miércoles, 10 de junio de 2015

LA FALSA TERCERA VÍA
 
GONZALO GONZALEZ

El oficialismo conocedor de las amplias  posibilidades de llevarse una  derrota contundente en los venideros comicios  para renovar la Asamblea Nacional, y al tanto también de las consecuencias estratégicas del  resultado de las mismas, trata por todos lados y de diversas maneras torcer o evitar  la posibilidad de un descalabro. Es por ello que el Consejo Nacional Electoral no ha formalizado todavía la convocatoria del proceso electoral y constantemente el chavismo busca estimular la abstención sembrando dudas sobre la idoneidad del proceso.
 Pero allí no termina todo, está en marcha una operación política  concebida y generosamente financiada con recursos públicos para evitar que la unidad opositora concentre la votación de todos aquellos ciudadanos partidarios del cambio y del castigo mediante su voto  a los culpables de la crisis.
 Esa operación es la llamada Tercer Vía y consiste en la conformación de un tinglado de dirigentes políticos, algunos de ellos ex opositores ahora, supuestamente no alineados, ayunos de apoyos populares pero ávidos de poder, a quienes no les importa prolongar la vigencia de este nefasto régimen con tal de disfrutar de cierto protagonismo y de migajas del poder. La misión de estos conjurados con el oficialismo es ofrecerle al electorado una falsa alternativa tanto al chavismo como a la oposición democrática sobre la base de un discurso contrario a la polarización. Buscan convencer a desprevenidos electores propensos a votar  en última instancia contra del gobierno. En su discurso critican algunas veces la gestión del oficialismo pero nunca plantean su cambio, lo cual indica por donde van en realidad los tiros.
A la cabeza de la operación Tercera Vía está el MAS – devenido en una franquicia al servicio de cuadros residuales del antiguo partido interesados solamente en su provecho personal y sobrevivir políticamente - y otros sectores funcionales a la política del PSUV.
Hay que distinguir entre la polarización político-social impulsada por el chavismo sobre la base de la antinomia amigo- enemigo de la natural polarización que se produce durante un proceso electoral entre gobierno y oposición.
La superación de la polarización política-social y sus funestas  consecuencias, la división y la violencia solo podrá ser posible con la llegada al poder de un nuevo gobierno cuyos objetivos sean la reconciliación nacional, la paz, la democracia, la tolerancia, el respeto y cumplimiento de la Constitución Nacional y el restablecimiento del Estado de Derecho. Y estos no han sido, no son, ni serán los objetivos de la nomenclatura que gobierna.
La operación Tercera Vía tiene mucho que ver con el hecho de que en materia electoral la polarización pareciera no favorecer al oficialismo como antaño, sino todo lo contrario.
 El estruendoso fracaso del proyecto castrista-militarista evidenciado por la pavorosa crisis en progreso le está resultando  muy   costoso al chavismo en términos de apoyo popular, sufre un deslave enorme de su  base socio-política y recursos tales como la antinomia amigo- enemigo ya no rinde los pingues beneficios del pasado. La transversal aspiración de cambio hace añicos la eficacia del discurso divisionista del régimen.
La tarjeta única, por cierto, es un instrumento formidable para romper la operación Tercera Vía por cuanto ayuda a concentrar los votos a favor del cambio y limita poderosamente la potencial  confusión que generaría la profusión de tarjetas de la oposición.

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