martes, 22 de enero de 2013


Obama ahora podría ayudar más a la región

    Andrés Oppenheimer


América latina no está entre las máximas prioridades del presidente Barack Obama , pero hay varias razones -sobre todo internas- por las que su segundo período presidencial podría convertirlo en el mejor presidente de Estados Unidos para la región en mucho tiempo.
Empecemos por lo más obvio: Obama no ha tenido un interés especial por América latina. Cuando lo entrevisté por primera vez en 2007, nunca había pisado la región. Y durante sus primeros cuatro años, a diferencia de la mayoría de sus predecesores, no propuso ningún gran plan para aumentar sus lazos con ella y, en cambio, proclamó que su principal prioridad en política exterior es la región Asia-Pacífico.
Sin embargo, tal vez termine siendo excelente para América latina por razones que no tienen nada que ver con la región.
Primero, hay buenas posibilidades de que, fortalecido por la paliza que les dio a sus rivales republicanos al ganar el voto latino por un margen de 71 a 27% en las elecciones de 2012, Obama apruebe una reforma inmigratoria que legalizaría a muchos de los estimados 11 millones de indocumentados. Eso sería una bendición para las economías de México, Centroamérica, el Caribe, Colombia y Ecuador. Los expertos coinciden en que, una vez que los indocumentados consiguen empleos legales, ganan salarios más altos y envían más dinero a sus familiares en sus países de origen.
Según Manuel Orozco, autor del nuevo libro América latina y el Caribe: migración, remesas y desarrollo , los 73.000 millones de dólares que los trabajadores indocumentados de Estados Unidos envían a América latina anualmente quizás aumenten en un 18% si su estatus es legalizado: una entrada extra de alrededor de 13.000 millones de dólares en 2014, me dijo Orozco.
En segundo lugar, las nuevas propuestas de Obama de prohibir armas de asalto tras la reciente masacre de la escuela primaria en Newtown, Connecticut, contribuirían a reducir la violencia en varios países latinoamericanos que están inundados de armas contrabandeadas desde Estados Unidos. México, donde más de 60.000 personas han muerto por la violencia relacionada con el narcotráfico en los últimos seis años, dice que el 83% de las armas incautadas en su territorio entran ilegalmente desde Estados Unidos. El gobierno mexicano, junto con otros, está pidiendo a Washington que haga algo por reducir las ventas de armas semiautomáticas, que terminan en manos de los carteles de la droga. Ahora que Obama ya no puede presentarse como candidato a una nueva presidencia, tendrá más libertad para impulsar más activamente leyes de control de armas.
En tercer lugar, la reciente aprobación de medidas para la legalización de marihuana en Colorado y el estado de Washington posiblemente le permita a Obama una mayor flexibilidad en conversaciones sobre las drogas con los países latinoamericanos.
En los últimos meses, los presidentes de Guatemala, Uruguay, México y Colombia, entre otros, han pedido un debate serio con Washington sobre la legalización de drogas. Creen que es hora de dedicarles más recursos a la educación, prevención y planes de rehabilitación.
En cuarto lugar, la propuesta de Obama de concluir este año las negociaciones para el Acuerdo de Asociacion Transpacífica (TPP), aunque principalmente dirigido a países de Asia, también beneficiaría a México, Colombia, Perú y Chile. El TPP podría convertirse en el mayor acuerdo comercial del mundo si Japón -la tercera economía del mundo- decide integrarse.
En quinto lugar, la probable decisión de Obama de designar a John Kerry para reemplazar a Hillary Clinton como secretario de Estado hará que el senador Bob Menéndez (demócrata por Nueva Jersey), partidario de una mayor cooperación con América latina, reemplace a Kerry como presidente del poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Y ésa sería una buena noticia para algunos países que quieren mayor asistencia de Estados Unidos.
Mi opinión: Aunque la mayoría de estos hechos podrían ayudar indirectamente a América latina, hay algo que podría hacer Obama que tendría un impacto directo e importantísimo en la región.
Me refiero a que cumpla su promesa de 2011 de elevar el número de estudiantes universitarios latinoamericanos en Estados Unidos a 100.000, y el número de universitarios estadounidenses en América latina a 100.000, para 2020.
Hoy sólo alrededor de 64.000 universitarios latinoamericanos y caribeños estudian en Estados Unidos. Comparados con los 168.000 chinos y los 73.000 de Corea del Sur, América latina se está quedando cada vez más detrás de Asia y los países desarrollados en educación, ciencia y tecnología. Lamentablemente, que yo sepa, el plan de Obama de aumentar los intercambios universitarios -que requiere el apoyo de empresas estadounidenses y latinoamericanas- aún no ha despegado.
Si Obama quiere hacer algo concreto para ayudar a la región, algo que también beneficiaría a Estados Unidos, debería ocuparse personalmente de que su promesa se cumpla.
© LA NACION.

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