lunes, 8 de junio de 2015

EL CHAVISMO FRACASA EN SU INTENTO DE BOICOTEAR EL VIAJE DE FELIPE GONZALEZ A VENEZUELA
 

El expresidente español llega a Caracas sin problemas para defender a los presos políticos


Apenas fueron cuatro gatos. La manifestación convocada por el chavismo para protestar por la visita de Felipe González a Caracas fue un clamoroso fracaso. Altos representantes del régimen habían llamado a la población venezolana a que se concentrara en los puntos más emblemáticos de cada capital para mostrar su repudio por la visita del expresidente del Gobierno español, quien llegó ayer a Caracas para ayudar en la defensa de los presos políticos venezolanos, Leopoldo López y Antonio Ledezma. Pero el chavismo ni siquiera logró movilizar a los suyos.
Tan solo en las redes sociales se organizó el habitual revuelo y polémica entre simpatizantes y detractores. El chavismo había pedido un «tuitazo» para repudiar la visita de González. Pero en la red social fueron tantos los que se pronunciaron a favor como los que lo hicieron en contra, entre ellos el presidente Nicolás Maduro. El expresidente del Gobierno no dio ninguna importancia a las manifestaciones hostiles.
González llegó desde Bogotá al aeropuerto de Caracas sin problemas. Pese a que había sido declarado «persona non grata», pudo traspasar los controles de fronteras «como cualquier ciudadano», según declaró al pisar tierra venezolana. Fue recibido con aplausos por familiares de Leopoldo López y la esposa de Ledezma, Mitzy Capriles. «No me dijeron nada, todo ha salido bien», manifestó el expresidente.
A continuación, González se reunió con los familiares y abogados de López y Ledezma. Tanto su agenda como la duración de la visita se mantienen abiertas y a expensas de cómo reaccione el chavismo. Su intención es asesorar a los abogados de los encarcelados y asistir al juicio contra Leopoldo López, que, en principio, tendría que reanudarse esta semana. Anoche, González logró reunirse con el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, que se encuentra en arresto domiciliario. Aunque en un primer intento se le negó el paso, después lograba entrar. González calificó el encuentro de «muy cordial» y constató que lo que hace falta en Venezuela es «diálogo».
Nadie duda de que el Gobierno venezolano pondrá todas las trabas posibles a su visita. Pero la campaña de repudio convocada ayer contra González por el chavismo resultó ser «mucho ruido y pocas nueces». Las pancartas con el eslogan «Felipe fuera de aquí», que habían prometido que se alzarían en los lugares más emblemáticos de Venezuela, no se vieron ni en el aeropuerto ni en la caraqueña plaza Bolívar.
En Caracas apenas 50 activistas se manifestaron contra González. Nada que ver con el repudio nacional que esperaba el chavismo. Al acto ni siquiera se presentó Jorge Rodríguez, alcalde del municipio Libertador de Caracas, que fue quien convocó la protesta. En tan deslucido acto, el chavista Isaac Rincón, de la Coordinadora Simón Bolívar del «23 de Enero», declaró a ABC que había acudido a la protesta porque «González representa el imperialismo de España y el capitalismo que rechazamos». Cuando le preguntamos si conocía la trayectoria de González, a quien calificó de «asesino», respondió: «Sí que lo conozco, por lo que nos han contado los vascos etarras y los catalanes».
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, repudió el «intervencionismo» en los asuntos internos del país. En un mensaje en Twitter, publicado bajo la etiqueta «#Felipe fuera de aquí», Maduro consideró la llegada de González como una actuación del eje «Bogotá-Madrid-Miami», que «actúa desesperado» enviando personajes «para legitimar su guerra contra Venezuela». Maduro difundió «tuits» muy críticos con González y publicó otros en los que acusaba al expresidente español de ser «cómplice» de la «derecha golpista». También lo vinculó a «las oligarquías corruptas que entregaron el país a mafias españolas para que saquearan Venezuela». Entre los «tuits» ajenos que Maduro contribuyó a difundir a través de su cuenta figuran mensajes sobre los GAL, sobre el «crecimiento de la pobreza extrema» en el mandato de González u otros que destacaban su «inmoralidad» e incluso los que le calificaban como «escoria».

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