sábado, 25 de noviembre de 2017

TIEMPOS DE ORFANDAD CIUDADANA

CARLOS ROMERO MENDOZA

Dos actores políticos han lanzado estrategias paralelas de contacto con sus electores o seguidores. Uno de esos actores es la Asamblea Nacional, que promueve una consulta sobre el diálogo con el Gobierno, y el otro actor es la Asamblea Nacional Constituyente, que procura una movilización política a nivel nacional y busca reforzar el compromiso de sus seguidores con la revolución en el marco de elecciones municipales.
En el caso de la Asamblea Nacional, se creó una Comisión especial de consulta para el rescate de los derechos mediante un proceso de diálogo, presidida por el diputado Stalin González, cuya misión está orientada a consultar a la sociedad civil, precisamente, sobre el diálogo con el Gobierno nacional[1].
Esa consulta, según información pública, se realizará desde el 20 hasta el 27 de noviembre 2017 y sus conclusiones serán presentadas en la sesión plenaria de la Asamblea Nacional el próximo 28 de noviembre de 2017.
En el caso de la Asamblea Nacional Constituyente, la Comisión Permanente de Participación Ciudadana, presidida por Dario Vivas, asume la tarea de promover un proceso de movilización política y electoral con sus seguidores.
Ese contacto supuestamente será realizado a través de los consejos legislativos estadales y los concejos municipales, que abrirán sus espacios para divulgar, debatir y promover las leyes presentadas por el Presidente; pero además, serán los responsables de impulsar las llamadas asambleas de base constituyente[2].
Para Darío Vivas esa estrategia de la Asamblea Nacional Contituyente debe impulsar la creación de lo que llamó “ciudades constituyentes”[3].
Además, la Comisión de Participación de la ANC anunció la activación de una aplicación disponible para Andorid denominada Veideas, a través de la cual será fácil aportar sugerencias a las distintas comisiones de la ANC[4].
El régimen intenta cohesionar a sus seguidores con una estrategia de movilización política estadal y municipal, a través de una agenda política concreta. Claramente, de esta forma va construyendo una maquinaria electoral y política para esta elección municipal, así como en el 2013 hicieron con el programa Comuna o Nada, que se lanzó justo fechas previas a las elecciones muincipales de aquel año. Esta articulación de la Asamblea Nacional Constituyente con los poderes legislativos estadales y municipales, a los fines de divulgación de las actividades de la ANC y la conformación de comités estadales constituyentes y asambleas de base constituyente, advierten de una clara estrategia electoral para las elecciones presidenciales que muchos anuncian se producirán en el primer trimestre del año 2018.
Mientras el régimen cohesiona a sus electores, la Asamblea Nacional abre sus puertas en su sede para valorar la visión de las organizaciones a la sociedad civil organizada sobre el diálogo. Esperamos que ese importante esfuerzo contribuya a construir consensos entre la dirigencia política nacional en este tema que claramente los divide.
Es muy evidente para cualquier observador que el tema del diálogo en República Dominicana no logra cohesionar a la dirigencia política y, en consecuencia, menos aún a la sociedad venezolana.
Sólo en el ámbito de la Asamblea Nacional, la creación y las declaraciones de la nueva fracción parlamentaria denominada 16J, pone de relieve que hay discrepancias, que hay diferencias y que el tema del diálogo genera desconfianza entre los actores políticos de oposición[5].
Pero además, fuera de la Asamblea Nacional, la existencia del movimiento Soy Venezuela alimenta esa percepción de división, en particular cuando leemos en su plataforma web que se presenta como una nueva alternativa de coalición que se autodefine alejada de la crisis de representatividad e ineficacia de las coaliciones anteriores[6].
Por último, otro elemento claro del quiebre de ese compromiso unitario está en las declaraciones de Antonio Ledezma desde Madrid, donde exhortó a una purga dentro de la oposición para evitar contradicciones[7].
Todos estos elementos y la poca disciplina partidista evidenciada en las elecciones municipales, ponen un preocupante acento en el hecho de reconocer que el régimen logró sembrar la desconfianza entre los actores políticos, entre estos y la sociedad.
La falta de cohesión como consecuencia de la ausencia de una hoja de ruta estratégica que no se limite a lo estrictamente electoral, claramente es un enorme desafío, que se agrava por la incapacidad manifiesta de nuestra dirigencia nacional de dialogar, debatir y negociar para lograr consensos para esa necesaria hoja de ruta, dando ejemplo y modelaje de unidad a la sociedad en general.
La MUD debe repensarse. Desde hace mucho tiempo debió haber salido de la Asamblea Nacional, hoy no parece que el tiempo favorece para esa labor, más si se plantean elecciones presidenciales en el primer trimestre del año.
Los ciudadanos percibimos con gran frustración la ausencia de esa hoja de ruta y ello alimenta la desconfianza y  genera niveles de ansiedad importantes. Más aún cuando no hay canales expeditos de comunicación para el debate y los acuerdos entre ciudadanos y partidos políticos a nivel municipal que es donde más efectivamente puede lograrse un proceso de discusión para lograr explicar, divulgar y construir consensos sobre los desafios que hoy se nos presentan como sociedad democrática.
Vivimos en una orfandad ciudadana, que se agrava aún más porque en silencio vamos sintiendo los efectos de la hiperinflación, sin que esta se acompañe de un proceso de pedagogía social que nos permita comprender y prepararnos para esa tragedia económica.   No pareciera haber un debate político sobre el tema.
Son tiempos confusos, sin una hoja de ruta estratégica, y se hacen más inciertos y complicados.
Es urgente un pacto político, un gran acuerdo político nacional, refrendado por la sociedad civil, que reconozca ante la opinión pública que hay diferencias, que diseñe los mecanismos para resolverlas de manera transparente ante los ojos del ciudadano y en cuyo espíritu los dirigentes políticos asuman su responsabilidad histórica de convertirse en orientadores de la opinión pública. Estas premisas fueron parte del contenido del Pacto de Puntofijo, documento tan satanizado por la revolución y tan desconocido por los venezolanos, pero cuyo espíritu hoy cobra mayor vigencia como referencia para el aprendizaje social y político.
Sin Unidad perdemos todos.

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