miércoles, 23 de octubre de 2013

MÁS SOBRE EL INCIDENTE CON GUYANA
ADOLFO R. TAYLHARDAT  

 EL UNIVERSAL

Luego del incidente protagonizado por un buque de la Armada venezolana y un navío de bandera panameña que realizaba prospecciones geológicas por cuenta del gobierno de Guyana y a raíz de los comunicados de protesta emitidos por las cancillerías de ambos países, se acordó celebrar una reunión de cancilleres para ventilar lo ocurrido.

El encuentro de cancilleres se llevó a cabo el jueves pasado en Puerto España. Al final de la reunión fue emitida una escueta declaración conjunta que resulta muy elocuente, no por lo que dice, sino por lo que calla.

Por cierto, ¿en qué consistió el papel de "acompañante" de Rafael Ramírez en esa reunión?

El punto central del encuentro, que supuestamente era el tema del incidente naval, brilla por su ausencia. Apenas una frase al comienzo de la declaración dice que el objeto del encuentro era "avanzar en el diálogo político bilateral, a la luz del evento suscitado" (¿?). No hay la más mínima referencia al hecho propiamente.

Esto significa, simple y llanamente, que los cancilleres no pudieron conciliar una opinión común sobre dónde y cómo ocurrieron los hechos. Venezuela alega que fue dentro de su zona económica exclusiva y Guyana sostiene que fue dentro del espacio marítimo sobre el cual ejerce soberanía.

Optaron por soslayar el tema y se limitaron a renovar las consabidas seguridades de amistad y satisfacción por las "excelentes relaciones" que mantienen e impulsan los gobiernos de ambos países. La declaración insiste en que cualquier diferencia entre los dos países se debe ventilar por la vía diplomática y que el diálogo y la cooperación son la vía apropiada para solucionar cualquier diferencia.

El único punto sustantivo del acuerdo es la reiteración de lo dicho en la declaración conjunta suscrita el 30 de septiembre de 2011 por la actual canciller guyanesa y el ilegítimo, quien para ese momento ejercía la cartera de Relaciones Exteriores. En aquella declaración ambos países reconocieron que "la delimitación de fronteras marítimas entre los dos Estados sigue siendo un tema pendiente". La semana pasada los cancilleres coincidieron en que dicha delimitación requerirá negociaciones", acordaron explorar mecanismos en el marco del derecho internacional para abordar el tema de la delimitación marítima, -y anunciaron que "en los próximos cuatro meses un equipo técnico se reunirá para intercambiar opiniones al respecto".

El tema de la delimitación de las áreas marítimas y el lecho subyacente es el, sin duda un "nudo gordiano" que permanecerá sin desatar mientras no se resuelve el diferendo territorial y esto requeriría que una de las dos partes ceda en su posición.

En la Declaración de Puerto España se dice que el tema requiere negociaciones. Es cierto, cualquier problema entre dos países debe resolverse, en primer lugar, mediante negociaciones, pero en toda negociación una o ambas partes tienen que sacrificar algo. En este caso las posiciones son tan firmes y contrapuestas que ningún esfuerzo de negociación permitirá alcanzar un resultado, a menos, que una de las partes esté dispuesta a ceder. Esto luce imposible teniendo en cuenta que el tema está rodeado de un clima de sensibilidad nacionalista y ningún gobierno se atrevería a transigir en su posición o a ceder un milímetro del territorio que considera propio.

Para Venezuela la frontera marítima debe trazarse tomando en cuenta su titularidad sobre el territorio Esequibo, es decir, que la frontera marítima de Guyana debe medirse a partir de la desembocadura del río Esequibo. Para Guyana aceptar esta pretensión venezolana significaría renunciar a su posición tradicional según la cual el territorio Esequibo es parte integrante de su propio territorio, sujeto a su plena soberanía. Guyana considera, por su parte, que la frontera marítima con Venezuela debe ser trazada teniendo en cuenta sus "derechos soberanos" sobre el territorio Esequibo y sobre las áreas marítimas que le son inherentes, incluida la zona económica exclusiva.

Para que una negociación en torno a la frontera marítima entre Venezuela y Guyana pueda llevarse a cabo se requiere previamente la solución del tema del diferendo territorial. Habría que comenzar entonces por resolver la controversia territorial.

¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Qué gobierno venezolano, o guyanés, está dispuesto a negociar sobre un espacio terrestre que consideran integrante de su propia soberanía sabiendo que su propia opinión pública no aceptará ninguna solución que implique sacrificar parte de su territorio?

Han surgido propuestas "intermedias" como solución del problema. Una de ellas plantea una fórmula de cooperación para el desarrollo conjunto del territorio Esequibo. Una propuesta reciente, muy interesante, habla de declarar la zona en reclamación un "parque de paz", una especie de zona verde patrimonio común de la humanidad. El problema es que cualquier solución parcial no resolverá el problema de la delimitación de las fronteras marítimas.


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