jueves, 3 de enero de 2013

¿PUEDE LA MUD GANARLE A MADURO?



    Thays Peñalver

Aquí no hay tu tía, en los próximos meses habrá elecciones, pues no se trata del 10-E sino después del 10-E. Para ganar es necesario entender varios axiomas. De la primera elección en 1958 a la de 2012 nada cambió. En las dos primeras elecciones más del 80% fueron a parar a los partidos de izquierda y en la tercera aunque el voto hacia las izquierdas fue el 71% ganó la derecha por primera vez, no porque tuviera los votos suficientes, sino porque las izquierdas se fracturaron en tres bloques (2 de AD) y así con el 29% de los votantes ganó la derecha por los pelos (30 mil votos).

De allí el primer axioma político: "la derecha solo puede gobernar si la izquierda se fractura lo suficiente". Y cae la falacia política de que en Venezuela hubo acuerdos entre Copei y AD para intercalarse en el poder. Que Copei gobernara, fue más bien un accidente del torpe liderazgo de AD, porque nunca tuvo los votos suficientes.

La cuarta elección dio como resultado que el 66% de los votos fuera nuevamente hacia las izquierdas porque el 4% se abstuvo y en la 5ta volvió a ganar la derecha porque Luis Herrera Campíns logró llegar gracias a las izquierdas fracturadas y sobre todo porque el gobierno de CAP había, como el de Zapatero en España o el de Zedillo en México, sumido a su partido en una crisis que permitió por primera vez una abstención significativa. Más de 400 mil adecos se abstuvieron, otros 100 mil se fueron en otra fractura y parte de la izquierda apoyó por primera vez a Copei. Con eso llega el segundo axioma político venezolano (y también español o mexicano): "la derecha puede gobernar, si la izquierda pone la torta de tal manera, que sus votantes se abstengan de votar". Herrera Campíns contaría con la abstención de un 20% de los adecos que, al igual que le pasó al PRI mexicano en 2000 o al PSOE español en 2011, se quedaron furiosos en sus casas con el partido. La derecha en ninguno de los casos ganó porque contara con los votos.

Cae entonces la segunda gran falacia política: "el voto castigo" que nunca existió. Lo que existió fue la "abstención castigo" que es distinto, pero la abstención de la izquierda hacia sus partidos fruto de las crisis internas y el desencanto, pero no porque migraran al contrario en venganza. La derecha nunca subió del techo del 26% de los votos con baja abstención y del 35% con alta abstención.

Así vendría la sexta elección venezolana en la que las izquierdas continuarían siendo el 65%, igual que la 7ma con el mismo número y la octava en la que ganaría Caldera por segunda vez, donde se presentaría el tercer axioma político: "la derecha puede gobernar, con la izquierda fracturada, si dice que es independiente y está apoyado por la izquierda" porque Caldera en esas elecciones perdió contra Acción Democrática por 350 mil votos y también contra Andrés Velásquez por 280 mil. Caldera solo pudo gobernar gracias a los 800 mil votos extras de las izquierdas y no a la falacia del "chiripero", las izquierdas obtuvieron el 65% y la derecha el mismo 35% de siempre.

Llegó pues Chávez gracias a unas izquierdas que pusieron tales tortas que 4 millones de sus bases se abstuvieron, el 33% de las izquierdas votaron por él y un 5% de las izquierdas apoyó a la derecha. A partir de allí, a Chávez siempre le fue fácil ganar porque se convirtió en el agrupador de esas izquierdas, mientras la oposición se agrupó en una unión que permitió a la derecha imponerse por ser la mayor minoría, renovando en la práctica el bipartidismo histórico.

Por eso en las últimas elecciones presidenciales ocurrió algo que no se veía desde 1969. De los 14.872.739 votos válidos el 71% se decantó hacia los partidos de izquierdas, estimulándose al 81% de los votantes y demostrando así otro axioma "la abstención ayuda a la derecha a ganar, porque es comprobadamente una de las fracciones mayoritarias de las izquierdas". Aquello de que "si hacemos que el abstencionista vote, ganamos" no es para la derecha.

Así que la única fórmula de que la oposición, concebida como está, logre llegar a gobernar es que cumpla con los axiomas anteriores: 1-. Que el chavismo se fracture lo suficiente (suerte) 2-. Que logre desmotivar o se desmotive el voto chavista 3-. Motive la abstención de izquierdas que apoyan al chavismo ó 4-. Que el candidato que presente motive el voto y la unión de las izquierdas. Pero es muy difícil que la MUD tal cual está concebida cambie su línea. ¿Puede entonces la MUD ganarle a Maduro? Depende del escenario. Con o sin Chávez y en caliente, con la misma estrategia de siempre, pierde. Con Chávez como ancla de Maduro, mi opinión es que no le gana. Con Chávez empeñado en seguir como en 2012 (escenario poco probable) la MUD cuenta con una ventana de oportunidad. Sin Chávez y dejando correr un poco el tiempo, puede ser que el chavismo se fracture lo suficiente y que no mantengan la cohesión de sus bases, generando abstención. El escenario dependerá de cómo juegue la oposición sus cartas.

Tpenalver@me.com 

@thayspenalver

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