domingo, 27 de noviembre de 2011


De imperio yanqui a imperio chino

TOMAS HORACIO HERNÁNDEZ |  EL UNIVERSAL
domingo 27 de noviembre de 2011  
¿A quién engaña? Si estudiáramos las palabras más repetidas por el mandatario venezolano seguramente encabezarían esa lista las siguientes: independencia, imperio, soberanía y capitalistas. 

Los voceros rojos se inflan el pecho insultando a los americanos y los condenan por las relaciones comerciales imperialistas que sostenían con Venezuela previo a la llegada del "socialismo del siglo XXI". 

Es cierto que ahora no dependemos enteramente del mercado americano, en ese sentido nos hemos alejados de los gringos. ¿Pero de que sirve tanta retórica si al final del día simplemente cambiamos un imperio por otro? Vuelvo y repito: ¿a quién engaña? 

Los chinos poseen unas reservas internacionales de aproximadamente 3.2 billones de dólares y en los últimos 5 años se han convertido en el principal socio comercial de muchos países de Latinoamérica. Hacer negocios con los chinos es prácticamente inevitable, particularmente cuando se puede utilizar la fuerza del gigante asiático para impulsar la economía del país. 

Lo curioso del caso Venezuela-China es que cada día que pasa nos endeudamos más con los asiáticos y las obras y/o proyectos no han levantado nuestra economía. En julio de este año se habló sobre la firma del fondo bilateral entre ambos países por 6 mil millones de dólares. Con ese fondo se pretendía "terminar las obras del Sistema Ferroviario tramo Puerto Cabello -La Encrucijada, tramo Tinaco-Anaco, línea 2 del Metro Los Teques, la construcción de la ciudad agrícola "La Ruana", en el estado Guárico y desarrollar el Plan Bienal para la producción de alimentos. 

La mayoría de estas obras están inconclusas por no decir paralizadas mientras que nuestra producción agrícola cada vez es más deplorable. 

Esta semana se firmó un préstamo por 4 millardos de dólares a un plazo de ocho años para incrementar la producción de petróleo a 1,1 millones de barriles diarios en 2014 y adicionalmente, el Banco de Desarrollo de China dio un crédito por 1,5 millardos de dólares para proyectos en refinación. 

El show con los chinos terminó como de costumbre con una cadena nacional. Esta comedia incluía a un chino hablando en contra del imperio y alabando a Bolívar, unas palas con lazos rojos para "oficializar" el trabajo y nuevamente más y más promesas. 

Mientras el resto de los países de Latinoamérica se apoyan en los chinos para brindar bienestar y progreso en sus países, aquí se utilizan a los asiáticos para proselitismo político, negocios personales y más demagogia. 

@TomasHHR 

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