DESPRENDIMIENTO
OSCAR HERNANDEZ BERNALETTE
Los resultados del 15 de octubre han sido una gran bofetada para la
nación. No hay manera de creer, independientemente de los resultados,
que el pueblo de Venezuela quiera que continúe el estado de cosas que
pasan en el país. Es imposible entender luego de la larga lista de
atropellos a la psiquis de la nación, vía innumerables episodios que
obviamos, porque colocarían esta nota en una narrativa interminable de
acontecimientos, oscuros y trágicos y que tiene como vértice la
corrupción, la mentira, el fraude y el abuso de poder.
Creer que los ciudadanos, por muy pobres que sean, no son capaces
de cambiar unas dádivas, que igual se las merecen, por un voto es
difícil de aceptar. Presentar ante el mundo –como pretende el gobierno–
un país que está contento en su mayoría a pesar de la crisis profunda
que se vive y que genera zozobra, no solo a quienes habitamos esta
tierra sino también a la comunidad internacional, es una bofetada al
talento humano.
La crisis de la oposición no es solo por los resultados
electorales, sino por la confluencia de múltiples factores, que están
ligados a errores estratégicos y a la falta de desprendimiento de muchos
de sus líderes, incapaces de ceder aspiraciones ante la situación
catastrófica en que está el país. Los intereses subalternos, apetencias
partidistas y personales –aunque legítimas– son una pésima señal en
estos momentos en que los opositores lo que aspiramos es hombres con
grandeza y de Estado, capaces de sacrificar sus egos para lograr un
objetivo fundamental de estos tiempos, como es la Unidad en su sentido
más amplio, no solo para lo electoral sino para la definición de las
grandes estrategias que el país requiere para salir de esta crisis.
Los políticos de temple noble tienen que aprender a convivir no
solo con triunfos, sino también con derrotas y tener la capacidad de
superar las frustraciones que se originan de los reveses
circunstanciales.
Hay que mantenerse fiel a las convicciones democráticas y ser
consecuente con los principios y la ética política. La mayoría de los
venezolanos quiere una oposición unida porque quiere que termine esta
pesadilla. No es tiempo del yo sino del nosotros. Hay que recapacitar y
actuar antes que la barbarie destruya los pocos cimientos que quedan
para poder levantar la nueva Venezuela.
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