viernes, 24 de marzo de 2017

Y ahora las panaderías

Eduardo Fernandez
Expropiaron Agroisleña y se acabó la producción agrícola y pecuaria en el país. Expropiaron las empresas productoras de café y los venezolanos nos quedamos sin café.

Expropiaron las empresas lácteas y nos quedamos sin leche. Expropiaron Sidor y nos quedamos sin acero. Expropiaron los centrales azucareros y nos quedamos sin azúcar. Ofrecieron la Ruta de la Empanada y las arepas socialistas, y ambas brillan por su ausencia. Ahora le toca el turno a las panaderías y nos quedaremos sin pan.

Esas expropiaciones solo han servido para poner en evidencia la incompetencia del Gobierno, pero también el despilfarro de la inmensa riqueza que le ha tocado manejar y, además, la manera de construir oportunidades para la corrupción.

Despilfarro, corrupción e ineficiencia son las tres palabras que caracterizan la gestión del Gobierno. En el marco de esa política que se hace en nombre del socialismo, de la revolución y de los intereses de los pobres, lo que se ha producido es hambre, desabastecimiento, inflación, deterioro del poder adquisitivo del ingreso familiar, colas, corrupción, alto costo de la vida y desnutrición.

¿Será que no se dan cuenta? ¿Será que los dogmas ideológicos pueden más que las enseñanzas de la realidad? ¿Será que nadie les ha informado que hay hambre y desnutrición y que los ciudadanos no consiguen alimentos ni medicinas?

El Gobierno ni aprende ni rectifica. Por causa de esas políticas equivocadas ha empobrecido a un país que no tendría que estar pasando tantas penurias. Un país que tiene recursos suficientes para vivir mejor, mucho mejor.

Gracias a esas políticas equivocadas, el Gobierno perdería cualquier elección que se convoque en cualquier nivel. Por eso le huye a las elecciones. Por eso toma la peligrosa deriva del autoritarismo y de la reducción de los espacios democráticos. Lo mismo que ha ocurrido en todos los países en los que se ha ensayado el modelo del socialismo real.

El Estado existe para cosas muy importantes: proteger la vida de los ciudadanos y sus propiedades. En Venezuela, ni la vida ni las propiedades están protegidas por el Estado.
El Gobierno ni aprende ni rectifica. Está empeñado en cavar su propia tumba. Pero lo más grave es que está cavando la tumba de muchos venezolanos.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
@EFernandezVE

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