
hace un ingreso anual de 91.250
millones de dólares al año, para un total de 1 billón 277 millones de dólares en 14 años, estemos como estamos.
Más
endeudados. Mientras la deuda total en 1999 era de 31.484 millones de dólares, al final del 2012 es de 216.053 millones de dólares. Siete
veces más. La deuda externa pasó de 23.443
millones de dólares en 1999 a 114.878
millones en 2012. Y la interna de 4.041
millones de dólares en 1999 a 61.166
millones de dólares en el 2012.
Más
arruinados. Tenemos la infraestructura
destrozada; las calles, avenidas, carreteras y autopistas deterioradas;
apagones en todo el país; hospitales, instalaciones educativas y edificaciones
públicas con graves deficiencias.
Más
pobres. Según el Banco Central de Venezuela la inflación del año pasado, que se
refleja directamente en el alto costo de la vida fue del 20%, y en alimentos
fue del 25%, la más alta en Latinoamérica y la quinta en el mundo. La escasez
de alimentos hace que todos los días las madres de familia tengan que hacer un
enorme esfuerzo personal y un gasto cada vez mayor para conseguir pollo, azúcar, aceite vegetal ó leche, para
referir algunos ejemplos, además de someterse a un racionamiento que no se
merece la familia venezolana.
Más
dependientes del extranjero. El gobierno que ofreció el desarrollo endógeno nos
hace depender de las importaciones por las políticas ejecutadas en contra de la
producción nacional. Las importaciones
han pasado de 13.000 millones de dólares en 2003 a más 50.000 millones
de dólares en la actualidad.
Más
indefensos ante la violencia. La cifra de 21.600
homicidios durante el año 2012 nos da una idea de la tragedia que estamos
viviendo, después de 20 planes de seguridad. Las personas honestas se han
construido sus propias rejas para protegerse, mientras los pranes dirigen las
cárceles desde donde planifican miles de delitos en la calle. La impunidad
generalizada despoja al ciudadano del primer derecho humano que debe garantizar
un gobierno responsable. En Venezuela hoy la vida no vale nada.
Más
vulnerables desde el punto de vista laboral. Por el acoso, las expropiaciones,
las amenazas y el favorecimiento de las importaciones frente a la producción
nacional, no crece el empleo privado. Casi todos los puestos de trabajo nuevos
y mal pagados los genera el Estado. Se desconocen los derechos de los
trabajadores, no se discute la contratación colectiva y el 50% de la fuerza de
trabajo se rebusca en la economía informal.
En
lo político, la ausencia del Presidente Chávez por razones de salud ha venido a
agravar la situación. Sin liderazgo propio, sus sucesores, los mismos que el
pueblo ha señalado como culpables de los problemas, compiten en torpeza y
prepotencia, como si con desplantes pudieran encontrar solución a los delicados
problemas institucionales. Acomodan la Constitución a su interés y niegan expresamente el diálogo nacional que
sería lógico porque es necesario. Abusan del control político de los poderes
públicos, convierten la Asamblea Nacional en una barra, pervierten la justicia,
anulan los controles. Lo más reciente es que llevan la violencia al parlamento
y la celebran con arrogante irresponsabilidad. Ignoran que episodios como ese
tienen antecedentes de trágicas consecuencias en nuestra historia y en la
historia de la humanidad; mañana se cumplen 165 años del asalto monaguero.
Actúan con la cobarde alevosía de quienes se saben apoyados. La violencia es el
pariente más cercano del miedo. Solidarios con nuestro compañero, que entre
nosotros es un líder querido y respetado, les decimos: No se equivoquen. No nos
intimidarán. No nos sacarán de nuestra línea tenazmente cívica. Aquí no se rinde
nadie.
Con
la ficción de dar continuidad al gobierno sin que el titular que fue electo se
juramente y asuma el cargo en el nuevo período constitucional, en vez de
admitir la obvia ausencia temporal del Presidente, se insiste en la mentira de
que está “en pleno ejercicio de sus funciones”, y se recurre a una sentencia
que es una burla a la verdad y a la Constitución, para dar legalidad a la usurpación
y poner el poder, sin responsabilidad porque ni siquiera están encargados, en
manos de funcionarios no electos.
Desde
el punto de vista jurídico formal la sentencia es vinculante. Pero ello no nos
puede impedir y no nos impide decir la verdad. Esa sentencia es una
monstruosidad y una vergüenza, un engendro de la parcialización política, que nos
desprestigia como país y acusa para siempre a quienes deberían representar el
valor de la justicia. Esa manipulación hipócrita de la Constitución, mucho más
que frivolidad jurídica, es un daño objetivo a la vida real de los venezolanos.
La ilegalidad trae desconfianza, desinversión, desempleo, escasez y precios
altos.
La
ironía de que toda esta actuación que lleva incertidumbre y temor a los
venezolanos, sea presentada como la interpretación del pensamiento del Libertador
para confundir a los venezolanos, educados en la admiración y respeto por su
memoria, nos hace recordar lo que el propio Bolívar escribió a Antonio Leocadio
Guzmán en 1829: “con mi nombre se quiere hacer (…) el bien y el mal, y muchos
lo invocan como el texto de sus disparates”.
Nunca
Bolívar hubiese apoyado acción alguna que significara la entrega de la
soberanía venezolana, ni la vergonzosa sumisión al régimen cubano. Nunca
Bolívar, quien ponía en lo más alto “el bien inestimable de la unión”, hubiese
apoyado a una supuesta revolución que en vez de unir divide a los venezolanos.
La
Mesa de Unidad Democrática, actúa y permanentemente evalúa su actuación con responsabilidad
y ánimo autocrítico, porque nunca estamos conformes y siempre nos exigimos
hacer más y hacerlo mejor, ante el inmenso reto que tenemos por delante, nos
proponemos crear mecanismos que amplíen la participación de la sociedad
democrática en la conducción y ejecución de nuestros planes de acción. Vamos a
organizar equipos de trabajo y comisiones sectoriales que le den amplia
participación a todos los sectores, partidistas
y no partidistas que tengan la voluntad de ayudarnos. Estaremos allí,
con nuestros diputados, con nuestra palabra y nuestra capacidad de
organización, para acompañar a los sectores sociales en sus demandas, porque
defender los derechos de los venezolanos es nuestro deber.
Apoyamos
a nuestros gobernadores en el cumplimiento de su compromiso con todos los
sectores de sus regiones. Ellos son el anuncio de cómo será un gobierno que se
sienta responsable ante todos los venezolanos.
Apoyamos
a nuestros alcaldes, y presentamos una plataforma de candidatos de la Unidad a
alcaldías y concejos municipales, postulados de acuerdo a nuestras reglas
consensuadas.
Fortaleceremos
el papel de las Mesas en los Estados y Municipios, así como a la promoción de
núcleos de la MUD en todo el territorio nacional y a todos los niveles, que
podrán constituirse por iniciativa de todos los ciudadanos que nos quieran
acompañar, con el objeto de darle mayor coherencia y efectividad a nuestra
actuación.
Como
plataforma para desarrollar el modelo democrático que proponemos, trabajamos en
un programa político, con base en la experiencia de las 100 Soluciones para la
Gente, el Compromiso para un Gobierno de Unidad Nacional, los Lineamientos del
Programa de Gobierno y las propuestas de la campaña presidencial.
Manifiesto del 23 de enero
A TODOS LOS VENEZOLANOS
Hoy, 23 de enero del año 2013, inspirados en
las jornadas históricas que con la conducción política de la Junta Patriótica y
la fuerza del pueblo venezolano unido hace 55 años vencieron la
dictadura; hacemos un llamado, desde la Mesa de la Unidad Democrática, a
todos los venezolanos sin diferencias de posición política o sector social,
dentro o fuera del país, para que juntos fortalezcamos nuestro compromiso de
Unidad Nacional en la acción por la paz y por el respeto a la democracia en
nuestra patria soberana.
Está en las manos de todos los venezolanos
defender nuestros derechos, en este momento amenazados tanto por el uso
arbitrario y abusivo que los dirigentes del partido de gobierno hacen de las
instituciones del Estado, como por gobernantes extranjeros que interfieren en
nuestros asuntos internos poniendo en peligro nuestra soberanía y nuestra paz
nacional, ambas fundamentadas en el respeto a nuestra Constitución.
