Pedro Luis EcheverrÍa
Una familia disfuncional es una familia en la que los conflictos, la mala conducta, y muchas veces el
abuso por parte de los miembros individuales se producen continua y
regularmente, lo que lleva a otros miembros a acomodarse o incomodarse con
tales acciones.(Wikipedia)
Según los expertos, en las familias disfuncionales
hay falta de empatía, comprensión y sensibilidad hacia ciertos miembros de la
misma; la negativa a reconocer el comportamiento abusivo de algunos
miembros;inadecuados o inexistentes límites para acotar la acción de cada
quién; falta de respeto a los límites de otros; intensas luchas internas con
argumentaciones insuficientes o no bien sustentadas; desigualdad o trato
injusto en la observancia de las normas comunes.Esta situación, generalmente
determina que la sumatoria de las capacidades individuales de los miembros, no
genere la suficiente sinergia que maximice la disposición y efectividad para la
acción de la familia como un todo. Esa condición de disfuncionalidad interna parece ser el mal que aqueja a
la forma de organización unitaria que las variadas visiones opositoras al
gobierno han constituido y que muchos critican por las insuficiencias de su
accionar y por las erráticas opciones
estratégicas que ha tratado de establecer. Son poderosas, y podríamos decir que
hasta legítimas, las razones que esgrimen sus detractores para cuestionarla.
Todos, alguna vez, hemos escudriñado en los plantamientos de la MUD y hemos
formulado acerbas críticas. Pero,si nos proponemos objetivamente a analizar la trayectoria de la MUD desde su
creación y tomando en consideración las causas de su disfuncionalidad, debemos,
por una parte, concluir que son mas los logros alcanzados que los fracasos o
errores cometidos y por la otra,que la experiencia transitada le ha provisto de
una mayor capacidad política para la movilización y para la organización. El no
haber podido alcanzado ciertos objetivos por las razones que sean no significa
que la motivación fundacional de la MUD haya sido un principio equivocado al
que hay ahora que sustituir sin disponer de un claro conocimiento de cúal
habría de ser la figura alternativa.Lo que corresponde ahora es nuclearse alrededor de la organización
existente. Lo que ha ocurrrido y ocurre en el país plantea una ruptura y
deslinde definitivos con el régimen, que
no admite marcha atrás. Hay que retomar los valores que nos unen como la
familia que somos y que tiene como objetivos comunes la búsqueda del progreso y
bienestar de sus miembros, la consolidación de la república, garantizar la paz,
generar crecimiento y sentar las bases
para una sociedad democrática y capitalista. Estas motivaciones necesitan para
concretarse de la unidad; del diálogo al interior de la familia y no la
diatriba y la descalificación; del impulso creador y unitario de sus miembros y
no de las iniciativas individuales por justas y necesarias que éstas sean. Los
problemas y disentimientos del ayer deben convertirse en las esperanzas del
porvenir si es que queremos cambiar el estado actual de la Venezuela de hoy. El
régimen existente ha perdido toda legitimidad, no pudo garantizar una vida
tranquila y próspera a los venezolanos;ha defraudado las expectativas creadas
con la bonanza de la que dispuso.La oposición, renovada en sus valores,conceptos y formas de organización
internas, debe decirle y hacerle entender al país por qué se ha llegado a esta
situación y qué debemos hacer para revertirla y de este modo poder
reinventarnos para el futuro. Todo ello con actitudes y señales claras de modernización,
de vocación verdaderamente unitaria y de inclusión y participación a todos los
que queremos una Venezuela distinta con un orden de institucionalidad y
legalidad donde predominen las ideas para avanzar y no las improntas de un
caudillo que se pretenda erigir en otro “salvador de la patria”.
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