viernes, 10 de octubre de 2014

Petición ciudadana y lustral

           ABEL IBARRA

Muy estimado alcalde de Baruta
Sr. Gerardo Blyde

Lo de muy estimado no es una fórmula de conveniencia ni lo de Señor un cumplido. Ocurre que es usted el primero entre iguales a quien nosotros valoramos en alto grado, ese “Primus interpares” de la República primigenia, donde gobernaba el primero entre iguales para beneplácito de todos. Y, por eso, vecinos, trabajadores, empresarios del disfrute, músicos, dueños de galerías pictóricas, gente de a pie, soñadores expatriados, anónimos seres nocturnos y poetas de la misma comarca espiritual, le hacemos una petición con estrictos argumentos ciudadanos.
Se sabe que las calles fueron hechas para la gente, pero hay gente que fue hecha para las calles. Hay personas que de tanto empuje vital y persistencia anímica, terminaron convertidas en personajes y les dieron a los caminos cotidianos una dimensión sentimental imposible de ser registrada en mapas del catastro urbano. Se trata de personajes, más bien duendes, que después de muertos le siguen dando vida a los lugares donde hicieron sus andaduras que, en el caso que nos toca, fueron de paso firme y luminoso.
Adriano González León es autor de “País portátil” novela con la cual obtuvo el premio Biblioteca Breve de la Editorial Seix-Barral, corolario exitoso de sus anteriores libros de cuentos: “Las hogueras más altas”, “Hombre que daba sed” y “Asfalto infierno”, con los cuales había inaugurado una manera descollante de hacer literatura en Latinoamérica. Después vinieron a ampliar su nombradía literaria libros como “Damas”, “Del rayo y de la lluvia”, “Viejo”, “Linaje de árboles”, “Todos los cuentos más Uno”, “De ramas y secretos”, “Hueso de mis huesos”, e innumerables publicaciones en revistas y periódicos nacionales e internacionales. Fue diplomático en Buenos Aires, Ciudad de México y Madrid, donde también extrañan su partida. Pero su tránsito vital más generoso fue el de haber formado nuevas generaciones de escritores en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, donde fue profesor hasta el último de sus días en el calendario.
Muy estimado alcalde, el asunto es (más o menos) sencillo. Alguien dijo que un fantasma es un ciudadano que cambió de costumbre, o sea, que se pasó al plano de lo infinito. Hay vecinos que dan fe de haber visto a Adriano González León, propietario del apartamento 1-A, (edificio Casablanca, Calle Madrid, entre Caroní y Nueva York, Urb. Las Mercedes, Caracas 1060), fatigando otra vez los mismos caminos donde fructificaron sus sueños, cuentos, novelas, poemas, amores, y, por corrección, pagó sus impuestos a tiempo. Si usted lo busca lo encuentra.
Por eso los árboles del balcón se estremecen con su presencia y abren sus ramas para los buenos días. Unas guacharacas lingüísticas riegan su estrépito cuando lo ven asomarse en las mañanas. Las palmeras tiemblan como árboles con los nervios de punta al verlo pasar por la calle Madrid. Los bares donde vivió, bebió y escribió, abren sus puertas de insomnio para que todo sea como al principio.
Dicen que el rincón de la barra donde murió siempre está desierto, pero servido con una copa de vino para que todos brindemos cuando le toque regresar.
Por eso, señor alcalde Gerardo Blyde, para hacer justicia poética y ciudadana, los hijodalgos de esta Fuenteovejuna fiestera, recurrente, soñadora y floral, le pedimos que bautice la calle Madrid del noble vecindario de Las Mercedes, con el nombre de nuestro querido poeta Adriano González León.
Es justicia, a los tantos días de siempre.
P.S.: Sabemos que Adriano volverá cuando esto ocurra, porque sólo está muerto hasta nuevo aviso.

ABEL IBARRA

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