Por ello asumimos el camino de la defensa y la
lucha por una Venezuela verdaderamente democrática y libre, proponiéndole al
pueblo venezolano unirnos en procura de los siguientes doce objetivos
nacionales:
1. Respeto
a la Constitución.
2. Gobierno
de Unidad Nacional, que tenga la calidad de vida de los ciudadanos y la lucha
contra la pobreza como sus principales preocupaciones.
3. Defensa
de los derechos de los venezolanos. Primero que todo el derecho a la vida. También
el Derecho al trabajo, a servicios de salud y educación de calidad y gratuitos.
La mejor revolución en esta época de la humanidad y en Venezuela es la
revolución del conocimiento. Derecho a la vivienda, a la justicia oportuna que
respete el Estado de Derecho, y a la libertad de expresión. Derecho a la libertad y a vivir en la
patria, resolver el drama de los presos políticos y exilados. Esta debe
ser la principal línea de acción
en la organización popular expresada de
diversas formas, todas enmarcadas en la Constitución.
4. Defensa
de la Descentralización y a nuestra condición de Estado Federal
Descentralizado.
5. Defensa
de la soberanía. La venezolanidad
rechaza la injerencia del gobierno de cualquier país en nuestros asuntos
internos. En este momento, destaca por lo inaceptable la del gobierno cubano.
6. Combate
a la violencia, la impunidad, la corrupción y el narcotráfico.
7. Restablecimiento
del respeto y la confianza entre civiles y militares. Nuestra Fuerza Armada
Nacional cumplirá con la altísima misión que le asigna el Artículo 328 de la Constitución
vigente para servir a la nación y a su desarrollo, y en ningún caso a persona o
parcialidad política alguna.
8. Diálogo
Nacional permanente entre todos los sectores de la vida nacional.
9. Defensa
de la idea sagrada de que nuestro petróleo debe ser siempre usado para el
beneficio de los venezolanos, con énfasis en los más pobres, y no en regalos a
otros países mientras aquí se necesitan los recursos que genera. Buena es la
solidaridad, pero primero está la necesidad.
10. Apoyo
a la producción nacional como la mejor manera de reducir las importaciones,
generar empleos nuevos y bien remunerados, y acabar con la escasez. Respeto y
garantía al derecho a la propiedad.
11. Lucha
contra el obsceno ventajismo y por condiciones electorales equitativas, en la
ruta democrática que transitamos por convicción. Para escoger libremente y en condiciones de igualdad a nuestros
gobernantes enfrentamos, denunciamos y derrotaremos los abusos que empañan los procesos electorales.
12. Juramento
ante toda Venezuela: si se precipitara un nuevo proceso electoral presidencial,
garantizamos que por la vía del consenso presentaremos un candidato unitario
para encabezar un Gobierno de Unidad Nacional.
Al comprometernos, proclamamos a viva voz que
nos encontrarán trabajando en la calle, en el campo, en las fábricas y
comercios con todos los venezolanos que formamos un solo pueblo. En los liceos
y universidades con nuestros jóvenes estudiantes que
luchan cívicamente por los derechos de todos. y en cualquier ámbito de la vida nacional, siempre
profundizando la organización política, promoviendo y respetando la
organización social, y fomentando la lucha pacífica por los derechos del pueblo
venezolano.
No
ignoramos las dificultades. No es esta una competencia democrática en igualdad
de condiciones. Pero nos impulsa la convicción moral de una lucha justa y
necesaria a favor del interés nacional, del pueblo venezolano y de la libertad.
La verdad es nuestra bandera.
Cuando
están en peligro los valores de la venezolanidad, de la honestidad y el trabajo,
cuando se destruyen las instituciones y se amenaza la República y su soberanía,
cuando se hipoteca y se llena de incertidumbre el futuro de nuestros hijos, es
una obligación moral luchar sin descanso con
serena firmeza democrática. Este
no es el momento de las diferencias siempre pequeñas si se las compara con la
Venezuela que queremos.
La
Mesa de Unidad Democrática convoca a todo el pueblo venezolano, a recordar el
23 de Enero de 1958, soñando con una Venezuela nueva, luchando unidos por
hacerla realidad,
Viva
la Unidad Nacional!
Viva
la Soberanía Nacional!
Viva
el pueblo venezolano!
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