miércoles, 18 de enero de 2012


GOBIERNO PARA UN PAÍS INÉDITO

Quiero resaltar dos aspectos sobre los cuales la oposición democrática venezolana debe reflexionar ante la posibilidad cierta de obtener una victoria electoral en octubre de 2012 frente al candidato del continuismo empobrecedor. El primero de ellos es el de la unidad que se ha logrado en el transcurso de los últimos años bajo la innegable gestión de la Mesa de la Unidad Democrática, el apremio de las circunstancias y el compromiso político de las partes, pero que en todo caso no es suficiente. Por eso es que muchos de los que hacemos vida en la oposición, ciudadanos de a pié y de esperanza, tenemos una visión crítica de la MUD aunque no por ello neguemos sus aciertos o pongamos en duda su pertinaz trabajo. Aunque sí, a veces, nos parece que mientras el país, la gente, amplios sectores sociales insatisfechos, tienen y sienten unas preocupaciones, la mesa tiene otras que no coinciden con las de los primeros; y en aquellos puntos en los que se está de acuerdo por obvio, la mesa muestra una actitud parsimoniosa, más allá de lo prudente, administrativista, que suele exasperar a los que pensamos que las acciones de la oposición deberían ser más contundentes, inmediatas, sonoras, en las que se demuestre en la calle de los hechos, organización, voluntad, pasión unitaria, con la ventaja que pudiera tener de atractiva para los que aún andan indecisos.

El segundo aspecto es no menos complejo que el anterior. Se trata de construir una síntesis, especie de estado anímico o de conciencia en la que se vinculen las ideas con la operatividad de las acciones, eslabón superior del proceso unitario que hasta ahora ha sido de mecánica gerencial. Esta síntesis va más allá del proyecto de país sobre el cual todos estamos más o menos de acuerdo. Me refiero a cómo vamos a hacer lo que queremos si llegamos a ser gobierno. Con qué fuerzas contamos; con qué recursos; cuál es la estrategia política y administrativa que se requiere; cuál va a ser el papel de la justicia frente a la impunidad y la corrupción; en suma, cómo se ejercerá la democracia en ese país sui géneris y complejo que aparecerá sobre esta geografía, en la que tendremos que gobernar con el chavismo. Cuál será la actitud de la Fuerza Armada frente a un triunfo electoral de la oposición y una derrota de Chávez, que le pasó el militarismo por encima a todo lo que pudo y montó una maquinaria a la que le ha sido fácil gobernar arbitrariamente sin controles.

Ese país inédito que habrá que gobernar a contracorriente no aparece reflejado en las lecciones que se enseñan en los manuales o en nuestra experiencia histórica más reciente. Entonces, ¿y si ganamos los demócratas? Cuáles son esas acciones, ese talante, que nos permitirán sostener la voluntad de la mayoría frente a una insistente campaña de sabotaje y subversión. ¿Imitando a Chávez?

Hay que estar preparados para gobernar en una situación desconocida para los venezolanos en la cual no podemos darnos el lujo histórico de perder ganando.

Leandro Area

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