ESTADO DE CALAMIDAD Y DEMOCRACIA
MARTA DE LA VEGA
La
calamidad, a diferencia de la catástrofe, según E. Garzón, es una
política o acción intencional impuesta por quienes gobiernan, que
provoca profundo sufrimiento e indefensión en los ciudadanos
afectados. Quienes ejercen el poder institucional tienen gran
responsabilidad pues las consecuencias de sus decisiones u omisiones
marcan a millones de personas, a diferencia de lo que produce un individuo
particular cuyos actos dañan solo a su entorno familiar o a él mismo, en
la esfera privada.
Es lo que pasa con el colapso del sistema de salud, la proliferación
de enfermedades que antes del chavismo habían sido erradicadas y la
aparición virulenta y mortal de pandemias importadas. Todo esto ocurre
en medio de una espantosa escasez, sin medicinas adecuadas, sin recursos
médicos ni equipos idóneos en los hospitales, sin dólares para las
importaciones que, para colmo, el Estado indolente ha monopolizado en
los más diversos rubros.
En Venezuela hay un estado de calamidad continuada.
Corrupción convertida en hábito, criminalidad impune, represión y
cada vez más frecuentes prácticas coactivas, violatorias de los derechos
humanos, del terrorismo de Estado, conducidas por cuerpos policiales y
de inteligencia para perseguir al adversario con la lógica del "enemigo
interno" típica de la doctrina de seguridad nacional, son señales
de desintegración del orden democrático.
Además, hay pavor en la mayoría de la población. Con el agravante de
una tendencia a la resignación y la desesperanza pues la respuesta del
Estado a las necesidades y demandas sociales es reprimir, perseguir y
criminalizar legítimos reclamos en vez de resolver las carencias y
problemas que los causan. Es delito disentir, denunciar, desenmascarar
la impericia, la incompetencia, la dejadez, la negligencia o la
corrupción de los funcionarios que olvidan sus deberes de servidores
públicos y convierten en alijo para su propio beneficio el dinero que
entra a las arcas de la república, si es que antes la desviación de
fondos y el peculado no impiden que la renta petrolera, casi única
fuente de ingresos, llegue completa a su destino.
En este escenario desalentador para el país, las fuerzas democráticas
representadas en los partidos políticos que integran la MUD nombraron a
Jesús Torrealba secretario ejecutivo.
Sin desconocer los aportes pioneros de R.G. Aveledo, tres magníficos
efectos: 1) Es luchador social y comunicador que habla "claro y
raspao", interpreta con acierto el sentir del pueblo raso y su
precario futuro, dialoga y cataliza positivamente en los más vulnerables
su conciencia ciudadana. 2) Con agudo sentido político incorpora a la
causa democrática a sectores medios independientes y a la sociedad
civil organizada con sus análisis y reflexión activa. 3) Hombre de
acción, sin desdeñar el pensamiento, con experiencia militante y de
coordinación.
Esperamos renovación de la democracia con más debate de ideas, participación
ciudadana y defensa de derechos fundamentales.
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