sábado, 8 de julio de 2017

EL QUINTO PUNTO CARDINAL

JEAN MANINAT

Quienquiera haya cometido originalmente la gaffe, la imaginativa metedura de pata, el exceso casi humboldiano de ubicar un quinto punto de referencia geográfico, merece todo nuestro reconocimiento, asombro, ante tan desbordado relámpago creativo. Philip K. Dick, no habría vacilado en titular de esa manera una novela de ciencia ficción, o Jorge Luis Borges uno de sus laberínticos relatos; ni a Ridley Scott, detrás de la cámara, embutir una tripulación en una nave interplanetaria para salir en su búsqueda. Más no, es un invento vernáculo, tan criollo como uno de esos OVNI que llaman reina pepeada y que algunos alucinados insisten en afirmar que todavía existen.
Porque mire usted que Boreal, Austral, Naciente y Poniente no son hoy suficientes para leer, para navegar, las intrincadas rutas de la política venezolana. ¿En qué momento se nos extravió la brújula? ¿Sería, acaso, cuando las élites del país cegadas por su animosidad hacia el bipartidismo decidieron tirar a la calle el agua sucia con la democracia dentro? ¿En el momento aquel en que buena parte del país se dejó encandilar por el discurso populista de un militar de verbo desencajado? ¿O estábamos marcados por los dioses para sufrir tremendo castigo por la ligereza de nuestros años sauditas?
Lo cierto es que nos tocó el peor de los desatinos, el más desafortunado experimento social, económico y político -después del cubano- que haya conocido la región americana. Mire usted que al presidente de Bolivia, Evo Morales, le da por vociferar sus tesis indigenistas y antiimperialistas, pero mantiene la economía andando sin hambre ni carestía. Y el expresidente ecuatoriano, Rafael Correa, vivía encabritado en contra del imperialismo yankee mientras sus conciudadanos hacían sus compras en dólares americanos y veían las infraestructuras del país desarrollarse.
No así los nuestros, no cesan de repetir consignas trilladas, de invocar sueños luminosos en medio del hambre y el desamparo de sus gobernados. Mientras la región latinoamericana avanza -dando tumbos, pero avanza- Venezuela retrocede, se sume en la miseria que se había dejado atrás con los mosquitos y el paludismo. Los pedigüeños regionales extienden sus sombreros, dan sumisos su apoyo, pero ni por equivocación se les ocurre seguir el ejemplo que el socialismo del siglo XXI ha dado.
En medio de la crisis económica, política y social que sacude al país producto de la imposición de un modelo arcaico y autoritario de gobierno, aferrado con las botas al poder y desprovisto de toda inclinación democrática, puede lucir pueril imaginar -ni siquiera digamos proponer- un país donde se encuentren, convivan y disputen, visiones políticas divergentes, civilizadamente contrapuestas. En algún momento fuimos así y lo despilfarramos alegremente.
Parte fundamental de la recuperación democrática pasará necesariamente por recuperar la convivencia civil, ciudadana; aislar la ruindad espiritual que nos quieren imponer y que el miserable episodio sufrido por el presidente de la Asamblea Nacional (AN) tan bien retrata. (En ese espejo, también se reflejaron las pasiones turbias de algunas almas buenas).
Quien quita, a lo mejor en ese quinto punto cardinal nos volvamos a encontrar con lo que alguna vez fuimos. 
@jeanmaninat


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