miércoles, 4 de enero de 2017

RÉGIMEN TIRÁNICO

MARTA DE LA VEGA

Distinguir el significado político y no el semántico de tiranía, casi sinónimo de dictadura, y actuar en consecuencia, es uno de los factores claves para tener éxito contra el régimen venezolano que preside formalmente Maduro, aunque en realidad la que domina el poder sea una camarilla militar civil heteróclita y corrompida hasta los tuétanos. ¿Qué estrategia ética y política desplegarán los líderes opositores contra un Estado forajido y tiránico? La tiranía implica un régimen abusivo, excluyente, con la militarización de la administración pública y de los centros de decisión del poder ejecutivo, incluso si es un gobierno elegido mediante procedimientos democráticos y hace concesiones como el ejercicio del voto popular, cuando conviene. La tiranía rige hoy el destino del país. Al perder toda legitimidad, aplica medidas demagógicas propias del populismo (Juan Carlos Rey, Politeia, 1976) y pretende eternizarse en el poder mediante la subordinación de los otros poderes públicos a una parcialidad política y la sumisión de la población por coacción y miedo. Usa un lenguaje ofensivo, cargado de desprecio por quien adversa el proyecto o no se pliega a sus designios, mentiroso y plagado de resentimiento, odio, tergiversaciones, cinismo, victimización de unos y satanización de otros. Las rencillas internas entre facciones del consorcio militar civil que se reparte Venezuela como botín de saqueadores, impiden una dirección clara y unitaria del rumbo de la república. Sus forcejeos y enfrentamientos grupales han impuesto anomia y anarquía, que parecen calculadas para producir una conmoción nacional al caotizar y pervertir la economía, al desalentar y desesperar a la población de todos los sectores sociales que sufre los embates de una política errática y al imponer virajes de manera espasmódica. Las medidas crueles, con cinismo e irresponsabilidad demenciales del presidente Maduro tuvieron que ser postergadas en vista de que la súbita suspensión de la circulación monetaria del billete de 100 bolívares en un plazo irrealizable y en plena Navidad, provocó graves disturbios y saqueos en varias regiones del país, en especial en Ciudad Bolívar.
El robo descarado de los productos de la empresa Kreisel, fabricante e importadora de juguetes, para después repartirlos en las humillantes bolsas de CLAP, la forzada reducción en 70% de los precios de mercancías como ropa infantil de lujo de EPK o de comerciantes de Caracas, hacen aflorar la bajeza e inconciencia inmediatistas de gente que se deshumaniza y masivamente, sin que por eso resuelva sus necesidades básicas, pretende lucrarse con las “gangas” de las empresas víctimas. Gobierno delincuente, que a diario violenta impúdicamente la Constitución y salta por encima de las leyes, camuflado tras una supuesta justicia social que no es más que farsa siniestra denominada poder popular, pretende ejercer un modelo de dominación total y sometimiento forzoso no importa a qué precio, para no perder la impunidad y para perpetuarse en sus privilegios so pretexto de imponer el socialismo del siglo XXI. Con pasmosa frialdad y despiadadamente, viola derechos humanos de opositores, los persigue y encarcela arbitrariamente y fuerza a la gente a comportamientos de sobrevivencia incluso primitivos. La vida cotidiana de la mayoría de los ciudadanos es martirizada cada día peor. Condiciones infrahumanas, coacción por hambre y carencias esenciales, la gente renuncia a luchar, se acostumbra resignadamente a su suerte fatal. ¿Hasta cuándo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario