martes, 29 de abril de 2014

Nicolás, a un año de tu luz….

Pedro Luis Echeverria

 

Ha transcurrido un año desde la entronización de Maduro en el poder, pero parece que hubiese transcurrido un siglo, habida cuenta de la profundidad del grado de destrucción  que acusa el país, bajo su mandato. Un año en el poder y los grandes males que, desde hace 16 años nos laceran a diario,  aceleran  su escalada de daños debido a los errores y la  inacción e ineficiencia gubernamental. El alto costo de la vida, la escasez de los bienes básicos para la dieta diaria, la inseguridad que permite a los delincuentes segar la vida de inocentes en total impunidad, la perversa corrupción rampante y la brutal represión en contra de los disidentes, caracterizan los “logros” de la administración de Maduro en lo que lleva de gestión.
Hay algunas cifras oficiales que analizadas concienzudamente revelan, sin ambages, el pésimo desenvolvimiento  de Maduro y la secuela de la pavorosa herencia que le legó el  finado. Veamos: La inflación que fue de 20,1 % en 2012, creció a 56,2% en 2013 (una de las más altas del mundo). La inflación del mes de Marzo de 2004 de 4.1%, es mayor que la inflación anualizada de varios países latinoamericanos. El rubro de más alto índice inflacionario acumulado (80%) entre 2013-2014 es el de alimentos (La cifra más alta en 17 años y muy superior al último incremento de salario otorgados por el régimen, 35.5%).
La devaluación acumulada del signo monetario, durante 2013 y lo que va de 2014, es de 694 %  más de la mitad de la acumulada en los catorce años precedentes  (1.270 %).
El déficit fiscal fluctúa entre 15 y 18 % y se financia irresponsablemente con endeudamiento externo e interno y con emisión inorgánica de dinero. El  financiamiento inorgánico del BCV a PDVSA, representa alrededor de 85% del financiamiento total concedido por el ente emisor. De mantenerse esta práctica en el tiempo, entraremos en la indeseada espiral de la hiperinflación.
El crecimiento del Producto Interno Bruto cayó de 5.6 % en 2012 a 1.6 % en 2013, según cifras del gobierno. Sin embargo, el Banco Mundial calculó el PIB venezolano en 2013 en un 0,7% con lo que se evidencia como se ha acentuado dramáticamente la caída operada en la producción interna de bienes y servicios. Obviamente, esta situación del PIB es la fatal consecuencia de los controles, amenazas, irracionales y absurdas leyes y regulaciones con las que el gobierno ha venido acosando a la iniciativa privada.
El nivel actual de las reservas internacionales totales, además de situarse por debajo del óptimo determinado por las autoridades, acusa una merma de 33 % respecto al nivel que tenían a principios de 2013 y ha continuado disminuyendo en 2014 (2 % hasta Abril de este año). Si a ello le agregamos que el Gobierno debe cancelar las divisas aprobadas y no liquidadas, a los importadores, aproximadamente US$ 13 mil millones y que los recursos financieros depositados por el gobierno en  fondos como el Simón Bolívar y Fondem están agotados y que se espera que las reservas sigan bajando por caída del precio internacional del oro, hay que convenir que la situación del país, en lo que a reservas internacionales se refiere, es sumamente crítica.
Adicionalmente los subsidios que el gobierno otorga al consumo de gasolina y diesel significan una pérdida para PDVSA de aproximadamente US$ 12.000 millones anuales; no obstante, el régimen aprobó un incremento de 40 % de las tarifas del transporte que utiliza el individuo de a pie al tiempo que  ha mantenido un precio irrisorio de los combustibles que únicamente favorece a los poseedores de vehículos, generando con ello la mayor injusticia social de este régimen.
Asimismo, la deuda pública total creció de US$ 29.502 millones en 2004 a US$ 95.981 millones a fines de 2013, sin que se conozca a fe cierta el destino y uso de los recursos obtenidos. Asimismo, la incesante  búsqueda por parte del gobierno de nuevas fuentes de endeudamiento externo para financiar los desequilibrios ocasionados por las erradas políticas públicas, incrementa exponencialmente el monto anual que debe satisfacer la Nación por  el servicio de la deuda,  compromete seriamente la capacidad de repago de la deuda pública externa total e hipoteca irresponsablemente el futuro de los venezolanos de hoy y de mañana. Debe destacarse que la deuda pública actual no incluye litigios –pagos de expropiaciones- que cursan en contra de Venezuela en tribunales internacionales. Por ejemplo, Angloamerican, empresa inglesa de Minería, recientemente ha demandado a la Nación por US$ 45.000 millones.
Finalmente, el salario mínimo de los trabajadores, expresado en dólares calculados a la tasa de cambio de de Sicad II es de US$ 65.6. Ello, sitúa la remuneración del venezolano desposeído en niveles inferiores a las de otros países latinoamericanos, entre otros,: Haití US$ 89; Bolivia US$ 150.
Con esas desesperantes cifras, puede ser éste un régimen que procura la mayor suma de felicidad posible? Puede ser éste un modelo económico que garantice el progreso y la modernidad del país? El marcado deterioro económico y  social que evidencia el país permite visualizar un futuro para nosotros y para nuestros jóvenes?  Se puede creer en un régimen que, con un discurso vacío y falaz, descaradamente le miente a los ciudadanos?
 Amigo lector, usted tiene la última palabra
     


No hay comentarios:

Publicar un comentario