domingo, 29 de enero de 2017

NO

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                      FERNANDO RODRIGUEZ

El documento que presentan los mediadores en el diálogo entre el gobierno y la MUD a fin de regularizar y encaminar este es inaceptable. Nosotros no vamos a entrar en los detalles de un texto prolijo y minucioso, bastante retórico por cierto, tan solo señalar algunas premisas que lo orientan y lo hacen realmente perverso, aunque no todo lo que contiene sea negativo y no aprovechable.
El punto de partida, la premisa mayor, parece la igualación constitucional de los dos contendores a través de la legitimidad de origen de los poderes que los representan. “Primero. Reconocer que tanto el Poder Ejecutivo como el Poder Legislativo han sido electos de forma constitucional, democrática y legítima para cumplir con los mandatos y periodos determinados por la ley”. En cierto modo aquí está todo dicho. Lo que olvidan los redactores del adefesio es nada menos que ese Poder Ejecutivo bloqueó de la manera más vil y delincuencial el referéndum revocatorio presidencial, en fase ya avanzada, el cual tiene una condición tan “constitucional, democrática y legítima” como el acto de elección primero. O postergó las elecciones regionales, porque sí. Y que ha sistemáticamente impedido que la Asamblea Nacional realice sus funciones mínimas valiéndose de un Tribunal Supremo mal parido constitucionalmente y sin otra función que obedecer las órdenes del Ejecutivo destinadas a anular el Parlamento, ágora fundamental del pueblo. Como no es menos anticonstitucional, la forma desalmada y cabellesca (de Cabello, vale también “descabellada”) en que fueron nombrados los miembros faltantes de este tribunal, sin ningún prurito de decencia protocolar. Cosas que saben perfectamente los solícitos intermediarios, pero que han decidido olvidar en función de la ansiada paz y concordia de la república. Y en el fondo ese truismo constitucional y ese olvido pernicioso lo que quieren decir es: Maduro será presidente hasta el fin de su mandato. Para eso fue elegido y tiene su tiempo establecido. Lo que ha enfurecido, con toda razón a María Corina.
Hay que agregar, necesariamente, que la permanencia de Maduro en el poder no es tampoco obvia por razones ya no constitucionales sino simplemente políticas y sociales. El hecho de que ha destruido un país y sometido a millones de sus pobladores, ¡millones!, a una condición infrahumana jamás vista y que está en plena efervescencia, y no hay signos en el cielo ni en las cifras económicas de que va a detenerse en su abismal caída. De manera que su salida no es un gratuito capricho de una oposición impaciente. Su renuencia a cambiar realmente el rumbo de la economía hacia otros mares donde podría enrumbarse es la mejor prueba. Por cierto que nada hay muy explícito y concreto sobre este punto capital en el documento salvador. Y no se invoque la ruta humanitaria que como se sabe no es sino una terapia de emergencia.
Lo menos que se podía pedir del documento es que no le inventara la vida al país, por lo menos por dos largos años, donde van a suceder muchas cosas, en las instituciones y en las calles, que son las que dirán qué es lo que hay que hacer. Y limitarse a cosas factibles y urgentes, como las que el cardenal Parolin señalaba en su certera carta. Pero no, este es un mapa de gran alcance que nos diseña el futuro y nos inmoviliza. El cual, con toda seguridad, fue concertado con el gobierno, pero pareciera que en absoluto con la oposición que ya lo ha rechazado. ¿No dijo Zapatero en Salamanca que las contradicciones en Venezuela son insolubles? De manera que esta síntesis parece salida de las cabezas mediadoras para bien del gobierno antipopular.
Ramos Allup ha señalado que una razón para negarlo es la cantidad de variantes que entran en la solución de los problemas lo que facilita que el gobierno tramposo no las cumpla. Yo añadiría que, supuesto negado, aun llevándonos a la “normalidad” constitucional y política ya sabemos qué entiende Maduro por tal, el reino del abuso, la corrupción y la ineficiencia. Más vale la anormalidad, al menos fomenta la rebelión y otra paz más verdadera.

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