martes, 14 de noviembre de 2017

Las muñecas de la Corona

Carlos Tablante
 
Tim, el muchacho del barrio La Dolorita de Petare convertido en estilista del concurso Señorita Venezuela que terminó siendo un agente encubierto de una operación de inteligencia montada por la CIA, el FBI y la DEA, es uno de los protagonistas de la última novela de la excelente periodista y escritora Ibeyise Pacheco.
Las Muñecas de la Corona es un retrato del entramado de corrupción y degradación moral de la casta gobernante que en nombre de los pobres convirtió al país en un gran casino donde unos pocos hacen sus apuestas y siempre ganan, usando el dinero de todo un pueblo condenado a la miseria, el hambre, las enfermedades y la violencia.
Ibeyise Pacheco es una periodista que desde sus inicios se ha destacado por ser acuciosa en sus investigaciones y por narrar con destreza y valentía los crímenes perpetrados por la élite, ya sea politica, militar, policial, religiosa, empresarial o académica. Su anterior novela, Sangre en el Diván, tuvo un gran impacto social al publicar los detalles del asesinato cometido por un encumbrado académico, ex rector universitario, ex candidato presidencial y siquiatra de Hugo Chávez.
Como ya es usual con las informaciones que exponen la trama corrupta y degenerada que se adueñó del Estado, la censura está tratando de evitar que los venezolanos descubran los entretelones de un certamen que degeneró en una palanca para utilizar la belleza como instrumento de influencia y facilitación de relaciones y negociados en las altas esferas del poder en Venezuela.
La Barbie, o Rita Blanco en la novela, es una ex miss que logra relacionarse sentimentalmente con el Presidente y a partir de allí, asociada con el Tesorero de la nación, Alejandro Andrade y algunos seudo banqueros y operadores, amasa una fortuna en los turbios negocios financieros en base al diferencial cambiario.
En la lectura de la novela, los venezolanos encontrarán otros reconocibles perfiles de los responsables del gran saqueo que ha sufrido el país.
Exhibir lo robado se convirtió en una obsesión para los funcionarios corruptos, familiares, testaferros y aliados. No bastaban los carros de las marcas mas lujosas, ni las mansiones y los aviones privados. Entre los símbolos de estatus de la nueva casta venezolana corrupta, también denominada boliburguesa, figura en lugar destacado la visión machista de la mujer como objeto. Se trata de algunas misses y modelos, las nuevas glamorosas parejas de los integrantes de esta red delictiva, convertidas en amantes o a veces en segundas y hasta terceras esposas, que son exhibidas como especie de trofeos obtenidos por haber alcanzado un supuesto éxito social al convertirse en multimillonarios.
Para llegar a ellas, no han realizado mayores esfuerzos. Mas que buscarlas, se las han ofrecido. Los certámenes de belleza han sido la veta de donde ha surgido la mayoría de estas mujeres-trofeo que hoy disfrutan de los millones robados a la nación por sus parejas.
Los organizadores de los certámenes se las han servido en bandeja de plata, seguramente no de forma gratuita. Se trata de jóvenes que ven en los miembros de la casta, el trampolín a una nueva vida de comodidad y lujos alejada de la pobreza y la violencia que ha instaurado en Venezuela el mal llamado socialismo del siglo XXI.
El deseo de impresionar a los otros es innato en el ser humano. En el caso de los corruptos, la necesidad de reconocimiento es mayor aún debido precisamente al origen oscuro y pecaminoso de su fortuna.
Romel Bustamante, principal protagonista del libro de Ibéyise, organizador y promotor del certamen de belleza en Venezuela y ahora en Miami, vinculado a una poderosa cadena televisiva, se convirtió en el proveedor del portafolio de misses para la casta gobernante, utilizado para concretar negocios con el Estado delincuente. Un ejemplo es la ostentosa vida de Diego Salazar, primo hermano del ex presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez y sus oscuros y multimillonarios negociados en base a la renta petrolera.
En Las Muñecas de la Corona, Ibeyise Pacheco describe en detalle situaciones y personajes en un relato sin desperdicio que no podemos dejar de leer si queremos comprender cómo se instauró la cleptocracia que desgobierna en Venezuela, principal causa de la falta de libertad y de los males que estamos padeciendo.

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