El Método del Discurso
¿Volver a Rómulo?
Fausto Masó
El gobierno de Nicolás Maduro quiere sustituir las importaciones porque
se quedó sin dólares. En vez de traer la
carne y la leche de Argentina y Uruguay desea volver a la política de sustitución
de importaciones de Rómulo, Leoni y Caldera, tratar que de Venezuela produzca
cemento y cabillas, leche y carne, no haya entonces necesidad de importar fertilizantes,
envases. Rómulo quería generar empleo, Maduro aplica la política de sustitución
de importaciones porque no le dan más créditos en el extranjero. En el pasado
también las exportaciones no tradicionales generaban 4 o 5000 millones de
dólares adicionales a los que produce PDVSA. Maduro quiere que los empresarios
privados lo saquen del hoyo económico. Se equivoca: hay que cambiar de modelo,
privatizar las empresas estatizadas como las del cemento.
Sin confesarlo Maduro le propone al país volver a esa
Venezuela de los gobiernos civiles,
retornar a la política de Betancourt, Leoni, Caldera y Pérez de sustituir
importaciones por producción nacional, porque así de paso habrá empleo de
calidad en Venezuela. Maduro necesita dar un salto atrás de 50 años, solo que
el otro día, en cadena nacional, demostró que no saber nada de economía. Cree que
de la noche a la mañana surgirá la producción nacional y que después de
expropiar, confiscar y arruinar a los empresarios con un simple gesto volverán
a producir. No es tan fácil.
Maduro no sabe distinguir entre un empresario y un
bolichico, un chavista y un agricultor, un industrial y un farsante. Ofrece
créditos y dólares, nos arriesgamos a que otra vez, como ocurrió en el sector
eléctrico, empresas fantasmas, estafadores, agarren centenares de millones de
dólares y traigan al país pura chatarra. Eso ocurrió cuando el propio Chávez
creyó resolver los apagones a realazos.
¿Cómo distinguir a un verdadero empresario de un bolichico? Es fácil para cualquiera que no sea chavista,
claro
Hay otro agravante. Cuando el mejor negocio que hay en
Venezuela es conseguir dólares a bolívares 6.30, a 10 o a 50 y cambiarlos en el
paralelo a 65, Inevitablemente aparecerán muchos falsos importadores como debe
estar ocurriendo ya, que preferirán dejar las divisas en el extranjero. El
control de cambios funciona ocasionalmente y por breve tiempo en circunstancias
muy especiales, por ejemplo una guerra, En Venezuela con 4 tipos de cambios, en los cuales la
entrega de dólares se realiza según la voluntad del funcionario, sin división
de poderes, sin una verdadera Contraloría,
es imposible evitar una corrupción masiva.
Nicolás Maduro no ha descubierto tampoco todavía el
agua tibia. Necesita suprimir el control de cambios. Ahora con el agua al
cuello, quiere de la noche a la mañana producir en el país. Imposible. ¿Con qué empresarios? Con los sobrevivientes
de estos 14 años, ya expropió por ejemplo las fincas al sur del lago, los
centrales azucareros, Lácteos los Andes, acabó con un desarrollo económico
logrado poco a poco.
Venezuela es un caso único en el mundo, un país que
utilizó su enorme riqueza petrolera, la multiplicación de sus recursos cuando
el barril multiplicó por diez su recio para arruinarse. Los dólares que
llegaron al gobierno sirvieron para acabar con la economía nacional, al
importar a precios subsidiados. El gobierno compraba los alimentos y los
distribuía en el país como si el valor del dólar fuese 6.3o, hasta que se
acabaron los dólares y Venezuela enfrenta inevitables tiempos difíciles, este
populismo ramplón llegó a su final y la popularidad de Nicolás Maduro cae 14
puntos según las encuestas, y seguirá desplomándose porque en los próximos
meses no hay forma de evitar el desastre. Lo asombroso es que el propio Maduro
y su gobierno no se dieran cuenta hace un año de lo que se avecinaba; no
sacaron cuentas elementales hasta el último momento en que llamaron a los
empresarios para que los salven. Es tarde, demasiado tarde y todavía no
perciben lo que le viene encima.
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