Juan Carlos Zapata
Tweet
Desde los tiempos de la OPA contra el Banco de Venezuela en 1990, no se había desatado tanta rivalidad y odio en los cuarteles internos del dinero y el poder.
Aquel episodio enfrentó a los capitales emergentes encabezados por Orlando Castro y Juan Carlos Escotet. Castro acaba de morir, sin empresas, sin dinero. Y Escotet hoy es el banquero más importante de Venezuela con operaciones en 15 países, dueño de una fortuna Forbes de 1.500 millones de dólares, y es una figura que ha pendulado entre los favorecidos y atacados por el poder chavista.
La rivalidad de hoy que puede compararse a la OPA es la que protagonizan los bolichicos de Derwick Associates contra actores del capital tradicional que aún se mantienen en pie a pesar de la arremetida chavista de estos 15 años. La diferencia es que los bolichicos constituyen una camada de apellidos que proviene del seno de esa misma burguesía tradicional en tanto que Castro y Escotet no lo eran.
A Castro y a Escotet los despreciaban por arribistas mientras que a los bolichicos, Betancourt-López, Trebbeau-López y D’Agostino Casado, por oportunistas y vendidos al poder chavista.
En ambos casos, los odios superan la barrera de las apariencias. Los actores de hoy -igual que los de ayer- han optado por la confrontación directa. Los tribunales son uno de los cuantos escenarios. En la guerra actual, los tribunales de Miami.
Hace una década, cuando muy contados operadores del dinero comenzaron a tejer la trama con los altos funcionarios del poder chavista -dando origen a la boliburguesía-, en el Country Club de Caracas se hizo usual este dicho, parafraseando un sketch de moda del extinto programa cómico, Radio Rochela, transmitido por el también extinto canal, RCTV:
-Nací en el Country Club, soy del Country Club, vivo en el Country Club, pero cómo me gustaría tener un amigo chavista.
En efecto, los bolichicos no hicieron otra cosa sino seguir la conseja por intermedio de los hijos, sus amigos, de los padres ya conectados con el poder. Aparecieron en 2010 luego de la arremetida de Chávez contra los boliburgueses. Los bauticé bolichicos por ser todos muy jóvenes, treintañeros. Y los bolichicos -ya esto es historia- fueron favorecidos por contratos millonarios en el campo eléctrico y más tarde apostaron al control de operaciones con el cambio.
Hicieron fortuna. Los números hoy se pierden de vista. Dicho esto por los que saben de cantidades medidas en dólares.
Hasta donde se sabía, eran protegidos del poder petrolero. Por allí cazaron la primera pelea con Oscar García Mendoza, el banquero más representativo del capital tradicional y, curiosamente, uno de los que enfrentó a Castro y a Escotet en los años 90′. Y curiosamente, al que Escotet señala hoy de estar detrás de una campaña contra Banesco.
En este capítulo se han demandado y contrademandado, y la historia de los bolichicos se hizo pública en escritos de toda índole. En los tribunales de Miami hay tela que cortar.
Luego aparece la demanda de Thor Halvorsen Mendoza contra los bolichicos en otro tribunal de Miami. Halvorsen Mendoza es hijo de Thor Halvorsen, actor importante en la guerra sucia del Banco de Venezuela, en contra de Castro y Escotet. Parece que el tiempo vuelve atrás, y García Mendoza y Escotet se ven de nuevo frente a frente.
Ahora, en este nuevo episodio -ya serial- se incluye a Diosdado Cabello de presuntamente haber recibido un pago de 50 millones de dólares por favorecer a la empresa de los bolichicos con contratos públicos. Sea verdad, sea mentira, el espectro de los actores se amplía igual que pasaba en el caso del Banco de Venezuela.
La paradoja es que en el medio aparece Banesco, el banco de Escotet. Según la información, fue a través de una cuenta offshore registrada en Banesco Panamá que se giró el dinero. Más curioso es que Banesco es una entidad que Diosdado Cabello protegió cuando en 2003 Chávez estaba dispuesta a intervenirla luego de que Escotet había surgido como uno de los líderes del paro bancario que enfrentó a Chávez entre 2002-2003.
Más tarde, Cabello y Escotet se distanciaron, e inclusive Escotet recibió ataques públicos y privados de parte de Cabello mientras que Chávez pasó a proteger a Banesco. “!Qué ironía! Me he pasado los últimos años cogiendo palos de Cabello, y ahora resulta que según OSCARCITO somos sus banqueros”, apunta hoy Escotet en su cuenta de tuiter.
Hay que recordar que Escotet fue uno de los primeros banqueros que se cuadró con Chávez en 1998. El crecimiento de Banesco y la fortuna de Escotet también sufrió el salto de los mil millones de dólares en tiempos de Chávez.
En el caso específico Derwick-Cabello, Banesco ha aclarado que ni Cabello es cliente ni se han registrado operaciones entre estas partes. Pero, agrega, esta otra curiosidad: “En los 15 países, incluyendo Estados Unidos, donde Banesco Grupo Financiero Internacional tiene operaciones, desarrolla las más altas prácticas de control y prevención contra la legitimación de capitales”. La conjetura obligada es que el grupo da por sentada que cualquier operación entre las partes mencionadas, lleva la mácula de los capitales ilegítimos.
En resumen, buena parte de la historia que se ha hecho pública no tiene otro origen que la rivalidad. En el Country Club se escuchan especies diversas: envidia porque los bolichicos manejan fortunas siderales. Odio por la manera de comportarse, con derroche y desmesura. Y desprecio, por la complicidad manifiesta con actores del poder chavista.
Todo esto junto y aún más, puesto que al ser hijos de la burguesía se les considera parricidas del status; traidores. Tal vez ello explique que la saña hacia un boliburgués como Diego Salazar, quien se hizo socio hace un lustro del Country Club, no lleve tanta carga y descarga. Pero a los bolichicos tal situación no parece amedrentarlos.
Sin duda surgirán secuelas de esta confrontación. El caso Banco de Venezuela parió la guerra financiera en la que se mezclaron emergentes y tradicionales. También en aquella época grupos tradicionales fueron acusados de haber apoyado a Castro y Escotet. En esta nueva guerra, ya se mezclan grupos tradicionales, emergentes de los 90′ y, por supuesto, poder chavista a favor de los bolichicos. Combinación de nombres y poderes. ¿Qué parirá esta confrontación? No hay que olvidar que con Maduro y Cabello ya la boliburguesía entró a Miraflores y “el metabolismo diabólico de poder y dinero” -frase de Maduro- está en pleno desarrollo. Adaptándose.
No hay comentarios:
Publicar un comentario